Carlos Menem amenazó con abandonar el PJ y competir por afuera si la interna no era mano a mano. Antonio Cafiero, condicionado por el riesgo de fractura e íntimamente confiado en que su victoria era inevitable, accedió a la petición última del riojano. Fue un error táctico que tuvo un precio monumental: la interna fue de boleta corta, solo de fórmulas presidenciales, sin arrastre de abajo, sin que gobernadores e intendentes arriesguen su propia suerte. Resultó un factor clave que benefició a quien tenía menos estructura, Carlos Menem.
Ocurrió el sábado 9 de julio de 1988, votaron algo más de 1 millón y medio de afiliados, y fue la única vez que el peronismo eligió, por internas nacionales y de voto directo, a su candidato presidencial. Pasaron casi tres décadas y media, dos etapas peronistas con jefaturas casi antagónicas -Menem y los Kirchner- y en lo que puede perfilarse como otro proceso transicional, el peronismo se encamina a la que sería (aunque todavía hay que esperar hasta el 24 de junio, cuando cierran las listas) a su segunda interna nacional.
Máximo Kirchner, que asimiló el mandamiento de Néstor Kirchner de que para gobernar el país y el peronismo había que controlar el conurbano, pareció revisitar aquella disputa cuando impuso tres reglas de hierro en el reglamento de la filial bonaerense de Unión por la Patria (UP) que funcionan como un inhibitorio intenso para las pretensiones de Daniel Scioli de anotarse como candidato presidencial o, al menos, tener boletas en todos los territorios, de punta a punta de la oferta electoral.
Kirchner, que aliado con Sergio Massa y los intendentes del PJ, controla la Junta electoral de UP bonaerense desplegó un esquema que establece tres cláusulas que, en la práctica, parecen destinadas a minimizar la pretensión del embajador de llegar a las PASO con un soldado en cada pueblo. Figuran en el reglamento de la alianza UP que regirá los términos y condiciones de las elecciones primarias. Ese texto lleva la firma de todos los integrantes de la junta partidaria, cuyo presidente es Leo Nardini, ministro de Infraestructura bonaerense, y la vice es la senadora Teresa García, referenciada en Cristina. En la mesa hay, además, tres massistas (Rubén Eslaiman, Ramiro Gutiérrez y Sofía Vanoli), el intendente Mariano Cascallares, el insaurraldista Juan Pablo De Jesús, las camporistas Daniela Villar, Margarita Recalde y Marina Moretti. En la primera reunión de esa mesa, el miércoles, estuvieron presentes con voz pero sin voto -ni firma- el sciolista Alberto Pérez y Javier García, delegado de Victoria Tolosa Paz.
Reglas
“Si la mayoría del espacio político está de un lado, ¿por qué se le van a ofrecer espacios al sector que es muy minoritario?”, explican en el PJ. Y admiten que se trata de tres gatillos que, objetivamente, tienen como propósito que a Scioli y Tolosa Paz les cueste conseguir aliados en los territorios. Se trata de una cuestión que a simple vista parece instrumental, pero que tiene matriz política porque, sobre todo luego del mensaje que desde Río Gallegos dio Cristina Kirchner, apuntan a que no haya PASO y si, eventualmente, se llegase a esa instancia, el sector que aparece cercano a Alberto Fernández, lo haga limitado o disminuido.
Así como en el sciolismo suelen jugar con la referencia histórica y decir que el embajador en Brasil es el retador, el Menem de esta pulseada, en el mundo PJ plantean que la decisión es que el espacio más amplio, que comparten el PJ, los intendentes y el kirchnerismo, haga valer ese peso y haga uso exclusivo de su territorialidad. “Si quieren PASO, que sea a todo o nada, que armen boleta en cada pueblo y ahí vemos qué vale cada uno”, expresa un dirigente de la mesa chica bonaerense.
Traducción: que la estructura, eso que que más coloquialmente se llama aparato, juegue donde tiene que jugar y que lo haga, además, con una sola camiseta. En eso, también, hay un mensaje: cuando se imponen las pautas por escrito en el reglamento se cementa una norma que, de otro modo, debería funcionar mediante la conducción política. Vale, quizá, aquella máxima peronista de que los muchachos son buenos pero si los controlan, son mejores.
“Las condiciones para participar de una interna en Unión por la Patria son estas. Cuando se va a competir a un lugar, uno debe aceptarlas y si no te gusta, o no competís o vas a hacerlo por otro lado”, detalló un operador camporista que explicó que Scioli y Tolosa Paz siempre estuvieron al tanto de los términos y condiciones para competir. ¿Se puede judicializar? Sí: existe la instancia de recurrir a la Junta Electoral Bonaerense para poner en debate las condiciones que fija el reglamento. ¿Con qué argumento? Cerca de Tolosa Paz hablan de que esas pautas no dejan lugar a las minorías.
