El padre de Paloma era médico. Fue encarcelado en la prisión de Montjuic, en Barcelona, durante la represión franquista. Conservó ciertos privilegios gracias a su profesión, como un permiso especial para que su familia lo visitara. Una parte de los primeros recuerdos de Paloma son esas visitas a su padre, antes de que lo trasladaran a la Cárcel Modelo de Barcelona.
No hubo privilegios tras el cambio, pero su madre y ella no se resignaron a dejar de ver a su padre. Cuando la economía se lo permitía, alquilaban un balconcito frente a la prisión desde el que se veía su celda. Él se asomaba tras las rejas y los tres se contemplaban en la distancia. Ningún álbum contiene fotografías de aquellos momentos guardados en la memoria de Paloma. Pero ahora sí hay imágenes que lo muestran, recreadas con Inteligencia Artificial generativa.
“Ella nos estaba describiendo su punto de vista. Pero en un momento dado nos pidió si podíamos reconstruir lo que veía su padre, una imagen de ellas mirándole a él desde el balcón. Ahí fue cuando logramos una mayor conexión. Imagino que tuvo ser un momento muy bestia haber vivido eso. Su padre murió en la cárcel, no lo vio nunca más”, relata Axel Gasulla.
Gasulla es cofundador de Domestic Data Streamers, un estudio de investigación y diseño que puso en marcha el proyecto Synthetic Memories (Memorias o Recuerdos sintéticos) para ayudar a personas que padecen pérdida de memoria visual, ya sea por la acción de la demencia o por eventos traumáticos. Un intento de impedir que esos momentos se hundan en el pozo del olvido y ayudarlas a mantener su identidad y su cultura.
El proyecto llamó la atención de investigadores de las universidades de Toronto y de British Columbia. Las dos prestigiosas universidades canadienses tienen un proyecto conjunto con el Gobierno del país para desarrollar tecnologías y servicios para una vejez saludable. También recibió financiación de Google para explorar el potencial de los recuerdos sintéticos en el contexto terapéutico del Alzheimer.
Desde este viernes, el proyecto de Synthetic Memories tendrá también una oficina ciudadana abierta al público en Barcelona para invitar a cualquier ciudadano que quiera fabricar recreaciones visuales de sus recuerdos en forma de imágenes o videos. Se trata de un espacio de 500 metros cuadrados cedido por el Ayuntamiento en el Museo del Diseño.
El proceso dura entre 45 minutos y una hora. “Es muy manual, aunque tiene un uso intenso de la tecnología”, detalla Gasulla, psicólogo de formación: “Tenemos a la persona entrevistada, que se sienta con una entrevistadora y con un prompter [una persona que va introduciendo instrucciones en las herramientas de IA, conocidas como prompts]. La entrevistadora va guiando la conversación con el objetivo de llegar a un recuerdo significativo o que tenga un impacto para esa persona. Se le hacen preguntas como cuál es su primer recuerdo, o el recuerdo más importante de su infancia”.
“Buscamos elementos que tengan un apego identitario importante en la en la memoria de la persona. Y entonces, cuando se localiza una de estas escenas, se empieza a describir a través de la conversación con la persona entrevistada”, continúa. “Si nos habla de estar jugando con su hermana en un campo de naranjos en Valencia, por ejemplo, le preguntamos cómo iban vestidas, si había gente alrededor. Cada uno de esos detalles se va convirtiendo en un prompt”.
En ese momento la IA puede empezar a generar los primeros esbozos. Se le muestran a la persona, que va ajustándolas a sus recuerdos y pidiendo correcciones. Uno de los aspectos interesantes del proceso, explica el fundador de Domestic Data Streamers, es que hay elementos de la imagen que funcionan mejor cuando son borrosos. Cuando es la memoria de la persona la que rellena esos huecos.
Hay elementos que denominamos 'detonadores', como por ejemplo la marca o la forma de un vehículo. Cuando logras recrearlos ves que la persona conecta con la imagen, le cambia la cara. La emoción que surge es bastante intensa
“Luego hay elementos que denominamos 'detonadores', como por ejemplo la marca o la forma de un vehículo. Hasta que no consigues que se parezca al vehículo concreto la persona no conecta con la imagen. Pero entonces, ¡pum!, ya hace que encaje todo lo demás”, revela: “Tienen un recorrido muy intenso. Cuando logras recrearlos ves que la persona conecta con la imagen y lo ves porque les ha cambiado la cara. La emoción que surge es bastante intensa”.
Cómo funcionan esos “detonadores” o por qué a veces la nitidez de la imagen juega en contra de la capacidad de la persona para hacerla propia son aspectos que se estudiarán en la colaboración con las universidades canadienses. Aunque ya tienen una sospechosa principal: las neuronas de concepto, que tienen el curioso sobrenombre de neurona de Jennifer Aniston, ya que el experimento que las descubrió se realizó con imágenes de la actriz estadounidense.
Terapia contra el Alzheimer
Con este proceso se realizaron las imágenes de Eugenio y Carmen con sus recuerdos de su viaje a Barcelona con una gran alfombra (Eugenio trabajaba en una fábrica de alfombras en Países Bajos). También de Esmée, que vivía en un pequeño pueblo de Camerún y pasaba las tardes ayudando a su madre a plantar maíz y patatas junto a sus hermanos. Especialmente aquella parte del campo que recuerda con total nitidez, ya que era en la que jugaba al escondite con ellos. O el de Antonio, que un día construyó una pequeña cabaña junto a su hermano en la que querían pasar la noche al raso. Un plan frustrado cuando su perro volvió a casa y condujo a su madre hasta el escondite.
La idea del proyecto es usar el potencial de la IA para llevarlo a “los márgenes” de la sociedad. Los desplazados por el cambio climático, los reprimidos por la dictadura, las víctimas de eventos traumáticos. Sin embargo, muy pronto la idea mostró su potencial para ayudar a los enfermos de Alzheimer, para lo cual consiguió el apoyo de las universidades canadienses.
El foco es la terapia de reminiscencia. “Consiste en identificar momentos relevantes de una persona y conseguir estimular momentos de lucidez a través de imágenes, sonidos, olores, etc.”, expone Gasulla. “En momentos de desorientación profunda se pueden conseguir reconexiones mediante estos estímulos, si tienen algún significado para el paciente. Nosotros lo hacemos con imágenes”.
“Es temporal, no frena el deterioro ni mejora la enfermedad”, aclara. “Simplemente genera espacios de plasticidad neuronal en los que conseguimos que un paciente tenga más capacidad para conectar con las personas que le rodean y con su entorno. Mejora la calidad de vida y conseguimos mecanismos para aliviar los síntomas mayores. Nosotros no somos expertos, pero es algo que estamos investigando con las universidades”, apunta.
La oficina ciudadana del proyecto Synthetic Memories estará abierta hasta finales de junio. El objetivo es entrevistar a unas 300 personas, ayudarlas a que sus recuerdos trasciendan la pérdida de memoria y avanzar en el conocimiento de los resortes de los recuerdos. Al final de la experiencia también se publicará un estudio sobre el impacto de la iniciativa para conectar generaciones y medir el acercamiento a la tecnología de una manera saludable.
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Los nombres de las personas cuyos recuerdos son citados en este reportaje se sustituyeron por otros para respetar su intimidad.