“Nosotros no nos denominamos ni ecologistas ni ambientalistas porque no estamos protegiendo a nadie. Nuestra concepción no es proteger a la naturaleza. La naturaleza nos protege a nosotros: nos da el agua, el sol, la comida, la oscuridad que necesitamos para descansar. La lucha es defender nuestra existencia, tratar de que dejemos de destruirnos. No hay otra forma”, dice Lefxaru Nawel. Es joven, apenas 34 años. Se recibió de abogado en junio en la universidad Siglo 21. Por las restricciones impuestas por la pandemia, defendió el trabajo final de grado vía Zoom. Para rendir usó el xarilogko, una vincha típica mapuche que representa la fortaleza del conocimiento. La calificación fue diez.
Lo llaman Lef, un apodo que castellanizado significa Lau, el diminutivo de Lautaro. Lef es un referente del pueblo-Nación mapuche en la provincia de Neuquén. Vive en el fof Newen Mapu, a unos kilómetros de la ciudad capital. Forma parte de la Confederación Mapuche - Zonal Xawvn Ko, y mientras terminaba sus estudios universitarios se especializó en Derecho Indígena. Hoy es parte del Observatorio de Derechos Humanos de Pueblos Indígenas. También representa a la Multisectoral contra el Fracking.
Lef recibe a elDiarioAR en la sede de la comunidad Newen Mapu, que aquí llaman, de manera informal, la Ruka. Es un centro de reuniones y educación. Aquí se aprende el idioma original, el arte y la historia mapuche. Es lunes 2 de agosto en Neuquén. Hay algo de viento, pero el sol se impone y, sobre todo, la temperatura: el abrigo sobra. Es invierno, pero aquí no hace frío. ¿Nieve? Nada. Podría ser un día de primavera sureña.
Dice Lef: “Hay una gran desconexión de las personas con todo nuestro entorno. Y no hablo de vivir en el monte o en medio de la selva. El mejor ejemplo es lo que hoy está ocurriendo. Hay sequía y en pleno agosto debería haber temperaturas bajo cero y hacen 25 grados. Y la persona, el ser humano, en lugar de reflexionar por qué está ocurriendo una temperatura de 25 grados en un momento que probablemente debería estar nevando dice: ‘Qué lindo está el día, vamos a disfrutar de la naturaleza’”.
¿Pero no hay mayor conciencia sobre la crisis climática?
Sí, tiempo atrás, no mucho, 2013, los partidos políticos no tenían al Ambiente en su agenda. Ni siquiera lo incluían en el discurso por mera conveniencia. Hoy sí lo están teniendo, de hecho forma parte de sus propuesta de campaña. Pero sobre todo la juventud está teniendo más conciencia. La juventud se está cuestionando lo que come, lo que ve, lo que recibe, lo que consume. Y en ellos vemos una luz de esperanza para seguir adelante con esto. Tenemos que defender nuestra existencia porque no hay otra forma. Y porque es acorde al conocimiento mapuche y nosotros tenemos que ser consecuentes con eso.
Hay una gran desconexión de las personas con todo nuestro entorno. En pleno agosto debería haber temperaturas bajo cero, pero hoy hacen 25°. Y la persona, el ser humano, dice: ‘Qué lindo está el día, vamos a disfrutar de la naturaleza’.
¿Cuánto hay de demanda social y cuánto de tradición mapuche en el reclamo por el cuidado del medio ambiente?
Podría decir que nos lo mandataron nuestros mayores, porque es verdad. Algunos que ya no están con vida. Nos dijeron que nosotros éramos los que teníamos que defender esto. Que teníamos que estudiar, que teníamos que averiguar qué es lo que quieren hacer acá y que teníamos que analizar si nos convenía. Y enfrentarlo si no. Y es lo que estamos haciendo.
“Nosotros no juzgamos como enemigo a alguien que es un ignorante”
“‘Comunidad’ --corrige Lef-- es la presencia de una población fuera de su territorio. Nosotros somos pueblo-Nación mapuche. Al pueblo-Nación lo componen los lof, que es nuestra forma organizativa, territorial y jurisdiccional que tenemos de habitar el territorio. En castellano se dice comunidad, pero nosotros reivindicamos que se diga lof”. Como la de Lef, en Neuquén hay varios lof que sobreviven la avanzada de la industria del petróleo y el impacto que genera. En Newen Kura, por ejemplo, hay plantas de tratamiento de residuos hidrocarburíferos donde antes criaban animales. Eso y el olor a gas.
