Un informe que llegó sobre la hora y con muchas preguntas sin responder. Un Guillermo Francos que arribó sonriente y amenazó con que, si no había quorum, solo dejaría el texto y se iría. Un Martín Menem que convocó la sesión informativa para acallar los reclamos aliados y la fijó en la previa de un fin de semana largo, de modo de garantizarse un alto nivel de ausencias. La visita del jefe de Gabinete a la Cámara de Diputados había empezado mal y, ante la negativa de Francos de responder cualquier pregunta sobre el caso $LIBRA, la oposición optó por un Plan B: apostar todas las fichas a la interpelación de la semana próxima.
Hasta último momento, el Gobierno especuló con que el fin de semana largo por Semana Santa les ahorrara el encontronazo de Francos con el Congreso. La expectativa era que una falta de quorum le permitiera al jefe de Gabinete dejar el informe escrito y volver rápido a Casa Rosada: otro ardid normativo con el cual La Libertad Avanza buscaba eludir el dolor de cabeza de tener que defender a Javier Milei frente al Congreso.
Menem ya había puesto en práctica una estrategia similar el día anterior, consolidando una conformación de la comisión investigadora por el caso $LIBRA que le garantizara un empate inmovilizador. El mismo Francos había hecho lo mismo minutos antes de que comenzara la sesión, enviando un informe escrito que se negaba a responder las preguntas vinculadas al criptoescándalo. “Las preguntas referidas a la temática Libra serán abordadas por el Jefe de Gabinete de Ministros durante la sesión prevista para el martes 22 de abril del corriente año a las 14 horas”: la frase, repetida más de 70 veces a lo largo del texto, pavimentaría el clima que se viviría, horas después, en el Congreso.
“Si lo interpelaron y lo fuerzan a venir dos veces él también se va defender”, deslizaban, sonrientes, en el entorno de Francos. La oposición se lo haría valer, luego, en el recinto. Pero, por lo bajo, la atención estaba puesta en otro lado: la interpelación del próximo martes, para cuando el jefe de Gabinete deberá volver a presentarse para brindar explicaciones sobre el escándalo $LIBRA.
Mientras el jefe de Gabinete encadenaba explicaciones, los diputados de la oposición conversaban a un costado, intentando dirimir antes del inicio del fin de semana largo cómo organizarían la próxima sesión. El último antecedente que se recuerda es el de Domingo Cavallo en el 96’: entonces, el ex ministro de Economía había sido interpelado por el Senado para dar explicaciones por una reforma impositiva y terminó exponiendo durante más de 10 horas. La oposición, ahora, busca hacer lo mismo con Francos, pero primero tiene que definir un plan de acción.
El desafío de la oposición es conseguir respuestas. Ante la posibilidad de que la comisión investigadora se empantane debido a la creatividad reglamentaria de Menem –que se abocó a reformar todo el ecosistema de la Cámara de Diputados en pos de conseguirse más voceros propios en la comisión–, la interpelación es la gran apuesta opositora frente al criptoescándalo. Por lo que el objetivo es diseñar una dinámica de preguntas y respuestas que, más allá del show, fuerce a Francos a brindar las respuestas que retaceó durante la sesión informativa.
La oposición, sin embargo, no le suelta la mano a la comisión investigadora. La maniobra de Menem para empantanarla, oficializando una conformación de 28 integrantes según la cual la mitad, es decir 14, sin diputados oficialistas o aliados del Gobierno, presenta otro tipo de desafío. Un sector de la oposición pretende modificar la composición a través de forzar una interpretación del reglamento que obligue al presidente de la Cámara a respetar el espíritu del pleno cuando aprobó la creación de la comisión investigadora hace una semana. Es decir: el objetivo es usar una mayoría en el recinto para modificar la composición y dejarla como debería haber quedado previo a que Menem intercediera para armar nuevos bloques e interbloques.
La ausencia del escándalo $LIBRA y el enojo de De Loredo
Francos se negó a referirse al caso $LIBRA, escudado en que daría las explicaciones pertinentes en la interpelación de la semana próxima. La mayoría de la oposición lo aceptó con tranquilidad, pero no así Rodrigo de Loredo, la verdadera víctima del silencio del jefe de Gabinete. El presidente de la UCR -la primera, la original, que luego terminó dividiéndose en otros dos bloques más- había apostado todo a la visita del jefe de Gabinete, que había sido la oferta original de Menem a la oposición para desactivar la interpelación por el criptogate, y había quedado descolocado ante la negativa de Francos de hablar del caso $LIBRA.
La semana pasada, De Loredo había optado por plegarse al pedido del Gobierno y había votado en contra del proyecto de interpelación, junto al PRO y LLA, con la excusa de que lo que correspondía era que Francos diera explicaciones en una sesión informativa. Pero, después, Francos dio su informe y se negó a referirse al caso $LIBRA, dejando a la UCR más mileísta en offside frente al resto de la oposición.
De Loredo quiso explicar la postura de su bloque en el recinto, pero lo hizo apuntando los dardos contra el kirchnerismo y terminó trenzándose a los gritos con Unión por la Patria y algunos de sus ex compañeros de bloque. “Siendo que quienes finalmente prosperaron este pedido de interpelaciones integran un espacio político que ha sido responsable de gravísimos episodios de corrupción en la argentina, desde Qunita a Fútbol para todos. Y que ninguno de esos casos en más de dos décadas fueron causales de interpelación o juicio político”, comenzó De Loredo, pero fue interrumpido por el formoseño Fernando Carbajal. “La pedimos nosotros a la comisión”, le recordó el radical de Democracia Para Siempre, que había integrado el mismo bloque que De Loredo hasta el año pasado.
De Loredo se puso nervioso, pero siguió hablando. Hasta que interrumpió Daniel Gollán, a los gritos. “Fuimos todos absueltos. Sos un mentiroso”, le vociferó el ex ministro de Salud, quien había sido imputado en la causa por el Plan Qunita y que terminó siendo absuelto, como todos los acusados, luego de que la Justicia hubiera fallado que no había existido delito. Gollán estaba furioso, y se paró y comenzó a gritarle “Mentiroso” en la cara. La tensión escaló y Menem tuvo que convocar a un cuarto intermedio.
MC/MG