Milei al gobierno, Villarruel a las armas y Macri al bridge con derechos: una fórmula para tensar los límites de la democracia

19 de noviembre de 2023 00:01 h

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Debajo de los forcejeos por la fiscalización en el comité de campaña de Javier Milei, que se extendieron hasta horas antes de la apertura de las urnas, subyace el dato político-partidario más saliente del proceso electoral desde la primera vuelta del 22 de octubre hasta hoy: la decidida y eficaz intervención de Mauricio Macri a favor de su nuevo delfín.

Consumada la derrota de Juntos por el Cambio en la primera vuelta, el expresidente hizo un movimiento relámpago y calculó los siguientes pasos. Leyó el cuadro de situación, armó reuniones con sigilo, tomó por sorpresa a su coalición cuando todavía estaba aturdida por un traumático tercer puesto y se desprendió en el acto de aliados a los que hacía rato había pasado a considerar indeseables.

Patricia Bullrich no tiene la capacidad estratégica de Macri, pero sí la suficiente temeridad para saltar del bote minutos antes del hundimiento. Lo hizo media docena de veces en cinco décadas de carrera política. Antes de que el ultraderechista le pidiera disculpas por haberle endilgado el asesinato de niños en jardines de infantes, la excandidata presidencial de Juntos por el Cambio ya lo había indultado.

El expresidente y la excandidata acudieron al rescate de quien se había quedado con los votos de la derecha, pero corría el riesgo de naufragar por la falta de equipos y su incivilidad personal. Para el esquema de valores de dos políticos propensos a la acción antes que a brindar explicaciones, el costo fue asumible. Juntos por el Cambio, un producto tan trabajado durante años desde las pantallas mediáticas, los think tanks y las asesorías de marketing, se desintegró sin atisbos de elegancia.

Agitación de fraude, déjà vu

El exmandatario se habilitó su mes político más intenso en cuatro años. Mantuvo una comunicación cotidiana con el postulante de La Libertad Avanza, negoció espacios y vetó nombres.

La conjunción de los planetas estuvo lejos de ser armoniosa, y no sólo por la diferencia de culturas e intereses entre los enviados del expresidente y los gerentes del mundo Eurnekian, los traders financieros y los noventistas del menemismo residual que habían entornado al candidato libertario hace tiempo, sino porque el macrismo llevó consigo sus internas.

Milei, Bullrich y otros voceros agitaron el fantasma del fraude electoral durante la última semana. Nada nuevo. Elisa Carrió en 2007 y el macrismo en todas las elecciones presidenciales en las que participó merodearon denuncias de ese tenor que, inexorablemente, quedaron en la nada.

Esta vez, si el resultado del balotaje es tan ajustado como prevén los encuestadores —algunos de ellos constataron un tenue movimiento a favor del ultraderechista en las últimas 72 horas, en un escenario siempre abierto—, la impugnación de la validez del escrutinio podría tener otro recorrido.

La estrategia de desconocer el resultado electoral dejó a Trump y Bolsonaro fuera de sus presidencias y con frentes judiciales abiertos

En las oficinas de Avenida Libertador al 7200, sede del comando de La Libertad Avanza, prevaleció el argumento de que alertar sobre los riesgos de que “nos roben la elección” activaría a los fiscales remolones; otros pusieron reparos a seguir la ruta trazada por Donald Trump y Jair Bolsonaro. Al fin y al cabo, la estrategia de desconocer el resultado electoral dejó a esos ultraderechistas de Estados Unidos y Brasil fuera de sus presidencias y con frentes judiciales abiertos.

La desorientación alcanzó un punto culminante cuando el abogado con expertise en Inteligencia Santiago Viola, apoderado de La Libertad Avanza, y Karina Milei realizaron una presentación estrambótica en tribunales de Comodoro Py de la que debieron desdecirse en cuestión de horas. Prominentes figuras del entorno Milei se enteraron de la denuncia a través de los portales de noticias.

