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Tambores de guerra en el Congreso

La comisión $LIBRA, en peligro: Menem transformó el mapa de Diputados y amenaza con boicotear toda investigación a los Milei

La estrategia de Martín Menem para boicotear la comisión Libra

María Cafferata

15 de abril de 2025 06:39 h

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El Gobierno articuló tres estrategias para evitar que el Congreso investigue el criptoescándalo que afecta a los hermanos Milei. Primero le pidió ayuda a los gobernadores radicales para boicotear la creación de una comisión investigadora en el Senado. Y lo logró. Luego convocó a Guillermo Francos para que diera un informe de gestión en Diputados y desactivara la escalada de la confrontación con la oposición. Y lo logró a medias: el jefe de Gabinete dará su informe el miércoles, pero en la oposición lo esperan con los dientes afilados. Y, por último, freezó la comisión investigadora en Diputados. Un triunfo contundente que, por estas horas, amenaza con cerrarle la puerta a cualquier investigación sobre lo que sucedió con el presidente, Karina Milei, Hayden Davis y la cripto $LIBRA.

Fue la maniobra más complicada hasta ahora, y las consecuencias amenazan con perseguir a Martín Menem hasta el fin del mundo. O, al menos, hasta que toque volver a designar las autoridades de la Cámara de Diputados y la oposición se niegue a renovarlo como presidente de la Cámara. Lo que llegue primero.

A un elevado costo, Menem pergeñó un plan y le abrió la puerta a formar alianzas a piacere con el objetivo de paralizar la comisión. El objetivo era hacerse con, al menos, la mitad de los lugares de la comisión y, así, forzar un empate que la inhabilitase de hecho. Sin mayoría, la oposición no podría ni designar autoridades ni avanzar con ninguna de las facultades que le concede la comisión, como citar testigos, pedir oficios a la Justicia e, incluso, exigir la presencia -física o por zoom- de los involucrados en el escándalo cripto. 

La hoja de ruta de la oposición incluía la convocatoria de funcionarios nacionales y de empresarios cripto, especialmente aquellos que, como Mauricio Novelli, habían estado detrás del lanzamiento y colapso de $LIBRA. Pero no solo a ellos: el plan era ahondar en las diversas denuncias que señalaban a Karina Milei como la guardiana del despacho presidencial que cobraba peajes para reunirse con el hermano. El objetivo era, a su vez, invitar a los damnificados por la estafa y trabajar junto a los estudios jurídicos que vienen desarrollando una demanda colectiva contra Milei en Estados Unidos.

Ninguna de estas acciones podrá llevarse a cabo de prosperar la estrategia pergeñada por Menem. El riojano jugó a fondo a boicotear la comisión y, este martes, buscará oficializar una composición que deje en manos de los aliados si el Congreso puede investigar o no.

Picardías reglamentarias

Fue un movimiento con pinzas que contó con la colaboración de los más fieles aliados del Gobierno. Primero amplió la bancada libertaria convirtiéndola en un interbloque con Paula Omodeo: esto le permitió cerrar cuatro sillas que quedarán en manos del jefe de bloque, Gabriel Bornoroni, la karinista Nadia Márquez, el santafesino Nicolás Mayoraz -que viene de protagonizar una fuerte derrota en la elección local- y Omodeo. El PRO hizo lo mismo y armó interbloque con el PRO, y sumó así también cuatro sillas: el jefe de bloque, Cristian Ritondo, la bullrichista Silvana Giudici, el pampeano Martín Maqueyra, y el exiliado Oscar Zago

Pero no se detuvo ahí. También a los radicales con peluca, como Pablo Cervi, Mariano Campero o Luis Picat, a romper con el bloque que preside Rodrigo de Loredo y armar su propia bancada llamada “Liga del Interior”. Así logró hacerse de dos lugares más en la comisión, que ocuparán Cervi y Francisco Monti.

