Los pañuelos blancos con las leyendas “Nunca Más” y “Fueron 30.000” que se destacaron en las inmediaciones del Congreso, donde fue velado el expresidente Carlos Menem, simbolizaron la postura de las principales referentes de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, históricas críticas del mandatario fallecido, especialmente desde que consagrara los indultos a los jefes del terrorismo de Estado en 1989 y 1990.
Las Madres-Línea Fundadora Nora Cortiñas y Taty Almeida, la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, y su par de Abuelas, Estela Barnes de Carlotto coincidieron en repudiar aquellos indultos a los comandantes y represores, algunos de los cuales habían sido condenados en el histórico Juicio a las Juntas de 1985, así como las políticas del presidente fallecido. De las cuatro, Carlotto fue la que buscó compensar y resaltó que, pese a los retrocesos en las políticas de Memoria, Verdad y Justicia, el Gobierno de Menem creó el Consejo Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), organismo clave para la recuperación de los nietos robados por los represores.
“Fue un hombre que se destacó en la política, pero que tuvo contradicciones. Yo no le tengo rencor”, reconoció la presidenta de Abuelas en diálogo con Página 12. “Él hizo muchas trampas políticas y cometió inexactitudes políticas muy perjudiciales para el país. Pero mi memoria está centrada en recordar lo bueno. En el 92 nos recibió a mí, a dos abuelas más y a Alicia Pierini, que entonces presidía la Conadep (Comisión Nacional de Desaparición de Personas), en Olivos. Habíamos ido para hablar sobre la creación de una comisión estatal para buscar a los nietos. Nos trató muy bien, dijo que sí y al poco tiempo se creó la Conadi”, recapituló Carlotto. Para la dirigente, el legado de Menem fue menos gravoso que el de Mauricio Macri. “Menem pasó a la historia, cada cual lo juzgará. Yo tengo el corazón abierto a la buena memoria y a no vivir con malos recuerdos que envenenan, pero sí no hay que olvidar quiénes han sido los responsables de los peores males de nuestra historia: la última dictadura cívico militar”. “Menem no era una persona perfecta, pero tampoco es una persona que ha destruido el país como lo hizo Mauricio Macri”, opinó.
“Menem dictó el perdón para los asesinos de nuestros hijos e hijas. Casi nada ¿no?”
El Gobierno de Menem no sólo consagró la impunidad a través de los indultos sino que incluso ensayó alguna reivindicación de la denominada guerra contra la subversión, y expandió su política de “reconciliación” al pasado, como cuando abrazó al almirante artífice del golpe de 1955 Isaac Rojas, y al exterior, como cuando otorgó la Orden de Mayo al dictador chileno Augusto Pinochet. El propio Menem había sido víctima de la dictadura, que lo mantuvo detenido en Las Lomitas, provincia de Formosa. A su vez, una medida de su administración, la indemnización a los familiares de los desaparecidos, provocó una división entre las organizaciones de derechos humanos, con Hebe de Bonafini a la cabeza de quienes rechazaron la oferta.
“Casi nada ¿no?”
La presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo publicó un comunicado titulado “No lamento su muerte, ni deseo que descanse en paz”. “La noticia de hoy es 'Murió Menem'. Y entonces empiezan a aparecer las hipocresías. Todo el mundo hablando maravillas de él. Yo comprendo a quienes tienen que recurrir a formalidades, que están muy claras. Así es el juego institucional. Pero las Madres no podemos ser así ni tenemos que apelar a ninguna formalidad”, escribió Bonafini. “Menem dictó el perdón para los asesinos de nuestros hijos e hijas. Casi nada ¿no?”, cuestionó.
En el 92 nos recibió a mí, a dos abuelas más y a Alicia Pierini, que entonces presidía la Conadep (Comisión Nacional de Desaparición de Personas), en Olivos
“Es conveniente tener memoria. Menem fue el presidente que absolvió a los genocidas, el que intentó tirar abajo la Ex ESMA para hacer un 'parque de la reconciliación'. ¿De qué reconciliación hablaba? Ni olvido ni perdón”, sintetizó Taty Almeida, también en diálogo con Página 12. “Yo no siento ninguna tristeza. Es una persona de la que tenemos los peores recuerdos, especialmente por el indulto otorgado a los genocidas en una etapa en la que todos queríamos toda la verdad y toda la justicia. Y la historia nos terminó dando esa respuesta”, coincidió Nora Cortiñas. “Este hombre que se murió hoy no nos deja ni un legado de Verdad y Justicia, sólo impunidad y la destrucción de un país”, afirmó Cortiñas.
Repudio en las calles
Durante la campaña electoral de 1989, Menem había hablado genéricamente de “reconciliación” y “unidad nacional”, palabras utilizadas por la Iglesia Católica, jefes de las Fuerzas Armadas y los principales medios de comunicación como eufemismos para reclamar impunidad. El anuncio de que se proponía decretar indultos hecho público poco después de la asunción del peronista riojano, el 8 de julio de 1989, generó un amplio repudio, que se tradujo en manifestaciones callejeras de centenares de miles de personas. El 9 de septiembre, cerca de 500.000 personas marcharon por el centro de Buenos Aires y en Plaza Congreso se realizó un acto en el cual familiares de desaparecidos leyeron una carta a Menem en la cual le pedían que no firmara los indultos.
¿De qué reconciliación hablaba? Ni olvido ni perdón
Pero los reclamos fueron desoídos y el 7 de octubre de 1989, el presidente firmó cuatro decretos por los cuales les otorgó el perdón a 220 militares y 70 civiles, entre ellos el general Leopoldo Galtieri, el almirante Jorge Isaac Anaya y el brigadier Basilio Lami Dozo, integrantes de la junta militar que condujo al país a la Guerra de Malvinas y que recibieron una condena por el rol que cumplieron durante el conflicto con Gran Bretaña de 1982. También resultó beneficiado el general Carlos Guillermo Suárez Mason y los carapintadas amotinados de Semana Santa (1987), Monte Caseros y Villa Martelli (1988), entre ellos el coronel Mohamed Alí Seineldín y el teniente coronel Aldo Rico.
A pesar del rechazo que habían generado los primeros indultos, Menem concretó la segunda tanda el 30 de diciembre de 1990, con otros seis decretos. Recuperaron así la libertad Jorge Rafael Videla, Emilio Massera, Orlando Ramón Agosti, Roberto Viola y Armando Lambruschini, jerarcas militares que integraron las juntas y que habían recibido duras condenas por violaciones a los derechos humanos en el histórico juicio de 1985. También recibió el indulto el líder montonero Mario Eduardo Firmenich, condenado por el secuestro del exdictador Pedro Eugenio Aramburu; el general Ramón Camps, sentenciado por violaciones a los derechos humanos; Martínez de Hoz y la dirigente justicialista Norma Kennedy, procesada por malversación de fondos y sin condena firme.
Este hombre que se murió hoy no nos deja ni un legado de Verdad y Justicia, sólo impunidad y la destrucción de un país
Antes, mediante las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, sancionadas durante el Gobierno de Raúl Alfonsín, centenares de represores habían quedado impunes, entre ellos el marino Alfredo Astiz, uno de los íconos del terrorismo de Estado.
En 2003, el Congreso derogó las leyes de Punto Final, Obediencia debida y los indultos, previa declaración de inconstitucionalidad de parte de jueces, y se reiniciaron los juicios. Al tiempo, casi todos los mencionados que permanecían con vida terminaron presos.
SL con Télam