En el sigilo de la madrugada de este lunes, los policías vallaron la sede de la agencia pública de noticias Télam en el centro de Buenos Aires y los más de 700 trabajadores recibieron un mail con una “dispensa laboral” de una semana. Por la mañana, el portal dejó de funcionar. Fue la ejecución fulminante de un anuncio de Javier Milei en la noche del viernes 1 de marzo, durante el discurso anual de apertura de sesiones legislativas, cuando puso en la mira a Télam, porque era “utilizada para la propaganda kirchnerista”.
Llegó así a su aparente punto final la última gran agencia de noticias de Sudamérica y una de las últimas de América Latina, que sucede al cierre de Notimex, consumado en 2023 por decisión del presidente latinoamericano percibido como la antítesis del ultraderechista argentino, el mexicano Andrés Manuel López Obrador.
La validez del acto de Milei queda en entredicho, porque una ley de 1974 sobre las “sociedades del Estado” establece que su cierre debe ser llevado a cabo también por ley, y el partido gobernante, La Libertad Avanza, carece de mayorías en ambas cámaras del Congreso. El proyecto de ley ómnibus y el megadecreto de necesidad y urgencia lanzados por el Gobierno, que juntos intentan reemplazar o crear unas mil leyes, habían puesto a la agencia de noticias como un objetivo a cerrar, pero la vigencia de ambas normas está todavía en veremos.
El portavoz presidencial, Manuel Adorni, ratificó el lunes por la mañana el cese definitivo de Télam y anunció que el Gobierno argentino se tomaría esta semana para analizar la forma de llevarlo a cabo. La estrategia oficial será combatida por vía judicial y sindical por los trabajadores, que el lunes al mediodía organizaron una concurrida protesta y asamblea a las puertas de la agencia.
Las razones del ultra
“Vamos a cerrar Télam, que ha sido utilizada durante las últimas décadas como agencia de propaganda kirchnerista”, manifestó Milei ante los diputados y senadores el viernes, logrando el aplauso de cerca de ochenta de ellos que responden al ultraderechista La Libertad Avanza y al conservador PRO, liderado por el expresidente Mauricio Macri.
Si las instituciones llevan a cabo políticas feministas o de derechos humanos, la saña de Milei se multiplica especialmente entre sus seguidores en redes y en los medios de comunicación
Milei enarboló de esa manera su argumento central que lleva a cerrar instituciones, secretarías de Estado, empresas públicas y programas sociales. La tesis del anarcocapitalista es que el Estado es una “organización criminal” y, en particular, aquellas oficinas de dedicación cultural y simbólica, como Télam o el Instituto Nacional contra la Discriminación —cuyo cierre también anunció—, son denunciadas como “cuevas de adoctrinamiento”, “de zurdos (izquierda)”, “ladrones”, “militantes rentados”, “delincuentes” o “ñoquis”, como se llama en Argentina a los empleados públicos que no trabajan. Si las instituciones llevan a cabo políticas feministas o de derechos humanos, la saña de Milei se multiplica especialmente entre sus seguidores en redes y en los medios de comunicación.
El portavoz Adorni, un recién llegado al periodismo que se ganó su puesto por su corrosividad en Twitter, posteó: “saluden a Télam que se va”.
El lugar de Télam
Minutos después de haberse pronunciado la frase de Milei ante la Asamblea Legislativa, Télam redactó un cable con pulcritud sobre su propio final. Durante el fin de semana, la agencia publicó varios textos con los argumentos del Gobierno, las reacciones, reseñas con sus grandes hitos y datos de su alcance nacional e internacional. Nada de ello es accesible hoy, porque el portal fue reemplazado por un cartel que anuncia “en reconstrucción” y el servicio de noticias dejó de emitir.
