Serán 18 días de presión, de rosca y dudas. Desde hoy y hasta el martes 29 de diciembre, los senadores que aún no blanquearon su voto serán escrutados con lupa. Periodistas, colegas, jefes políticos, amigos, familiares (¡sus hijas!), militantes verdes y celestes machacarán con una pregunta: ¿a favor o en contra de la legalización del aborto? Y la mayoría de las veces la consulta involucrará la expectativa de determinada respuesta. Quien pregunte estará lejos de ser neutral.
Ante un escenario de empate virtual, quizás con una leve ventaja en favor de la legalización, un puñado de indecisos definirá la suerte del proyecto. Si bien el poroteo es dinámico y por momentos se vuelve histérico, hay dos senadores que no dieron pistas de su decisión. Y por haber asumido en diciembre de 2019, tampoco tuvieron que tomar partido en la votación en 2018. O sea, no existen antecedentes de referencia para anticipar su postura.
Una es admiradora de Arturo Illia, tiene 76 años y es profesora de lengua y latín. Se trata de Stella Maris Olalla, una senadora de perfil bajísimo. El diputado Mario Negri todavía la llama afectuosamente “mi profe”, cuando se la cruza. Porque ella le dio clases de literatura en un colegio de Nogoyá, el departamento entrerriano en el que nació Negri. Desde marzo, Stella Maris Olalla se pasa los días prácticamente enclaustrada en su departamento de Paraná por miedo al Covid. Y desde ahí, tecleará por una de las tres opciones posibles.
El otro senador indeciso vive en Concordia, pero va y viene hacia Buenos Aires. Se llama Edgardo Kueider y es la mano derecha del gobernador peronista Gustavo Bordet. Tiene 48 años y cinco hijos. Es un católico light, según lo define un compañero y amigo.
Fue uno de los pioneros en trabajar por una unidad amplia del Frente de Todos en Entre Ríos: en concreto, empujó una alianza entre cristinismo y el peronismo tradicional, incluso antes de que Alberto Fernández fuera elegido candidato. La necesidad del “diálogo político” es su muletilla y su estampita ideológica.
En las proyecciones previas circulantes en el Senado, se incluye a Kueider en la lista de los que se opondrán a la IVE. Él no lo desmiente, ni lo confirma. Pero con Alberto Fernández militando activamente en favor de la legalización, su organicidad será puesta a prueba cuando ya no haya tanto margen para los libre-pensadores. ¿Si el presidente o Cristina Kirchnen le piden que repiense su voto, qué haría Kueider? “No tendría margen”, concluye un dirigente cercano al senador. El 29 de diciembre, estará presente en el Senado.
Hay otros dos senadores que todavía dudan. Pero, a diferencia de Stella Maris Olalla y Edgardo Kueider, ya dieron ciertos indicios sobre su preferencia. Son el radical pampeano Juan Carlos Marino y la rionegrina peronista Silvina García Larraburu.
La indefinición pública que mantienen los cuatro legisladores encierra una paradoja: si bien el objetivo de no adelantar el voto es evitar que los acosen, la zona gris se vuelve un llamador para el lobby verde o celeste. Un pressing ejercido con violencia en algunos casos: el diputado jujeño Daniel Ferreyra, del Frente de Todos, denunció que tanto él como su hija recibieron amenazas por haber adelantado su voto a favor del proyecto de IVE.
“No es un buen día para mí, parece que no todos entienden lo que significa la palabra democracia”, reveló durante el debate que terminó con la media sanción. “No estoy actuando libremente y a la hora de votar me voy a abstener, les pido disculpas”, remató.
Tanto Silvina García Larraburi como el pampeano Marino cuentan con una extensa trayectoria legislativa. Ambos se opusieron al proyecto en 2018. Pero esta vez podrían revertir aquella decisión. “Yo no especulo, pero el proyecto es totalmente distinto y la situación es totalmente distinta, estamos analizando la letra chica. Ahora hay un gobierno que apoya y apuntala la salud de una manera categórica”, opinó días atrás la senadora barilochense.
En 2018, en cambio, había rechazado la IVE con argumentos centrados en la supuesta utilización política del macrismo. Aseguró que el proyecto “llegó al Congreso de la mano del duranbarbismo”.
¿Podría, esta vez, replicarse aquella lógica pero en sentido inverso? Es decir, ¿que se opongan algunos senadores de Juntos por el Cambio, votantes por la afirmativa en 2018, para no permitirle a Alberto Fernández la capitalización de la sanción histórica? Por ahora, no parece posible. El macrista Humberto Schiavoni, por ejemplo, está firme en sostener su aval al proyecto. Los cordobeses PRO Ernesto Martínez y Laura Rodríguez Machado, también. Pero lo cierto es que aún no empezó el juego de presiones políticas a cara de perro.
Cerca del pampeano Marino, admiten que el senador radical está en proceso de revertir su postura de 2018: aquel rechazo podría derivar en una abstención o incluso en apoyo. Uno de los motivos es la prédica pañuelo verde de su hija.
En Entre Ríos, hay final abiertísimo para Stella Maris Olalla y Edgardo Kueider. Hija de un dirigente radical, la senadora Olalla anunciará su voto el día mismo de la sesión. Y en los próximos días evitará hacer declaraciones. En uno de los últimos reportajes que dio, hace más de un mes, se refirió a la IVE. Algo elusiva, opinó: “Yo no he profundizado en los proyectos en danza, pero sí he profundizado como docente es la Educación Sexual, entendiéndola como absolutamente necesaria y eso no se fue haciendo”.
Stella Maris Olalla fue ministra de Educación del radical Sergio Montiel. Fue senadora provincial y tesorera de la UCR. Si bien no se define feminista en absoluto, admite que “en la política en algunos momentos tuve inconvenientes, y esencialmente los atribuyo a que era mujer”.
Nació en Diamante, pero pasó casi toda la vida en Paraná. Es viuda y tiene 3 hijos: una médica, un odontólogo y un contador. La médica vive en Buenos Aires y es con la que más habla sobre la necesidad de legalizar el aborto.
Otro dato sobre su posición: su referente político en la UCR es el diputado nacional Atilio Benedetti. ¿Cómo votó Benedetti hoy a la mañana? Fue uno de los 131 diputados que dio el sí.
AF