Organismos internacionales de crédito, empresarios, banqueros, fondos de inversión, medios de comunicación, fiscales, jueces, consultores y sindicalistas integran la red de contactos que Sergio Massa, flamante ministro de Economía, ha logrado construir en pos de su proyecto presidencial, pero son sus cultivados vínculos con Estados Unidos los que lo diferencian de la coalición política que integra.
Massa ha construido amistades y vínculos tanto con representantes y senadores del Capitolio estadounidense, tanto demócratas como republicanos. También con organismos del gobierno. Relaciones que se retroalimentan desde hace dos décadas y que el tigrense busca exponer como capital político.
Actualmente uno de sus vínculos más consolidados con Estados Unidos es con el estadounidense de origen colombiano Juan González, el asesor especial de Biden en asuntos relacionados con América Latina y director principal del Consejo Nacional de Seguridad para el Hemisferio Occidental. En los últimos meses, González y Massa compartieron cenas en Washington y Tigre. “Tender puentes y fortalecer los lazos bilaterales es fundamental para alcanzar las soluciones que Argentina necesita en temas claves para el presente y el futuro de nuestro país”, dijo el tigrense en su cuenta de Twitter tras visitar a González en su país, en junio de 2021.
Sus nexos con los demócratas se extienden a otras figuras pero aún mantiene su relación con el republicano Rudolph Giuliani, ex alcalde de Nueva York durante los años 90 y abogado del expresidente Donald Trump. Es uno de los vínculos más fuertes.
Massa se acercó a Giuliani por su política de seguridad “tolerancia cero” y terminó haciendo negocios. En 2018, ya fuera de la intendencia de Tigre, ambos políticos llegaron a un acuerdo que consistía en unir “talentos y experiencia” para “la prestación de servicios en asesoramiento tanto corporativo como gubernamental” a “clientes argentinos en el exterior y de empresas extranjeras en Argentina”, dijeron entonces a Infobae en el entorno de Massa.
“Giuliani abrió la puerta para extender sus contactos con consultores y lobbistas de Estados Unidos”, contó un integrante de su espacio político. El ex titular del Banco Central “Martín Redrado también le abrió puertas, ya que tiene muy buena relación con Massa”.
Massa también tiene llegada al senador republicano Bob Menendez, presidente del Comité de Relaciones Internacionales del Senado de Estados Unidos, aseguran en su entorno.
Su principal asesor en materia de relaciones internacionales es el diplomático Gustavo Martínez Pandiani.
En el Frente Renovador también le atribuye contactos directos con el Departamento de Estado, el Departamento del Tesoro, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en particular con su titular, Mauricio Claver-Carone, quien hace pocos días aseguró en una columna en The Wall Street Journal que “el tumultuoso historial financiero de Argentina afecta singularmente a los costos del banco”. Silvina Batakis era todavía ministra de Economía.
Tras el desembarco de Massa en el Ministerio, Claver-Carone dijo: “Recibimos gratamente la oportunidad de trabajar con el Ministro de Economía de Argentina, Sergio Massa, y espero colaborar estrechamente con él en su función”. La relación con los organismos internacionales como el Banco Mundial (BM) y el BID eran potestad de Gustavo Béliz, quien renunció sorpresivamente a su cargo tras enterarse del desembarco de Massa en Economía.
Como presidente de la Cámara de Diputados, Massa activó sus terminales en el FMI en paralelo a las negociaciones oficiales que seguía adelante el entonces ministro Martín Guzmán, quien tenía sus propios y aceitados contactos en el organismo de crédito. “Ayudó a destrabar porque Guzmán iba a otros tiempos”, aseguran en el Frente Renovador. Otros creen que “operaba” contra el ministro. Massa “ayudó” a armar la agenda de Silvina Batakis con el FMI, dicen en el Frente Renovador.
Cables diplomáticos
Los cultivados vínculos que hoy parecen una carta a favor del oficialismo en medio de la crisis económica fueron causales de dolores de cabeza en otras épocas. La intimidad de esa relación con Estados Unidos quedó en evidencia cuando la filtración mundial Wikileaks sacó a la luz cables diplomáticos de la embajada en Buenos Aires y la descripción de reuniones y conversaciones que los delegados estadounidenses mantenían con distintas figuras del poder.
“El kirchnerismo aún no le perdona lo que salió a la luz con Wikileaks -aseguran en el Frente Renovador-. Se lo facturan más que las críticas de campaña a La Cámpora o a Cristina.”