Télam fue fundada el 14 de abril de 1945 como Telenoticiosa Americana, por lo que estaba por cumplir 79 años. Su última plantilla alcanzaba a 760 trabajadores, 27 corresponsalías en Argentina y cuatro en el exterior (Chile, Brasil, Reino Unido y Roma), para un servicio originado en el texto, que en los últimos años se había ampliado a soportes audiovisuales y lenguajes digitales.
“La agencia nació con la finalidad de buscar una información plural y llegar donde otros medios no llegaban, por desinterés o por presupuesto, en un país de gran extensión. Y, básicamente, romper monopolios informativos e ideológicos. A la hegemonía de la información en la década de 1940 la tenían las agencias estadounidenses United Press International (UPI) y Associated Press (AP)”, indica a elDiario.es Alejandro Di Giacomo, jefe del servicio en castellano de la agencia italiana ANSA y presidente de la Asociación de Corresponsales Extranjeros en Argentina.
La última plantilla de Télam alcanzaba a 760 trabajadores, 27 corresponsalías en Argentina y cuatro en el exterior (Chile, Brasil, Reino Unido y Roma)
La agencia ha sido una histórica escuela de periodismo, aunque también estuvo sujeta a la utilización política por parte de presidencias democráticas y dictaduras. Nunca logró ser del todo un servicio público no gubernamental.
De lo que no dudan incluso medios y periodistas que apoyan a Milei y el cierre de la agencia, es de que alberga a un cuerpo profesional notable, y de que en algunas secciones clave, como Policiales, Cultura y Deportes, lleva un liderazgo informativo de marcada calidad.
Sobre todo, Télam, como la estructura informativa más grande de Argentina, abastecía de unos 500 cables por día a sus 803 clientes, según el registro con fuentes oficiales publicado por la periodista Irina Sternik en su newsletter Lado B.
“Me pregunto quién va a abastecer con información a esos pequeños medios del extremo norte o el extremo sur. O quién difundirá informaciones de La Quiaca (frontera con Bolivia) o Ushuaia (ciudad más austral del mundo) para que se conozcan en el resto del país”, agregó Di Giacomo.
El experimentado editor consideró que, “por supuesto, su rol y funcionamiento pueden ser perfeccionables, pero aniquilar la agencia es dañar seriamente el proceso informativo”.
Medios en retirada
Queda sólo un puñado de medios argentinos con delegaciones y corresponsalías en todo el país. El principal, Radio Nacional, con unas 60 emisoras, también está en la mira de Milei. Le siguen la radio privada Cadena Tres, de la provincia de Córdoba, y más atrás, en orden decreciente, los diarios Clarín, La Nación, los canales de noticias TN (de Clarín), C5N (del Grupo Indalo), La Nación +, América 24 y el periódico peronista de izquierda Página 12. En casi todos ellos, prima un régimen de contratación flexible de corresponsales.
Me pregunto quién difundirá informaciones de La Quiaca (frontera con Bolivia) o Ushuaia (ciudad más austral del mundo) para que se conozcan en el resto del país
Algunos de esos medios cuentan con periodistas en media docena de países, pero últimamente dejaron de reemplazar las bajas y pasaron algunos a régimen de colaboración.
La mexicana Notimex contaba 55 años y unos 300 empleados en el momento del cierre. En el resto de América Latina, hay agencias estatales o semiestatales, como la Boliviana de Información (creada en 1996), la peruana Andina (1981), Venezolana de Noticias (2010) y Agéncia Brasil (1990). Ninguna tiene el alcance ni la incidencia de Télam. Agéncia Brasil cuenta con 70 empleados, repartidos en cuatro sedes de ese inmenso país, informa su portal.
La histórica Prensa Latina, de Cuba, informa en su página web que posee delegaciones en 32 ciudades del mundo, aunque su peso ha retrocedido en gran medida con respecto a su esplendor, entre las décadas de 1960 y 1980.