Forcejeos por un suculento pastel

La organización de los fiscales sirvió para testear las aguas de un frente de batalla que tiene como protagonistas al exministro de Transporte Guillermo Dietrich y al exdirector de KPMG, con nexos con Corporación América, Guillermo Ferraro. El expresidente aspiró a que Dietrich se encargara del control de la elección, pero Ferraro, Guillermo Francos y Nicolás Posse, exejecutivos de empresas de Eduardo Eurnekian y nombres clave de un eventual gabinete de Milei, repelieron el embate. Por ahora. Hay un pastel en juego mucho más suculento.

Macri definió entre sus prioridades de un hipotético Ejecutivo de Milei el manejo de la obra pública, cartera de enormes volúmenes presupuestarios y puerta de entrada a lucrativos negocios privados. La silla fue requerida para Dietrich.

La figura del exministro de Transporte multiplica las internas en el macrismo; para algunos, su presencia es una línea roja para seguir participando en un proyecto —el de Milei— que desde el vamos les trae problemas de autoestima.

El costado más oneroso de la gestión de Dietrich 2015-2019 fue la dilapidación de recursos en el abandonado soterramiento del ferrocarril Sarmiento, un proyecto en el que mostró continuidad con los desmanes de Ricardo Jaime y José López, hombres de los Kirchner. Ese nido de corrupción intergubernamental con el sello de Odebrecht, la constructora de la familia Macri IECSA, Jorge “El Corcho” Rodríguez y firmas italianas daría para escribir un libro sobre la casta.

A su vez, Dietrich fue el principal impulsor de los proyectos de participación público-privados (PPP), mecanismo de concesión en el que las empresas obtienen financiamiento y, básicamente, cobran lo que quieren por su explotación, sea una ruta, un hospital, las líneas de transmisión de electricidad o un puerto. En la estimación de Dietrich en 2018, las inversiones de los PPP alcanzarían los US$ 27.000 millones, de los que se llevaron a cabo apenas unos cientos y terminaron en demandas cruzadas con el Estado. Ese modelo tan virtuoso es el elegido por Milei para la obra pública. Win-win.

El nido de corrupción intergubernamental con el sello de Odebrecht, la constructora de la familia Macri IECSA, Jorge 'El Corcho' Rodríguez y firmas italianas daría para escribir un libro sobre la casta

En tiempos del gobierno de Cambiemos, la negociación entre Corporación América y el ministro por la extensión de la licencia para el manejo de los aeropuertos fue motivo de tironeros ásperos, que se prolongaron incluso cuando el acuerdo estaba saldado. Eurnekian y Sociedades Macri se tienen contadas las costillas desde los tiempos en que competían por las concesiones en la era Menem.

Ahora, el desencuentro se reedita, porque desde mitad de año, Ferraro, involucrado en el nunca concretado ferrocarril trasandino por el que bregó Eurnekian durante años, venía coordinando el área de infraestructura en el pequeño equipo de Milei. La cúpula de las oficinas de Libertador postergó diferencias internas y activó las alertas cuando el enviado de Macri se aproximó a la costa.

Hay líberos del macrismo con los que el expresidente sintoniza, pese a que no son orgánicos. Javier Iguacel apunta a conducir YPF, pero podría chocar con los planes del exdirector jurídico de la eléctrica española Iberdrola Eduardo Rodríguez Chirillo, hombre del libertario para políticas energéticas. La exabogada del HSBC en causas por lavado de dinero y ex vicepresidenta de la Unidad de Información Financiera María Eugenia Talerico rankea para un puesto con responsabilidad jurídica, mientras el empresario de proyectos real estate Eduardo Bastitta (Plaza Logística, Más Colonia, consejo consultivo de la ONG CIPPEC) exhibe terminales tanto en Macri como en Milei.

Diego Santilli resignó sus convicciones y terminó de desatar su destino al de Horacio Rodríguez Larreta al plegarse esta semana a la candidatura presidencial del economista que decide bajo el influjo de su perro fallecido en 2017

Por otras vertientes llegan históricos del PRO que no forman parte del círculo puro del expresidente. Paula Bertol, ex vicejefa de Gabinete y exembajadora ante la OEA, tiene puerto propio a través de Francos, su jefe político en el Partido Federal fundado por Francisco Manrique y su exempleador en un estudio jurídico, décadas atrás.