Lef es parte de Fuera Basureros Petroleros, una asamblea permanente que activa frente a los predios donde descartan la resaca que deja el fracking. También convocan a manifestarse por los sismos que genera ese método de extracción y la sequía de los ríos en la cuenca neuquina.
Todo eso sucede mientras prima un reclamo casi ancestral: el reconocimiento de las tierras que habitan. “Después de doce años y de un proceso de conflicto y criminalización empezamos a ser reconocidos. El problema es que nos ofrecen nuestro territorio en comodato a 99 años. Y nosotros pedimos que reconozcan la propiedad comunitaria, la restitución. Cuesta mucho porque hay un gran desconocimiento del derecho vigente en la Argentina, en este caso del pueblo-Nación mapuche, sobre todo en el Estado”, dice Lef.
¿Y cuáles son las otras preocupaciones?
La contaminación a consecuencia del fracking. Nos preocupa porque no vislumbramos ningún tipo de solución o mejoramiento. Y eso va en contra de lo que nosotros creemos que es el buen vivir. Nadie en Neuquén quiere decir que no hay contaminación. Hay un debilitamiento del control ambiental del gobierno y las instituciones públicas con la industria. Se han corrido de su rol de garantes del derecho a un ambiente sano y a la salud de las personas.
¿Por qué, a tu entender, no hay control?
Creemos que la contaminación es parte de las ganancias de las empresas que operan en la cuenca neuquina y en otras parte del país. Hubo funcionarios públicos que, cínicamente, nos han reconocido que el no control a las petroleras es una de las garantías que ellos les dan a la hora de invertir. Así, el Estado provincial pasa a ser garante de las ganancias de las multinacionales. Nosotros hemos denunciado que están siendo afectadas las napas y los cauces de los ríos. La Justicia no ha hecho nada. A cambio, hemos sido denunciados por las empresas, por los gobiernos, por los terratenientes. Naturalmente hemos ganado esos juicios: no tenemos ni un preso ni un condenado.
¿Los pueblos originarios siguen siendo “los otros” para quienes no pertenecemos?
Nos llama la atención cuando vamos a Buenos Aires que piensen que estamos en una guerra, a los tiros: mapuches contra neuquinos, como si fuera el Isis contra la OTAN. Pero acá vivimos una realidad intercultural. Estamos completamente mezclados con la sociedad no mapuche. No tenemos un concepto de pureza racial. A lo que vamos es a la reivindicación cultural, y en ese sentido nuestra cultura todavía está muy ignorada por la población.
Nos llama la atención cuando vamos a Buenos Aires que piensen que estamos en una guerra, a los tiros: mapuches contra neuquinos, como si fuera el Isis contra la OTAN.
¿Por qué?
El Estado se encarga de que eso sea así. Acá lo que se vive es una saqueo de los recursos naturales, una permanente contaminación y empobrecimiento de la sociedad. Nosotros vemos al pueblo neuquino, al argentino en su totalidad, como un potencial aliado en esa opresión, en esa negación de derechos vigentes para favorecer intereses económicos. El racismo que gran parte de la población adolece ha sido una política de Estado en Argentina desde su creación. Difícilmente nosotros podamos juzgar como enemigo a alguien que es un ignorante, asustado muchas veces por los medios masivos de comunicación.
Para Lef, la intensa actividad y exploración de las petroleras en la Cuenca Neuquina no sólo genera contaminación, sino un problema económico y social. Pero, fundamentalmente, el fracking es un problema de soberanía. Cierra: “Contamina la tierra, el agua y el aire; destruye el cauce de los ríos, nos están dejando sin agua. Eso prohíbe la posibilidad de proyectar otras formas de vida que dependan de la extracción del petróleo. Esa es una consecuencia que no se nombra y una de las más graves para el pueblo mapuche”.
VDM/SH
Esta nota fue producida con el apoyo de Observatorio Petrolero Sur.