La plantilla de Télam, con más de 750 profesionales, gran parte de ellos dedicados al servicio informativo y una minoría, a la administración de publicidad oficial, está numéricamente más cerca de agencias como la alemana DPA, la francesa AFP, la italiana ANSA o la española EFE. Sin embargo, las citadas europeas brindan un servicio mundial, con delegaciones en decenas de países. El contraste con Télam es marcado.
Los usos de los Kirchner y Macri
El dato es un indicio de que la agencia no brindaba un servicio de la calidad y la cobertura esperables. Así como su solidez en ciertos aspectos informativos es indiscutida, también lo es el hecho de que acumuló capas de profesionales cuyo ingreso o promoción obedeció a criterios partidarios, no periodísticos. Una fuerte acción sindical y un estatuto con cláusulas estrictas impidieron una separación de aquellos que no trabajan, en el relato coincidente de muchos empleados que sí lo hacen.
Con los Gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner (2003-2015), Télam ganó recursos y despliegue, pero en la cobertura política y económica se inscribió en la polarización para contrarrestar a los grupos mediáticos opositores liderados por Clarín. De aquellos años —en especial cuando la organización La Cámpora, que dirige el hijo de ambos, Máximo Kirchner, tomó la conducción— creció el estigma de que la agencia era un órgano de propaganda, por más que el servicio de base siguió vivo. En la memoria de muchos editores queda la ausencia de cobertura de malas noticias para los Kirchner y tergiversaciones absurdas en los títulos.
Macri (2015-2019) intentó llevar a cabo lo que ahora parece concretar Milei. Unos 360 periodistas recibieron un telegrama de despido en 2018, al tiempo que la conducción designaba a algunos elegidos para una redacción paralela. La medida fue revertida por los tribunales laborales y dos tercios de los cesanteados aceptaron regresar.
Mariana García, subdirectora de elDiarioAR, con más de dos décadas en Clarín y cinco años en Télam, escribió que el presidente nombrado durante el Gobierno de Macri se proponía desplazar a EFE del liderazgo de las agencias de habla castellana, pero que la gestión alcanzó tal nivel de torpeza que, a la hora de organizar la depuración, fueron despedidos redactores y editores valiosos, y muchos de las capas geológicas con enchufe político conservaron sus privilegios.
Macri (2015-2019) intentó llevar a cabo lo que ahora parece concretar Milei. Unos 360 periodistas recibieron un telegrama de despido en 2018, al tiempo que la conducción designaba a algunos elegidos para una redacción paralela
El artífice de aquel intento de aniquilación de Télam fue el macrista Hernán Lombardi, quien estaría detrás de esta nueva ofensiva. Por lo pronto, la celebró en redes sociales. “Télam tiene que ser cerrada, nunca pudo cambiar su rol de agencia de propaganda de gobierno”, tuiteó.
La frase suena difamatoria e injusta para cientos de periodistas que están al borde de perder su empleo, pero al menos sintoniza con cables de la agencia que titulaban con las declaraciones valorativas del propio Lombardi y de sus allegados en los años que ellos estaban al mando, como si su opinión fuera muy noticiable. “Multitudinaria marcha a favor de la democracia”, llegó a titular la Télam de Lombardi sobre un acto partidario de Macri.
Según Adorni, la estimación de pérdidas para Télam en 2024 es de unos 20.000 millones de pesos, cifra que Milei, un exasesor financiero y panelista televisivo, considera inaceptable.
En los últimos años, bajo la presidencia del peronista Alberto Fernández, además de comenzar a reducir su déficit, la recuperación de la cobertura fue exponencial, en todos los soportes, y también bajó el sesgo partidario en relación al de los Kirchner. No obstante, estuvo muy lejos de dar un servicio acorde a una plantilla tan numerosa.
“La conclusión es que, si está bien gestionada, (Télam) no es deficitaria y no genera un gasto para el Estado”, evaluó Sternik.
Si la ofensiva de Milei sigue su curso, no habrá posibilidad de comprobarlo.
SL
Nota publicada originalmente en elDiario.es