También pidieron pista dirigentes que quedaron a la intemperie y sacan cuentas de los miles de ravioles vacantes en un eventual gobierno libertario. Por caso, Diego Santilli, quien resignó sus convicciones y terminó de desatar su destino del de Horacio Rodríguez Larreta al plegarse esta semana a la candidatura presidencial del economista que decide bajo el influjo de su perro fallecido en 2017.

Macri al bridge

Un objetivo central de Macri parece estar por encima de los presupuestos. El expresidente asegura que no desea cargos, que su papel en la FIFA y su afición a los torneos de bridge no son negociables a cambio de un puesto que lo ancle en Buenos Aires, pero necesita dejar el frente judicial asegurado.

Macri se ocupó de gestionar una silla en Justicia para su abogado personal y exministro Germán Garavano. En la semana en que el delator premiado Leonardo Fariña no creyó que su tobillera electrónica fuera óbice para andar trasladando bolsos con billetes en una cueva financiera, el sello de Garavano volvió a quedar claro.

Su cartera en el primer tiempo de Cambiemos fue la encargada de administrar los premios para arrepentidos tan notorios como el citado Fariña, Alejandro Vandenbroele —exallegado a Amado Boudou—, el chofer de los cuadernos Oscar Centeno y el secretario tirabolsos de madrugada José López. Vidas de lujo o amparos procesales surrealistas para confesiones que cayeron como anillo al dedo para los objetivos del expresidente. La sordidez de esos personajes, la huella del hampa de inteligencia y la de Comodoro Py dan la pauta de por qué le puede interesar a Macri tener a Garavano a cargo del vínculo con los jueces federales.

Dietrich en Infraestructura, Iguacel en YPF, Talerico en algo de integridad estatal y Garavano en Justicia: el mejor equipo de los últimos cincuenta años.

Una de las teorías más transitadas es que Macri aventó los temores por la inadaptabilidad social de Milei y lo forzó a moderar sus propuestas. Bien leída, la presencia del expresidente suena a la inversa.

Al esoterismo económico del libertario y la crueldad negacionista de Victoria Villarruel, el expresidente parece sumarle planes para potenciar la degradación institucional que reinó en su gobierno y que Alberto Fernández, en su efímera primavera de un trimestre, acertó al titular como “sótanos de la democracia”. Más que contención, Macri y Bullrich multiplican y consolidan la reacción conservadora que supondría una victoria de La Libertad Avanza en las elecciones de hoy.

La sordidez de esos personajes, la huella del hampa de inteligencia y la de Comodoro Py dan la pauta de por qué le puede interesar a Macri tener a Garavano a cargo del vínculo con los jueces federales

Villarruel a las armas

Prominentes voceros del neomileísmo, como Villarruel, Bullrich y Ricardo Bussi, declararon a los cuatro vientos que se viene una era represiva, con muertos e involucramiento de las Fuerzas Armadas si hiciere falta.

Emprender esa tarea con los amigos de Villarruel, futura mandamás de las oficinas de Seguridad y Defensa, puede desencadenar una tragedia en cuestión de semanas. Las terminales de la candidata a vicepresidenta no son los sótanos de la democracia sino los sótanos de la dictadura. En un rapto hiperbólico que no le impidió seguir siendo parte de Juntos por el Cambio, Carrió alertó hace meses que la ofensiva ultraderechista, en la que involucró a Bullrich y Macri, puede terminar en crímenes de lesa humanidad. Quizás exageró.

Es allí cuando la mano de Macri, Garavano y Bulllrich sirve para ordenar las cosas y evitar un naufragio veloz. El celular de Darío Nieto, secretario del expresidente, expuso en su momento cómo contabilizaban jueces propios a los cuales acudir durante el gobierno de Cambiemos, como en la causa por la muerte de Santiago Maldonado. El tour de magistrados federales, espías y políticos macristas a Lago Escondido confirmó que ese mecanismo permanece bien atado y aceitado, con auspicio y tutela del Grupo Clarín.

