De las 21 hasta las 0:30. En Olivos, Alberto y Cristina Fernández se vieron a solas, en una charla larga, luego de casi 5 meses -¿o más?- sin que la vice pisara la quinta presidencial. Al borde del abismo, la renuncia de Martín Guzmán apuró un mano a mano que suplicaba todo el sistema del FdT, que el presidente rehusaba, porque el pliego de condiciones que filtraba el sistema K parecía durísimo, y que, de modos cada vez más brutales, la vice reclamaba.
“Condición imprescindible, pero no sabemos si suficiente”, sintetizó ante elDiarioAR un funcionario del territorio Alberto que terminales en el continente Cristina. La conversación telefónica, que se demoró 36 horas desde la renuncia de Guzmán, fue “tensa pero buena” y marcó una tendencia que, en medio de un vínculo deteriorado, estará sometida a múltiples presiones.
“Quedó la línea abierta. Eso es importante”, dicen en el FdT y trasmiten que luego de la charla por teléfono y del encuentro a solas en Olivos, se reactivó un ámbito para que los Fernández analicen y tomen medidas en conjunto. No habría, al menos en lo inmediato, nuevos cambios en el gabinete. En Casa Rosada, dicen que en medio de las turbulencias financieras, no es relevante desplazar a, por caso, el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, funcionario muy criticado por el kirchnerismo. “En medio de la presión de los mercados, todo el esfuerzo del gobierno debe estar en respaldar a Batakis. Ella explica y se va a ir calmando”, confía, optimista, un ministro.
En el oficialismo, sobre un escenario de incertidumbre, trabajan sobre otra idea: que haya una foto pública de Alberto y Cristina, un acto, una actividad de gobierno o, incluso, una instantánea de ellos trabajando juntos. Pero debe pasar un episodio: el viernes, Cristina volverá a encabezar un acto, esta vez en El Calafate, que estaba programado desde hace un mes y donde estará junto a la gobernadora Alicia Kirchner, y al ministro de Educación nacional, Jaime Perczyk. Las apariciones de la vice se convirtieron en una tortura para Fernández. En teoría, tras el restablecimiento del diálogo, el discurso de Cristina no debería tener, como sus últimos mensajes, fuego sobre el presidente. En teoría, la escala santacruceña era previa al reinicio de las conversaciones entre los Fernández.
Es Batakis
La salida de Guzmán, una de las cláusulas que ponía la vice, precipitó la crisis. El sábado, en Zárate, Fernández se enteró de la renuncia indeclinable y tuvo un cruce duro con el economista. Existió una conversación 48 horas antes, pero no había nada que indique que esta vez, el ministro dejaría el gobierno. “Alberto se jugó todo por Guzmán y el otro se fue así: le tendría que haber dado 10 o 15 días para armar la transición y no lo hizo porque nunca le importó ni el país ni el gobierno”, se descargó un entornista del presidente.
“Cuando vio que la inflación en junio iba a ser más alta y las pautas con el FMI estaban difíciles, se rajó”, descargó su furia sobre el exministro y recordó que Fernández, en la jura de Batakis, no le agradeció al saliente como si había hecho, por caso, con Matías Kulfas durante la asunción de Daniel Scioli en Desarrollo Productivo. “Guzmán enturbió la relación entre Alberto y Cristina”, apuntó ese funcionario.
El shock por la renuncia de Guzmán, en medio de un discurso incendiario de la vice, se convirtió 30 horas después en la llave no solo para que los Fernández retomen el diálogo sino para que, además, vuelvan a interactuar en la toma de decisiones. El domingo, temprano, el presidente le ofreció la cartera de Economía a Sergio Massa, que la rechazó porque querían un cambio integral del gabinete. En ese momento, había consultas intermediadas con la vice pero la oferta a Massa fue sin una sondeo aunque, daban por hecho en Olivos, contaría con el aval de Cristina, ya que el diputado fue en el último tiempo uno de los pocos correos entre ambos.
Entre eso y Batakis pasaron cosas. La economista fue la tercera opción en el menú de Alberto. La primera fue Massa, y la segunda fue Emanuel Alvarez Agis, que había sido sondeado pero puso como condición, según dicen fuentes del FdT, que exista un aval explícito de Cristina. “Quería que lo convoquen los dos”, confió un dirigente que estuvo en Olivos todo el domingo y contó que ese fue uno de las razones que intervinieron para reabrir el diálogo, además de la mediación de Estela de Carlotto.
En paralelo, avanzó la propuesta que acercó Miguel Pesce, titular del BCRA, para convocar a Batakis. Fernández dio el OK, hizo consultas y pidió que la ubiquen. Luego se produjo la conversación telefónica, que duró más de 50 minutos, el presidente y la vice. Uno de los temas que formó parte de esa charla fue Álvarez Agis y, según una fuente contó a elDiarioAR, Cristina validó la designación de quien fue su viceministro de Economía hasta 2015, como segundo de Axel Kicillof. Sin embargo, siempre la versión de alguien que participó de las negociaciones, Alvarez Agis igual rechazó el ofrecimiento.
Eso despejó el camino de Batakis. En el primer anillo presidencial se afirma que nunca fue una opción Martín Redrado ni, tampoco, Marco Lavagna, que no hubo ningún ofrecimiento de Fernández a alguno de esos dos economistas y señalan que pudieron existir planteos de Massa. “Redrado no pasaba el filtro de Cristina ni de Alberto”, apuntaron en Olivos.
La llegada de Batakis, una economista que habita el ancho mucho del peronismo hace varias décadas, pacificó el frente interno. No había modo en que los Kirchner, Cristina y Máximo, reconstruyeran el vínculo con Guzmán, el ministro en cuya defensa el presidente dejó hilachas de poder. Con varias terminales y múltiples nacionalidades políticas, Batakis alineó hasta acá el frente interno pero le queda lo más duro: domar la crisis cuyo talón de Aquiles es la falta de dólares.
La filtración del encuentro del lunes, luego del diálogo teléfono que el domingo, tuvo un sentido puntual: explicitar que se retomó el diálogo en el primer nivel del FdT. La filtración fue el mensaje. Falta, deslizan en el oficialismo, un gesto político más: que los Fernández se muestren juntos.
Sobre el acto del viernes en Calafate, un funcionario sostiene que “lo mejor sería que ni mencione”. Si, efectivamente, quedó una línea abierta de consultas cruzadas entre Alberto y Cristina, no sería de esperar que el discurso del viernes mantenga la línea de los últimos de la vice. Sin afirmaciones tajantes, en el cristinismo repiten que era “necesario” retomar el diálogo y que eso sería el primer paso para volver a encauzar la relación política, que en el último tiempo se embarró con tensiones personales.
PI