En el entorno de Scioli explican que Máximo Kirchner aceptó, según dijo en su carta intensa, la propuesta sciolista de un piso de 30% y lugares en los eslabones 4, 9 y 12 de la boleta de diputados nacionales pero que esas condiciones no se respetan a nivel provincial. Este viernes, Teresa García jugó una carta más: tomó una frase “amable” de Scioli sobre Patricia Bullrich para plantearle que si su intención era tener buen trato con la exministra del PRO, se vaya a Juntos por el Cambio (JxC) o compita por un espacio “independiente”.
Sin esquema Y. En el reglamento, se estableció que los candidatos a intendente solo pueden ir en la boleta con un solo candidato a gobernador. A su vez, los gobernadores solo pueden ir colgados de la boleta de un candidato presidencial. En la práctica, esto evita que por ejemplo, algún intendente pueda llevar en simultáneo las boletas de Axel Kicillof y Victoria Tolosa Paz, los potenciales candidatos a gobernador por UP en la provincia. Tampoco, por carácter transitivo, Kicillof podría -aunque quisiera- ir colgado de la boleta de Daniel Scioli y, al mismo tiempo, en otra boleta que lleva para presidente al candidato de Cristina, sea Massa o Wado De Pedro. De ese modo se anula, por reglamento, el esquema de la “Y” que permitiría a los intendentes jugar a dos puntas y repartir, en simultáneo, las boletas de todos los presidenciables. Con eso, Máximo alambra la estructura de poder territorial y trata de que ningún intendente pueda apostar, al menos en igualdad de condiciones, por los dos candidatos. Existen atajos como el reparto de boletas cortadas, conocido como delivery, pero su impacto es menor, casi simbólico en una elección provincial aunque pueda servir a nivel local. Sí, en cambio, está permitido que haya varios candidatos a intendentes que vayan colgados de la misma boleta de gobernador.
Reparto. El piso del 30% que impuso el reglamento, que es de por sí alto aunque Kirchner lo haya presentado como una concesión, tiene una letra chica que es implacable. Si la lista de minoría supera ese porcentaje, se queda con tres de los primeros doce lugares de las boletas de diputados nacionales: el lugar 4, el 9 y el 12. Ese reparto se hace más duro en los cargos de legisladores provinciales y de concejales en los distritos. Por ejemplo, en un distrito del gran Buenos Aires, la lista de minoría que supere el 30% puede ubicar el sexto o séptimo concejal, un lugar que en la mayoría de los municipios es de difícil acceso. El piso alto del 30%, más una distribución que es poco tentadora para los disidentes (que puedan, por caso, sumarse al dispositivo Scioli-Tolosa Paz) deberían aceptar competir aunque la posibilidad de lograr lugares en las listas sea muy difícil.
Avales. Por último, si la voluntad política persiste, el espacio de Scioli-Tolosa Paz deberá cumplir otro requisito que no es fácil. Para anotar sus listas deben presentar avales de afiliados del PJ y, además, de afiliados de otros partidos que integran UP. El modelo histórico incluía 5 partidos. Frente Renovador, Kolina, Frente Grande, Nuevo Encuentro y Partido de la Victoria. Para que el sciolismo no tenga que ir a buscar la firma de afiliados del FR massista, Máximo dio la indicación de que los avales deban ser del PJ y de 3 de los otros 5 partidos. A simple vista, tampoco podría ser sencillo: ¿por qué afiliados de Kolina de Castagneto o Nuevo Encuentro de Martín Sabatella, pondrían su gancho para facilitar la participación de Scioli, Tolosa Paz o candidatos en los distritos? Hubo contactos con Máximo Kirchner y la indicación del diputado y jefe del PJ bonaerense fue que, en lo posible, se faciliten esos avales. “Uno de Scioli llamó a un partido para pedir que le manden 300 avales. No funciona así: Máximo dijo que ayuden pero que Daniel tenga el gesto de pedir las cosas bien, no como si fuese una escribanía”, contaron en el PJ. En el mismo tono que Teresa García, Diana Conti salió a cuestionar la frase de Scioli sobre Bullrich. El dato es relevante porque Conti preside el Partido de la Victoria, uno de los partidos que aporta avales. No, quizá, respecto a Scioli pero con otras candidaturas puede ocurrir que lograr la cantidad de avales -para gobernador son 24 mil- se vuelva dificultoso.
PI