De modo que las “garantías” que aportaría el conocimiento del Estado por parte de Macri, antes que corregir las aristas extremas de Milei, podría darles un cauce que impida el colapso por vandalismo e improvisación.

De las lecturas de Primer Tiempo y Para Qué, los libros del exmandatario de 2020 y 2021, y de la Bullrich desinhibida que volvió a apelar en estos días al modo “si no es todo, es nada”, no surgen indicios de moderación en la utilización de la represión de la protesta social, o privatizaciones compulsivas bajo la amenaza del cierre, o la apelación a cuanta fake news sirva para la causa con la colaboración de los medios dominantes. O el síntoma de la mayor distopía que trajo consigo esta avanzada extremista: el desprecio y la ofensa desembozada a las víctimas del terror de Estado, un rasgo que celebran con motivo represores de la calaña de Jorge “El Tigre” Acosta.

Si es electo presidente, el economista deberá estacionar su actividad como consultor que siguió ejerciendo al menos hasta mitad de año, con honorarios que oscilaban entre US$ 2.000 para charlas individuales, o US$ 20.000 para conversaciones con ejecutivos e invitados especiales de algún fondo o broker, argentino o extranjero. El tarifario, constatado con media docena de fuentes y transmitido a veces por Karina Milei por whatsapp, incluía diferentes menúes, según la extensión de la exposición y el tipo de público. Si París valió una misa, la Presidencia puede valer congelar un tiempo la pasión de Milei de recaudar miles de dólares como consultor.

La mayor distopía que trajo consigo esta avanzada extremista es la ofensa desembozada a las víctimas del terror de Estado, un rasgo que celebran con motivo represores de la calaña de Jorge “El Tigre” Acosta

En caso de que la fórmula “pro-vida” de La Libertad Avanza lleve al Congreso la derogación de la ley de interrupción voluntaria del embarazo, ¿quién va a trazar la línea roja? ¿El Macri que culminó su campaña electoral de 2019 enarbolando el pañuelo celeste? ¿Será Milei quien convenza al expresidente de que no es conveniente cerrar Aerolíneas Argentinas de inmediato? ¿Quién bregará por los intereses de YPF? ¿Encabezará Bullrich marchas de repudio cuando Villarruel invite a represores y sus familias a ser reivindicados en el predio de la ESMA convertido en parque público? ¿Quién pondrá voluntad para que, consumado el plan de destruir el peso, Milei retroceda de la dolarización? ¿Quién de los cuatro resistirá el reclamo del policía condenado por homicidio Luis Chocobar de que nombren a una calle en su honor?

Página abierta

Hay instancias cruciales que el sistema democrático resuelve con una dosis de azar. Un balotaje en el que hay tanto en juego se terminará definiendo por un margen exiguo, en el que incidirán desde el clima al humor circunstancial, alguna versión informativa intoxicada más efectiva que otra, el índice inflacionario del mes, el fin de semana largo y el pasajero del subte que escuchó contar su historia a Ana Fernández, nieta de Esther Ballestrino de Careaga, la Madre de Plaza de Mayo desaparecida por Alfredo Astiz. “Estoy un poco nerviosa, nunca en mi vida hice esto”.

Argentina se mira en el espejo de una mitad de la población que eligió votar por la crueldad enseñoreada de Milei y Villarruel. Hay explicaciones: agobio por la inflación, frustración por malos gobiernos y problemas irresueltos, ignorancia, frivolidad, cualunquismo, odio, individualismo y desinformación. No se trata de condenar decisiones populares, tampoco de maquillarlas. Si algo no puede ser reprochado a Milei, es que ha sido claro sobre sus propuestas e intenciones.

También existe ese país no menos agobiado que, con su profunda dignidad, salió a las calles, vagones de trenes y patios de escuelas a reivindicar sus tramas solidarias, sus universidades, sus tratamientos médicos, su teatro, sus inmigrantes, su ciencia, sus Islas Malvinas.

Salió a las calles a recordar el Nunca Más que se prometió. 

Sergio Massa, si llega, deberá honrar esa resistencia, superándose a sí mismo.

SL/DTC