Las autoridades chinas hicieron “poco” en lo referente a las investigaciones epidemiológicas sobre los orígenes de la pandemia de COVID-19 en Wuhan durante los primeros ocho meses después del brote, según un documento interno de la Organización Mundial de la Salud (OMS) al que tuvo acceso The Guardian.
El resumen del informe interno de la OMS, fechado el 10 de agosto de 2020, también dice que el equipo que se reunió con sus homólogos chinos como parte de una misión preliminar para intentar encontrar los orígenes del virus recibió escasa información nueva en ese momento, y no se les dio ningún documento o dato por escrito durante las extensas conversaciones con las autoridades chinas.
El informe del verano pasado, que fue redactado cuando las tasas mundiales de infección alcanzaban los 20 millones, aporta nuevos datos sobre cómo los primeros esfuerzos de los científicos de la OMS por estudiar el brote en China se vieron, aparentemente, obstaculizados.
La noticia llega tras la declaración reciente del Gobierno de Joe Biden que, de manera contundente, expresa preocupación por la cooperación de China en el estudio de la enfermedad y la necesidad de que la OMS se mantenga en los estándares más altos y proteja su credibilidad.
En la declaración, Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de EEUU, también pide a China que haga públicos sus datos de los primeros días del brote y que todos los países, incluida China, participen en un proceso “transparente y sólido” para prevenir y responder a las emergencias sanitarias.
Qué dice el documento
El documento interno de la OMS de agosto de 2020, al que tuvo acceso The Guardian, da algunas pistas sobre el que puede ser el motivo de la frustración de EEUU.
El informe de dos páginas es un resumen del viaje del director del programa de la OMS y líder de la misión, Peter Ben Embarek, a China entre el 10 de julio y el 3 de agosto de 2020, que se calificó como una “misión de avanzada” de la OMS para estudiar el virus que causa la COVID-19 y “examinar el trabajo hecho hasta ahora sobre el origen del virus”.
En su resumen, el informe del viaje dice que la misión comenzó con una cuarentena de dos semanas, seguida de 10 días de reuniones presenciales con los ministerios pertinentes, entre ellos la Comisión nacional de salud, la Administración estatal para la regulación del mercado, el Ministerio de Agricultura y asuntos rurales, y otros organismos como el Instituto de Virología de Wuhan.
“Tras las extensas conversaciones con los homólogos chinos y su exposición, parece que se hizo poco en lo referente a investigaciones epidemiológicas en los alrededores de Wuhan desde enero de 2020. Los datos presentados de manera oral daban algunos detalles más de lo que se presentó en las reuniones del Comité de emergencias [de la OMS] en enero de 2020. No se hicieron presentaciones en PowerPoint ni se compartió ningún documento”, dice el informe.
Un portavoz de la OMS declinó comentar los “documentos internos”. La embajada china en Washington no respondió a la petición de The Guardian para conocer su versión.
Cuando un periodista de la revista Science preguntó a los responsables de la OMS sobre la misión de julio-agosto de 2020 en una rueda de prensa el 21 de agosto, Maria Van Kerkhove, experta en enfermedades infecciosas y líder técnica de la OMS en COVID-19, contestó que el equipo había regresado recientemente de China y había estado allí para “aprender” de sus homólogos chinos sobre el trabajo “en marcha”.
A continuación, Michael Ryan, jefe del programa de emergencias sanitarias de la OMS, añadió: “Es importante que la misión continúe, pero también hay una serie de estudios preliminares que deben llevarse a cabo, y nuestros colegas en China los han comentado en profundidad con el equipo de avanzada y esperamos que esos estudios puedan comenzar lo antes posible”.
Dudas sobre la cooperación china en la misión de enero
Tras un viaje más reciente –el mes pasado– a China para estudiar los orígenes del virus, se plantearon más interrogantes sobre la cooperación de este país en el estudio de los orígenes del virus. Dominic Dwyer, un experto australiano en enfermedades infecciosas que formó parte del equipo de investigación, dijo recientemente a la prensa que la OMS había solicitado datos brutos de los pacientes a sus homólogos chinos durante su misión en enero de 2021, pero que solo se le dio un resumen.
Dwyer explicó a Reuters que compartir los datos brutos anonimizados era una práctica habitual para la investigación de un brote. Según indicó, los datos sin procesar son especialmente importantes en los esfuerzos por comprender el COVID-19, ya que solo la mitad de los 174 casos iniciales habían estado expuestos al mercado, ahora cerrado, donde se detectó el virus por primera vez.
“Por eso hemos insistido en pedirlo”, dijo. “Por qué no ocurre eso, no podría comentarlo. Ya sea por motivos políticos, por el tiempo o por la dificultad (...) Pero si hay otras razones por las que los datos no están disponibles, no lo sé. Solo se podría especular”.
En una declaración a The Guardian, la OMS dice que había insistido en la necesidad de comprender el origen del virus “desde el principio” y que había hablado sobre la necesidad de estudiar y compartir información con China a lo largo de 2020.
“En julio de 2020, el Gobierno chino invitó a la OMS a enviar un equipo preliminar a China para preparar el trabajo del equipo de científicos internacionales. El equipo conjunto de científicos chinos e internacionales comenzó las reuniones virtuales en otoño de 2020”, dice.
El portavoz de la OMS añade: “Visitaron Wuhan en enero-febrero de 2021. En los primeros días de un brote, la prioridad absoluta es salvar vidas, entender la enfermedad y suprimir la transmisión. Pero también creemos que el trabajo para comprender el origen de cualquier brote debe empezar pronto, cuando se pueden encontrar ciertas pistas más fácilmente”.
En el futuro, dice el portavoz, la elaboración de estudios sobre el origen de una enfermedad debería ir en paralelo con la supresión urgente del virus y la salvación de vidas.
Traducido por Icíar Gutiérrez