La maniobra radical, sin embargo, no será gratis. En la bancada que preside De Loredo están furiosos con el riojano, a quien venían de respaldar en todas las votaciones. “Menem es mal pagador. Y los peluca son unos traidores”, masculla una dirigenta radical, que venía haciendo malabares para equilibrar posturas internas con los radicales M y se enteró recién a último momento, el viernes a la noche, que “los peluca” habían roto el bloque. Para los radicales M, mientras tanto, integrar la comisión es una oportunidad de negociación: allí tendrán poder y lo utilizarán para presionar al Gobierno, a quien también le echan en cara que no cumpla con acuerdos (en su caso, por lo general, electorales).

Pero no es la única amenaza: en el deloredismo dicen que quieren venganza. Los dos diputados que integrarán la comisión -iban a ser tres, pero la ruptura del bloque los debilitó- son la cordobesa Soledad Carrizo y el mendocino Lisandro Nieri: dos radicales muy cercanos al Gobierno que La Libertad Avanza cuenta como propios pero que, frente a la maniobra de Menem, podrían rebelarse. La oposición fantasea con eso, aunque no se hace grandes esperanzas: “Ya aprendimos a no confiar en los radicales”, suspira un armador opositor.

A estas 12 espadas aliadas hay que sumarles otras dos: las del rionegrino Agustín Domingo y Yolanda Vega, en representación de las fuerzas provinciales que integran Innovación Federal. Pero hay un detalle. El bloque no presentó los nombres antes de la fecha límite y, ahora, la oposición especula con impugnar su designación en el recinto. Si consigue el número, el oficialismo podría perder dos lugares. 

La respuesta de la oposición

La oposición ensayó una maniobra defensiva para hacerse del control de la comisión, pero apenas si le sirvió para sumar 14 integrantes y empatar, así, con los 14 del oficialismo. La medida la tomó Unión por la Patria, que habilitó una fuga de dos de sus diputadas, Julia Strada y Mónica Macha, para que se sumen a un interbloque con el FIT. Su incorporación habilitaba dos sillas nuevas en la comisión, que se repartirán entre Strada y el Chipi Castillo (FIT). Pero no es suficiente.

La oposición juega en desventaja y no atina a encontrar una salida que le permita sortear la crisis que amenaza con paralizar la comisión que tanto trabajó le costó aprobar en la sesión de la semana pasada. No son pocos los que sospechan que la comisión nunca se pondrá en funcionamiento. Y ahí comienza el festival de reproches.

La crítica más fuerte sale de las entrañas del peronismo y está dirigida contra los propios compañeros de bloque. En medio de la interna a cielo abierto entre Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof, los diputados más kicillofistas sospechan de las intenciones de la conducción cristinista del bloque, que está a manos del tridente Germán Martínez, Cecilia Moreau y Paula Penacca. En las últimas horas, este ala comenzó a acusar al cristinismo de haber cerrado un acuerdo con Menem para resignar la citación de Karina en la comisión

En la conducción de UxP lo rechazan e, incluso, sus aliados en otros bloques opositores coinciden en que el peronismo había accedido a resignar la interpelación de la secretaria General de la Presidencia porque no estaba el número para aprobarlo en el recinto. Pero las sospechas se multiplican y, en un contexto de desconfianza generalizada, la parálisis de la oposición frente a la maniobra del riojano genera suspicacias. “Dejan armar la comisión con interbloques, que no tienen entidad jurídica, y después permiten el empate. Parece pergeñado”, desliza una diputada peronista.

El martes los bloques opositores se reunirán y definirán un plan de acción. Algunos proponen aprovechar la sesión del miércoles por la visita de Francos para forzar una interpretación del reglamento que permita que la comisión funcione. Por estas horas, sin embargo, predomina el espíritu de derrota: Menem forzó las normas del Congreso para evitar que se investigue a Milei y la oposición no está segura de tener el número para contrarrestarlo.

MC/JJD

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