Con comercios abiertos, los colectivos en la calle y sin subtes ni trenes, el paro de la CGT se cumple con fuerza dispar

Con la decisión de la UTA de no sumarse al paro general convocado por la CGT para este jueves y los colectivos en la calle, mientras que el resto de los gremios del transporte (trenes, subtes, taxis, aviones) sí se plegaron, la medida de fuerza tuvo acatamientos dispares, con actividades en las que la huelga se siente con fuerza y otras que funcionan con normalidad.
Las voces que pudieron escucharse en las calles a través de las consultas de los medios de comunicación, mostraron también reacciones dispares, con gente que acuerda con la protesta de los gremios que representan a los trabajadores y considera “grave” la realidad salarial, pero con la “imposibilidad” de plegarse al paro por la necesidad de no perder la jornada laboral (o por temor a represalias de la patronal), y quienes se manifestaron en concordancia con el pensamiento del gobierno de Javier Milei y en contra de la dirigencia sindical.

Durante la jornada, en algunos sectores se vieron largas filas en las paradas de colectivos, único transporte público que desde el sindicato que los nuclea, la Unión tranviarios automotor (UTA), decidió continuar con el acatamiento de la conciliación obligatoria dictada por la Secretaría de Trabajo el pasado 27 de marzo y que está vigente hasta este viernes, con el objetivo de no trabar las negociaciones salariales en curso, además de los conflictos internos y las diferencias que existen entres las conducciones sindicales.
Si bien Andrés Rodríguez, secretario adjunto de la Confederación General del Trabajo (CGT), afirmó que el paro “está siendo importante” y que desde varios sindicatos informaron que “hay un ausentismo muy grande” en la mayoría de los gremios adheridos, y que se vieron las estaciones de trenes y subtes desiertas, la calle tuvo movimiento, los comercios abrieron y trabajadores de distintos rubros no se plegaron a la medida de fuerza.
En tanto, en otros sectores, como los ferrocarriles, los subtes, los trabajadores aeronáuticos, camioneros, los servicios marítimos, la recolección de residuos, muchas oficinas públicas, los correos, los bancos estatales y las escuelas y universidades públicas, el acatamiento fue total.
En otros, como las insituciones educativas o bancos privados, las industrias, fábricas o los comercios, la situación fue dispar, atada a la posibilidad de trasladarse a los lugares de trabajo y a la decisión personal de adherir o no a la medida de la CGT.
La situación en el interior del país también es dispar, dependiendo de las actividades principales de cada distrito y la posibilidad de trasladarse a sus puestos de trabajo en medios de transporte.
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