En Argentina, la “bicicleta financiera”, conocida globalmente como carry trade, es una práctica que no solo ejercen los expertos en monedas, sino también pequeños ahorristas. Este fenómeno permite, en contextos favorables, generar ganancias significativas en dólares en plazos relativamente cortos.
En los últimos cuatro meses, por ejemplo, quienes apostaron a esta operatoria pudieron obtener un rendimiento del 30% en dólares. Pero ¿cómo funciona exactamente y cuáles son los riesgos asociados?
La “bicicleta financiera” es un mecanismo en el que los ahorristas cambian dólares por pesos, invierten esos pesos en instrumentos que ofrecen altas tasas de interés, y luego vuelven a comprar dólares, aprovechando el diferencial de rendimiento.
Un ejemplo típico ocurrió en julio, cuando un inversor cambió 100 dólares por 135.000 pesos. Al colocar estos pesos en bonos o depósitos con tasas atractivas, logró que, para noviembre, ese capital creciera a 150.000 pesos. Con la apreciación del peso argentino frente al dólar, pudo comprar nuevamente dólares, obteniendo 130. Es decir, un 30% de ganancia en apenas cuatro meses.
Según el economista y periodista Alejandro Bercovich, este esquema busca aprovechar el diferencial de tasas de interés entre Estados Unidos y países con rendimientos más altos, como Argentina. Sin embargo, advierte sobre un riesgo latente: “El flujo de capitales de corto plazo puede interrumpirse, lo que genera presión devaluatoria y pone en peligro la moneda local”.
Pero la sostenibilidad de este esquema depende de ciertas condiciones macroeconómicas. Christian Reos, jefe de análisis de Allaria Ledesma, destaca que el gobierno de Javier Milei ha reducido a cero el déficit fiscal, evitando la emisión de pesos para financiarlo. Esto genera confianza en la moneda local y en la economía: “Básicamente se deja de atesorar dólares para confiar en el peso. Ese dinero va a los bancos, que pueden prestar más. De hecho, el crédito en Argentina está creciendo fuertemente luego de muchos años”, afirma.
Además, medidas como la amnistía tributaria impulsada por el Gobierno permitieronel ingreso formal de 19.000 millones de dólares al sistema financiero. Estos recursos se destinan tanto al crédito como a sectores estratégicos, como la construcción, la energía y la industria automotriz.
Aunque aún no se puede afirmar que Argentina ha salido de la recesión, algunos indicadores muestran signos de recuperación. Uno de ellos es el crecimiento en las ventas de autos en los últimos tres meses. Hernán Dietrich, CEO del grupo Dietrich, señala que las tasas competitivas de los créditos prendarios y la recuperación de la oferta de vehículos importados han sido factores clave: “Venimos de mercados con falta de oferta, especialmente en autos importados. Hoy esa situación se está resolviendo”.
¿Un camino sostenible o un riesgo latente?
A pesar de los beneficios actuales, el historial de Argentina en materia de carry trade está marcado por episodios de crisis, como las devaluaciones de 1981, 2002 y 2018. El entusiasmo actual de los inversores podría depender del acceso a nuevos créditos internacionales, como un eventual acuerdo con el FMI. “La victoria de Donald Trump hace ilusionar a los inversores financieros con llegará un nuevo crédito para Argentina. Son dólares que asegurarán bicicleta financiera por un buen tiempo”, señala el periodista especializado en economía Alejandro Rebossio.
Por ahora, la bicicleta financiera sigue pedaleando, pero con el riesgo constante de que un cambio en las condiciones económicas o políticas provoque una caída abrupta. Como en tantas otras ocasiones, el desafío está en mantener el equilibrio.