En julio de 2009, Massa renunció a la jefatura de Gabinete, tras la derrota en las elecciones legislativas en las que había sido candidato testimonial del kirchnerismo. Gobernaba Cristina Fernández de Kirchner y co-comandaba su esposo, Néstor, con quien Massa nunca había tenido una relación armoniosa.
Cuatro meses después de su renuncia, Massa cenó con la entonces embajadora de Estados Unidos, Vilma Socorro Martínez. El encuentro fue en la casa del empresario y ex asesor del tigrense, Jorge O’Reilly, contó el periodista Santiago O’Donnell en su libro Argenleaks.
En uno de los cables diplomáticos filtrados, la embajada detalló la sensible conversación que tuvo lugar esa noche. “Massa describió sus doce meses en la jefatura de Gabinete como un parto, que pasó luchando para manejarse con un primer marido controlador y una presidenta ´sumisa y distante’ que estaría mucho mejor sin Néstor que con él”, afirma el cable. Cita, además, una frase que atribuye a Massa: “Kirchner no es un genio perverso, es sólo un perverso”.
Abrepuertas
Su gestión como titular de la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses), entre 2002 y 2007, fue central en la construcción de su red de contactos. Como titular de la Anses, Massa viajó a Estados Unidos para resolver los juicios que jubilados habían presentado a nivel internacional contra Argentina por el 82% móvil. Sus vínculos con ese país se diversificarían en un ramillete multicolor.
Pero sin duda, el fruto clave de su paso por Anses fue su amistad con Jorge Brito. Se conocían de mucho antes, cuando se cruzaron en el Club de Paddle San Jorge, durante la década de 1980, contó el periodista Diego Genoud en su biografía no autorizada del tigrense pero fue durante la gestión de Massa en el organismo que el vínculo se afianzó.
El Macro fue uno de los bancos privados que por entonces absorbió el pago de las jubilaciones.
El banquero Brito y el empresario José Luis Manzano -exministro de Carlos Menem- también le abrieron puertas a Massa en Estados Unidos.
Manzano representa, además, a un sector clave en la economía que deberá administrar Massa: el energético. El empresario adquirió Edenor junto a Daniel Vila y otros socios y tiene también inversiones en petróleo y litio. También negocios en Estados Unidos.
En 2013, Manzano le sugirió a Massa contactar al asesor Juan Verde, quien había sido jefe de campaña de Barack Obama en la reelección de 2012. Verde, a su vez, le sugirió a Massa que sumara a Sergio Bendixen, el consultor peruano predilecto de los demócratas en América Latina. Vila-Manzano son amigos y consejeros de Massa. También son dueños del grupo de medios América. En 2009, cuando Massa rompió filas con el kirchnerismo, Vila lo alentó a concretar lo que el tigrense craneaba por entonces: formar su propio espacio político. “Si te va bien, en dos años vamos a gobernar el país. Si te va mal, nos vamos a vivir a Miami”, le dijo el empresario. “A Sergio le encantó la idea porque Miami es su debilidad”, le contó Vila a Genoud en una entrevista para su libro. Daniel Hadad, dueño del portal Infobae, es otro de los empresarios periodísticos que tiene una larga y estrecha relación con Massa y quien le ha ayudado en su vinculación con los Estados Unidos.
El apoyo de Vila y Manzano para enfrentar al kirchnerismo no se vio reflejado en su otro pilar: el banquero Brito, quien entonces creía que su relación estrecha con Massa ponía en riesgos sus acuerdos con el gobierno de Fernández de Kirchner.
En el Frente Renovador recuerdan el golpe que significó para Massa la muerte de Brito, quien perdió la vida en noviembre de 2020 mientras piloteaba su helicóptero en Salta. El dueño del Macro, que llegó a ser el quinto hombre más rico de Argentina en 2017 (ranking Forbes) fue su mentor, un padrino financiero para sus campañas políticas, un consejero imprescindible para Massa y por sobre todo, de los pocos a quienes admiraba y escuchaba.
Brito también fue un puente con su socio mexicano David Martínez, contó Genoud en su libro, y Martínez lo conectaba directamente con los fondos de inversión, también llamados “fondos buitre”. El empresario es además socio del Grupo Clarín, otro conglomerado de medios que siempre mantuvo buen diálogo con Massa. Tras la muerte de Brito, Massa mantiene una muy buena relación con su heredero e hijo, Jorge Pablo Brito, presidente de River Plate, afirmó una fuente de su espacio político.
Nota: este artículo fue corregido en una referencia a Juan González como presidente de la Cpámara de Representantes cuando debió decir: director principal del Consejo Nacional de Seguridad para el Hemisferio Occidental.
ED