“¡Basta de negros! ¡Basta de negros!”. Victoria Villarruel, que hace apenas media hora tiene confirmado que es diputada electa por la Ciudad de Buenos Aires, hace silencio sobre el escenario del Luna Park. Los gritos vienen del campo, de los pedacitos de popular habilitados, y de la platea: los militantes de La Libertad Avanza, que son todavía más enardecidamente los militantes de Javier Milei, son los que cantan, y revolean sus banderas hechas con el amarillo que identifica a los libertarios estadounidenses y, desde hace un tiempo, a estos libertarios argentinos.
Después de dejarlos decir “¡basta de negros!” un minuto o dos, Victoria Villarruel les habla a sus electores: “Hoy comenzó nuestro tiempo, el tiempo de los que trabajamos, estudiamos, de los que queremos transformar la Argentina con honestidad. No es más el tiempo de los que roban”, dice firme esta mujer a la que acaban de presentar en el escenario como “la dama de hierro”.
“Gracias a ustedes, los electores, y a los fiscales. Los que están acá y los que no pudieron venir. Sin todos ustedes este día no hubiera llegado nunca”, les dice Villarruel, y en la pantalla gigante que está detrás suyo se ve cómo mira hacia su público y sonríe hasta que en esa misma pantalla aparece otro hombre y Villarruel vuelve al silencio. El hombre es parte del personal que tiene encargado ocuparse de la seguridad esta noche de elecciones y escrutinio. Apura el paso hacia el borde del escenario, como si estuviera por ponerse a caer, como si atendiera una urgencia, como si tuviera que quedar lo más rápido posible del joven que, debajo del escenario, se subió a los hombros de alguien e intentó acercarse -tal vez subirse- a la misma tarima en la que están sus candidatos.
El hombre de seguridad no sólo está apurado: está armado. Agarra con la mano derecha la funda de su arma, como para tenerla más cerca, más lista para ser usada o para amedrentar a quienes están debajo del escenario, los electores y fiscales a los que Villarruel acaba de darles las gracias por empujarla hasta una banca en el Congreso Nacional.
“Creo que no”, responde el legislador porteño electo Ramiro Marra a elDiarioAR. Es ante la consulta sobre si la persona de seguridad sobre el escenario estaba armada. “El pibe debajo del escenario estaba sacado, me acerqué a ver qué pasaba, no tengo idea de qué pasó”, suma Marra, en diálogo con este diario justo antes de la rueda de prensa de Javier Milei. Sobre esa misma consulta, fuentes de su equipo de comunicación dicen que no les consta que la persona sobre el escenario estuviera armada. Javier Milei se baja de la tarima en la que ofrece su rueda de prensa justo ante la pregunta que hizo este diario sobre la persona de seguridad que intervino en su acto.
Dos horas después de que el hombre armado dejara en silencio a la diputada Villarroel -y, por unos segundos, al estadio entero- La Libertad Avanza emite un comunicado oficial: “Una persona del público quiso subirse al escenario mientras hablaba una candidata, por lo que intervino personal de seguridad para evitar que eso suceda. Uno de ellos se extralimitó y amagó con desenfundar un arma. La actitud, que repudiamos enérgicamente desde La Libertad Avanza, motivó la separación inmediata del hombre de seguridad en cuestión, quien fue retirado del Luna Park”, dice el texto. Después de la una de la mañana La Libertad Avanza emitió un nuevo comunicado en el que “condena el episodio”, anuncia que “el hombre en cuestión fue separado inmediatamente del equipo de Seguridad y echado del estadio” e informa que se trataba de un militante de LLA, quien “durante la campaña asistió en tareas de seguridad”.
A la hora del segundo comunicado, el estadio ya está vacío: volvieron a sus casas los electores y los fiscales. Los que trajeron banderas argentinas, los que aplaudieron cuando desde el escenario les agradecieron a quienes vinieron a apoyar desde Chaco, Rosario, Mendoza y Córdoba, los que compraron pins con la cara de Donald Trump o de Jair Bolsonaro, los que cantaron “la casta tiene miedo” y la cantaron todavía más fuerte cuando Marra gritó “está cagada la casta” desde el escenario.
La murga de Villa Constitución contratada para hacer ruido en el centro del estadio ya guarda los bombos. Los hicieron sonar desde las 7 de la tarde y no pararon hasta pasadas las 10. Le compitieron a Metallica, a AC/DC, a los Red Hot Chilli Peppers y le ganaron. Le dieron la bienvenida a los legisladores electos, a Villarruel, y al gran ganador de este búnker, Javier Milei, cara visible del 17% de los votos conquistados por La Libertad Avanza. Bajaron los decibeles para que se escuchara al diputado electo gritar: “Está toda cagada la casta (...) El ajuste no lo van a pagar los trabajadores ni los empresarios. El ajuste lo tiene que pagar la casta política. No nos vamos a sentar en esas mesas de políticos que negocia entre ellos y le terminan cagando la vida a la gente”.
“Estamos frente a un hecho histórico. Ha vuelto el liberalismo al centro de la escena. Nos hemos consolidado como la tercera fuerza de la Ciudad (...) Desde este lugar le decimos al tirano del presidente Alberto Fernández: nosotros no nos sentamos a negociar”, gritó Milei desde el escenario antes de saltar el estribillo de “Se viene el estallido”. Lo aplaudieron fuerte y le gritaron los que estaban abajo, unas horas después de ungirlo diputado y apenas un ratito después de que el personal de seguridad que custodiaba a su candidato amagara con desenfundar un arma frente a ellos.
JR