Javier Milei llegó a Corrientes 40 minutos antes de su exposición en el 10º aniversario de la fundación Club de la Libertad y pidió expresamente a los organizadores tener un momento libre antes de salir a escena. Dijo que “estaba cansado” y argumentó que se debía a la agenda de viajes y al frenesí de la gestión. Compartió un espacio reservado del primer piso del salón de eventos privados Espacio Andes con su hermana, Karina, y Alberto Medina Méndez –director de la fundación– y su esposa.
Mientras tanto, la política pasaba por otro lugar reservado: en la planta baja, el ministro del Interior, Guillermo Francos, se reunía con el gobernador Gustavo Valdés, que tributa en Juntos por el Cambio y que había ido al aeropuerto para recibir personalmente al Presidente. En medio de la disputa de la Nación con las provincias tras el fracaso de la ley ómnibus, la foto de Milei con el correntino buscó distender la tensión. Hoy Francos hará su parte con un grupo de gobernadores peronistas en Salta.
Milei intentó ocultar su cansancio en su intervención de casi una hora hablándole pausado a un millar de personas. Sentado y micrófono en mano, su estado físico no le impidió desplegar en su repertorio fogonazos polémicos y frases filosas contra “la casta” en su mano a mano con Medina Méndez, quien buscó hacer un repaso de su trayectoria académica y política. Era la novena vez que Milei intervenía en una actividad del Club de la Libertad, un think thank local con el que tiene vínculo desde sus inicios.
“Los políticos parten del supuesto de que la gente los ama; yo, de que la gente los odia y que les parecen una mierda”, soltó sin titubear en un momento el Presidente. “El Congreso es un nido de ratas”, acusó en otro pasaje. “Los políticos no son ágiles, son soretes”, disparó. No parecía haberse percatado que Valdés estaba sentado en la primera fila, al lado de Francos y de Karina. Al gobernador no le quedó otra que compartir los aplausos con el público y dejar entrever alguna que otra sonrisa socarrona.
Milei llegó a Corrientes pasadas las 19 en un avión oficial. Fue Valdés, de extracción radical, el que tuvo el gesto de compartir en las redes sociales una foto suya recibiéndolo en la pista de aterrizaje. De ahí el Presidente viajó hasta el salón de eventos acompañado de Karina y del diputado nacional Lisandro Almirón. Hubo un momento de zozobra en el vehículo cuando el legislador se enteró que iba a ser parte de la demorada comisión bicameral de DNU. Tuvo que excusarse ante el Presidente y “El Jefe” por la cantidad de veces que le sonaba el celular.
La primera vez que Milei había participado en Corrientes de una actividad del Club de la Libertad fue ante no más de 20 jóvenes sobre Milton Friedman, uno de sus economistas liberales referentes, Nobel en 1976. Ayer recordó que él mismo tuvo que pagarse el pasaje desde Buenos Aires. Este lunes la situación fue otra: un cordón de la policía local y de la Gendarmería custodiaron celosamente el espacio de su conferencia.
Sin embargo la convocatoria no fue muy popular: al salón solo ingresaron invitados previamente registrados y que portaban un QR en sus celulares. Afuera, en el espacio de una cancha de básquet, los organizadores dispusieron una pantalla gigante, pero apenas se juntaron pequeños grupos de militantes libertarios silvestres. La temperatura este lunes en Corrientes rozó los 40 grados. “Está para quedarse a vivir acá adentro”, se emocionó un invitado al evento al disfrutar el aire acondicionado del salón.
“Cuando arranqué era demasiado rojo, hoy no lo podría soportar”, dijo Milei al comienzo de su entrevista con el director de la fundación libertaria. Recordó sus inicios profesionales –destacó, por ejemplo, la “experiencia” que acumuló en el Estudio Broda– y puso especial énfasis cuando gracias a uno de sus libros que predecían la crisis del 2014 se hizo famoso. “Vendí el producto y me hice presidente”, remató.
Milei tampoco tuvo vergüenza en compararse con Lionel Messi. “Los partidos los gana Messi”, aseveró al intentar contrarrestar las críticas hacia su gobierno. “No hay nada más cobarde que quedarse afuera y tirar piedras. Meterse en este barro no es gratis. Se han dicho cosas aberrantes de mí, de mi hermana, de mi familia”, afirmó. Entre las sillas se paseaba el cineasta Santiago Oría, funcionario de la secretaría de Medios, que registra 24/7 los movimientos del jefe de Estado. También lo acompañó a Corriente el portavoz, Manuel Adorni.
No hay nada más cobarde que quedarse afuera y tirar piedras. Meterse en este barro no es gratis. Se han dicho cosas aberrantes de mí, de mi hermana, de mi familia
Hizo un repaso por la construcción política de La Libertad Avanza desde su candidatura a diputado nacional en 2021 y tomó de punto a Ricardo López Murphy con quien disputó entonces al electorado liberal de la Capital Federal. Lo acusó de ser “un anabólico de Larreta” y lo tildó de “traidor” por su voto en contra en algunos incisos de la ley Bases siendo parte hoy de la bancada de Hacemos Coalición Federal, que conduce Miguel Pichetto. “Se disfrazó de liberal pero es una verdadera basura. El que traiciona una vez, traiciona siempre”, apuntó.
El rencor del Presidente con los legisladores opositores dejan entrever que no tendrá una tarea fácil si quiere construir nuevas mayorías en el Congreso para avanzar con distintas leyes para recuperar los capítulos de la ley ómnibus caídos. Por caso, Milei elogió el rol de Martín Menem, jefe de Diputados.
Esta vez el Presidente evitó mencionar a Lali Espósito, a quien atacó en reiteradas oportunidades la semana pasada, pero sí hizo referencia a que tuvo “una discusión con una artista popular”. Enmarcó la polémica en su “batalla cultural”: “Si yo me pongo a hablar de Gramsci es un bodrio”, se justificó. “La batalla es cultural y es política. Si el político usa artistas para venderles pescado podrido, le están lavando el cerebro, lo mismo que hace la educación pública y los medios de comunicación”, afirmó.
Milei incluso polemizó con la UCA, que detalló en un informe durante el fin de semana que la pobreza ya alcanza a 57% de la población. Dijo que fue “un número dibujado”. Y defendió su política de déficit cero que consiguió de la mano del brutal ajuste de Luis Caputo al frente de Economía. “El único que tuvo las pelotas para hacerlo fui yo”, autoelogió sus medidas de fuerte desregulación de la economía. Y coronó su intervención con una frase de puro narcisismo mileísta: “Soy orgullosamente anarcocapitalista. Soy loco pero no soy boludo, no como vidrio”.
MC/JJD