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¿Qué es una colonoscopia?
Una colonoscopia es una prueba que consiste en insertar un pequeño tubo flexible en el intestino para detectar anomalías como crecimientos en el intestino. Someterse a una prueba como esta puede asustar. Aunque se trata de un procedimiento que puede ayudarnos a detectar cualquier problema en el intestino grueso y en el recto.
¿Para qué sirve una colonoscopia?
La colonoscopia se puede realizar por varias razones. Aunque la gran mayoría de las veces se realiza como parte de programas de detección para diagnosticar el cáncer de colon, hay otras razones y causas:
- Diarrea de larga evolución
- Cambio del ritmo intestinal o una anomalía que se haya detectado en otras pruebas como una radiografía
- Presencia de sangre a través del ano
- Dolor abdominal no diagnosticado tras un estudio
- Presencia de divertículos
- Presencia de pólipos, carcinogénicos o no
A las personas que tienen antecedentes de pólipos, cáncer de colon o problemas de colon, se les puede recomendar que se realicen colonoscopias periódicas debido al elevado riesgo de sufrir cáncer de colon.
Y aquí es donde reside el mayor beneficio de la colonoscopia, por su capacidad para prevenir de manera significativa el riesgo de cáncer.
Porque este tipo de cáncer, que durante el año 2019 fue el tumor más frecuente diagnosticado en España en ambos sexos, empieza como pequeños crecimientos en el intestino llamados pólipos.
Estos pueden verse con una colonoscopia y pueden eliminarse, en muchos casos, durante la prueba, antes de que se vuelvan cancerosos.
¿A partir de qué edad es recomendable hacerse una colonoscopia?
Aunque también hay algunos casos en los que la colonoscopia no está indicada, como insuficiencia respiratoria o cardíaca grave, el infarto de miocardio reciente, la perforación intestinal y las alteraciones graves no controladas de la coagulación de la sangre, en general es recomendable someterse a una colonoscopia a partir de los 45 a los 50 años.
La frecuencia depende del grado de riesgo y de las anomalías detectadas en colonoscopias anteriores. Aunque no está bien definida, una recomendación ampliamente aceptada es, para la población de riesgo medio, hacerse una colonoscopia cada diez años.
En el caso de que se detecten pólipos cuya biopsia confirme su potencial carcinogénico, además de extirparlos, es recomendable realizar otra colonoscopia en uno, tres o cinco años.
En ausencia de antecedentes personales, la edad de la persona es la condición que determina el riesgo de cáncer de colon.
Las personas menores de 50 años, sin factores de riesgo, presentan un riesgo bajo, aunque existe evidencia de que en algunos casos puede ser efectivo empezar a hacerse exámenes de detección a los 45 años.
Para las personas de más de 50 años, aunque estén asintomáticos y sin antecedentes personales de enfermedad inflamatoria intestinal, es recomendable un cribado anual o cada dos años a través de un análisis de sangre y una colonoscopia cada diez años.
Debe tenerse en cuenta que la edad media de presentación del cáncer colorrectal es de 70-71 años y la mayoría de las personas tienen más de 50 años en el momento del diagnóstico, aunque esto no significa que no afecte a personas más jóvenes, recuerda la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
Antes, durante y después de una colonoscopia
El colon suele encontrarse lleno de heces. Por tanto, antes de realizar la colonoscopia, y para que esta sea precisa, la persona tiene que prepararse unos dos o tres días antes con una dieta especial para que el colon y el recto estén limpios. Esto implica también tomar laxantes.
Si esto no se hiciera, no se podría obtener una visión correcta del interior ni identificar posibles lesiones. Durante la colonoscopia, el gastroenterólogo inserta un tubo delgado y flexible en el recto del paciente.
El instrumento está equipado con una pequeña cámara de vídeo que envía imágenes a un monitor, lo que permite examinar el intestino grueso.
El tiempo que dura la prueba es variable, en función de si se trata una exploración para diagnóstico o tratamiento. En líneas generales, suele durar unos 15-45 minutos.
La colonoscopia no solo sirve para observar. El médico no solo puede ver cualquier pólipo sino que también permite obtener biopsias para un examen más detallado en el microscopio.
Aunque se trata de una prueba que se realiza con el paciente bajo un nivel de sedación o anestesia, no suele ser necesaria la anestesia general.
Después de una colonoscopia, la persona puede hacer vida normal, con su dieta habitual. Debe tenerse en cuenta que si se ha recibido sedación, no podrá conducir ni realizar actividades de riesgo en las siguientes 12 horas.
Al quedar el intestino limpio, es posible que las deposiciones tarden unos días. Aunque se trata de una prueba segura, pueden aparecer algunas complicaciones como dolor abdominal, perforación, hemorragia y algunas derivadas de la sedación.
No son muy habituales y solo son graves en menos del 0,5% de los casos, según la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEDA).
MCh