Facebook renuncia a tener criptomoneda propia y aplaza su desafío a los estados

Carlos del Castillo

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Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, anunció la creación de una criptomoneda propia en 2019 como un punto de inflexión en la construcción de su propio ecosistema de servicios. La divisa iba a permitir a su conglomerado de redes sociales, ahora renombrado Meta, crear una economía independiente para sus casi 3.000 millones de usuarios. Una manera de “empoderar a millones de personas”, aseguró la compañía. Sin embargo, la idea provocó desde el principio el recelo de los reguladores internacionales, cuyas trabas han acabado por hacer que Zuckerberg abandone, al menos por el momento, un proyecto que parecía entroncar directamente con su plan de crear un metaverso.

En estos tres años el plan había ido reduciendo su alcance drásticamente en un intento de calmar los ánimos entre los estados. Incluso cambió de nombre, pasando a llamarse Diem en vez del elocuente “Libra” inicial, pero no ha sido suficiente. Según han informado varios medios estadounidenses, Meta (matriz de Facebook, WhatsApp, Instagram y del proyecto de metaverso Horizon) se dispone a vender todos los activos y la tecnología de Diem ante la imposibilidad de acoplar el plan a los estándares exigidos por los reguladores.

Incluso la administración de EEUU, que tradicionalmente ha dado carta blanca a Facebook y el resto de sus multinacionales digitales, cambió de tono cuando la corporación mostró su ambición de participar en política monetaria. El plan para que Facebook tuviera su propia moneda generó incertidumbre en cuestiones sobre cómo evitar el lavado de dinero o incluso crear inestabilidades en la economía mundial, dado el gigantesco tamaño de la compañía.

La reacción ante la iniciativa de Zuckerberg fue global. La Comisión Europea avisó que el proyecto no recibiría el visto bueno para operar en territorio comunitario hasta concluir sendas investigaciones abiertas por las autoridades de competencia y financieras, mientras que el Banco Central Británico avisó de que si Facebook lanzaba una moneda pasaría a controlarlo bajo los mismos estándares que a las entidades bancarias.

La intervención de los reguladores estuvo muy marcada por el contexto político. El escándalo de Cambridge Analytica y su intoxicación de las elecciones de EEUU ganadas por Donald Trump se había destapado solo un año antes, desatando las demandas de un mayor control sobre las plataformas digitales. Después de la gira de Zuckerberg para pedir perdón en varios parlamentos nacionales por no haber podido frenar la manipulación política, su empresa proponía un proyecto con potencial para influir en las finanzas internacionales.

La hostilidad de los organismos de control también amedrentó a los socios iniciales de Zuckerberg. Mastercard, Visa, eBay, Stripe y Mercado Pago salieron del proyecto apenas cuatro meses después de su lanzamiento por los recelos del sector público, dejando sola a Facebook en esa aventura. Quizá sabiendo ya que el final se aproximaba, el líder del proyecto, David Marcus, también abandonó Facebook a finales del año pasado.

Controlar las telecomunicaciones, controlar el dinero

Según The Wall Street Journal, Meta ya ha encontrado comprador para la tecnología que ha desarrollado en Diem en estos tres años. Se trata de un pequeño banco de California llamado Silvergate, especializado en dar servicios de redes blockchain y criptomonedas, que se hará con ella a cambio de 200 millones de dólares.

La idea inicial de Facebook con Libra era que los comercios presentes en su plataforma la utilizaran como medio de pago y que los usuarios la consideran un activo seguro para hacer depósitos. Zuckerberg puso sus ojos especialmente en los millones de personas que no tienen acceso a una cuenta bancaria, aprovechando el alcance de Facebook para captarlos como clientes en ese sector.

La idea es hacer tan sencillo como sea posible las transacciones financieras para todas las personas del mundo, vivan donde vivan y tengan o no tengan cuenta bancaria

El plan conectaba directamente con su política de expansión en países desarrollados, donde ofrece conexiones gratuitas. La estrategia ha conseguido que los servicios de la corporación sean un sinónimo de Internet en decenas de países, ya que sus ciudadanos no pueden permitirse pagar por tarifas de conexión a toda la red. “La idea es hacer tan sencillo como sea posible las transacciones financieras para todas las personas del mundo, vivan donde vivan y tengan o no tengan cuenta bancaria”, defendió Facebook.

“Internet ha dado a todo el mundo acceso a la información del mundo y ha democratizado el acceso a las comunicaciones libres, pero el dinero ha seguido igual”, justificaba. Diem abandonó los planes de cambiar la concepción del dinero tras la presión de los reguladores para pasar a ser un proyecto de moneda digital con tipo de cambio fijo a dólar y a euro, que al final también se ha desechado.

Un mundo virtual sin moneda propia

Con la renuncia a Diem, Zuckerberg pausa también los planes de tener una moneda propia en su ecosistema, que desde el pasado octubre incluye la generación de un mundo virtual o metaverso. No obstante, Meta no se olvidará del mundo cripto. Su intención es que los bienes con los que se comercie ese nuevo entorno se configuren como NFT, basados en la misma tecnología blockchain que sustenta las criptodivisas.

Portavoces de Meta no han contestado a las preguntas de elDiario.es sobre los motivos de la venta. Según informa Financial Times de fuentes internas de la compañía , el movimiento no supone una desaceleración en su ambición de crear un metaverso, sino una jugada “buscando fuentes de ingresos para impulsar su futuro crecimiento”.

De hecho, este martes Meta presentó un supercomputador que espera tener listo a mediados de año para “acelerar la investigación de la Inteligencia Artificial y ayudar a construir el metaverso”. Entre sus funciones estará la de hacer traducciones en tiempo real en múltiples idiomas que permitan a personas de distintos lugares del mundo comunicarse en ese nuevo espacio.