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Leer es una de las principales formas de ejercer la “neurobic” o gimnasia mental, actividades para mantener el cerebro joven y activo. Uno de los efectos de la lectura consiste en estimular la neurogénesis, el nacimiento de neuronas nuevas, algo que sucede no solo en los primeros años sino a lo largo de toda la vida.
Los beneficios de la lectura se pueden aprovechar, desde luego, a lo largo de toda la vida. Y cuanto antes se empieza a leer, tanto mejor. Es un ejercicio que, además de proporcionar placer, modifica las estructuras más profundas de nuestro cerebro.
Y, en concreto, para los adultos mayores -sobre todo a partir de los 65 años, cuando en general el cerebro comienza a dar algunas señales de deterioro cognitivo- leer puede ser una actividad de especial importancia y provecho, sobre todo por los beneficios que se detallan a continuación:
1. Mejora el rendimiento cognitivo
Las personas “con nivel de lectura bajo muestran un rendimiento cognitivo general inferior, disminución en la velocidad de procesamiento y déficits ejecutivos”. A esa conclusión llegó una investigación realizada por científicos de Perú, con participación de la Universidad Complutense de Madrid.
El trabajo analiza las relaciones entre nivel de lectura y la reserva cognitiva en adultos mayores. ¿Qué es la reserva cognitiva? “La cantidad y la calidad de nuestro 'mobiliario intelectual’”, según lo define la Fundación Germán Sánchez Ruipérez (FGSR) en un documento titulado ‘La lectura desde la neurociencia’.
La reserva cognitiva, añade el texto, es “la mejor baza que tiene el cerebro para protegerse del declinar cognitivo que acarrea el paso del tiempo o sobrevenido por una enfermedad degenerativa”. Es algo que se desarrolla a lo largo de toda la vida y que después de los 65 años se continúa reforzando. La lectura es, para tal fin, una herramienta vital.
2. Reduce el riesgo de padecer Alzhéimer y demencia
Un estudio publicado en 2018 comprobó que las personas mayores de 65 años que leen a diario presentan un riesgo menor de padecer Alzhéimer y demencia, o al menos contribuyen a retrasar su aparición. Un dato a tono, desde luego, con el mejor rendimiento cognitivo señalado en el punto anterior.
Este trabajo fue desarrollado por especialistas chinos, que analizaron los casos de más de 15.500 personas. Y confirmaron que los efectos beneficiosos de la lectura en esta etapa de la vida son independientes de la realización de otras prácticas saludables, como el ejercicio físico, una dieta equilibrada y no fumar.
Ya investigaciones anteriores habían concluido que una más frecuente actividad cognitiva (no solo leer, sino también la afición a los crucigramas y otros juegos) a lo largo de la vida “tiene una asociación con un deterioro cognitivo más lento en la vejez”. Pero este trabajo pone énfasis en la importancia de seguir leyendo pasados los 65 años.
En relación con esto, la FGSR explica en su citado documento que “si una persona está predispuesta (naturaleza más ambiente) a sufrir demencia cuando llegue a los 80 años, a mayor reserva cognitiva más tarde comenzará con los síntomas, e incluso podrá alargar tanto ese momento que fallecerá antes de que aparezcan”.
3. Favorece la memoria y la fluidez verbal
Científicos de Suecia e Italia determinaron que el hábito de la lectura entre los adultos mayores favorece la memoria episódica y la fluidez verbal, dos de las funciones cognitivas más vulnerables al deterioro neurológico.
La memoria episódica es la que permite recordar con nitidez emociones, lugares y otros detalles de contexto de ciertos momentos de la vida, y por lo tanto permite que los nuevos conocimientos se asienten sobre la base de experiencias anteriores. Por su parte, la fluidez verbal involucra procesos de agrupamiento y cambios de palabras al hablar.
De acuerdo con este estudio, desarrollado a lo largo de una década y media con personas que al comenzar tenían 55 años o más, los buenos niveles de memoria episódica y de fluidez verbal se asociaron con la lectura frecuente de libros, aunque no así la de revistas.
4. Reduce el estrés y mejora la salud mental
La lectura reduce el estrés más rápido y con mayor eficacia que otros métodos de relajación, como escuchar música o beber una taza de café, té u otra infusión. Esa fue la conclusión a la que arribó un estudio realizado por expertos de la Universidad de Sussex, en el Reino Unido.
Además, leer o escuchar una lectura -como sucede en el caso de los audiolibros- produce “una mejora significativa” en adultos mayores con problemas que pueden ir de ansiedad y depresión a distintas fobias, trastorno obsesivo compulsivo, psicosis e ideaciones paranoides. Así lo comprobó un trabajo realizado por científicos de Irán.
5. Combate la sensación de soledad
La sensación de soledad -es decir, la soledad no deseada- es un problema común en las sociedades desarrolladas: afecta a un tercio de la población, una de cada doce personas la sufre de forma grave, y es más común entre los adultos mayores.
No obstante, numerosos estudios han demostrado que las personas que leen por placer se sienten mucho menos solas que aquellas que no leen. “No estoy sola: tengo el mundo entero aquí a mi lado”, fue la respuesta -citada en uno de esos trabajos- de una mujer de 86 años que, debido a sus problemas de salud, no podía salir casi nunca de su apartamento.
Además, la lectura también abre la posibilidad de socializar, gracias a los clubes de lectura y a la posibilidad de intercambiar opiniones y comentarios acerca de los textos. “La lectura comentada con otros aporta al lector individual muchos matices que de no haberlo hecho se le habrían pasado por alto”, apunta la FGSR.
Las lecturas colectivas también permiten reforzar algunos de los ya citados beneficios, como el de la memoria. “Comentar la jugada refuerza el recuerdo -añade la fundación-. Es más fácil que recordemos un libro o una película si se hace en compañía. Es más emocionante y, a más emoción, mayor será la atención y mejor el recuerdo”.
6. Ayuda a dormir mejor
Un último beneficio que, en realidad, muchos conocemos por experiencia propia: leer ayuda a conciliar el sueño. Así lo señalan los expertos de la Clínica Mayo, de Estados Unidos, y también especialistas como Michael Breus, quien añade que lo mejor para leer antes de dormir es ficción, pues relaja más que los ensayos o textos más reflexivos.
La ayuda de la lectura para quedarse dormido puede ser de especial valor para los adultos mayores, pues es un hecho que dormir nos cuesta más a medida que envejecemos, tanto conciliar el sueño como dormir de corrido toda la noche.
En cualquier caso, un libro o una revista en papel siempre son mejores alternativas para ese momento del día que el teléfono móvil u otros dispositivos con pantallas, cuyo brillo logra el efecto contrario: hace que quedarse dormido cueste todavía más.
CV