Un arco inflable con los colores de la bandera LGTBQ+ atraviesa por encima la Avenida de Mayo, a metros de la Casa Rosada. Abajo, como si fuera un punto de partida, hay camionetas que avanzan despacio con parlantes aparatosos: suenan Miranda, La Joaqui, Bad Bunny. Un hombre alto y fibroso, vestido solo con un collar de cuero negro y un calzoncillo del mismo color con la palabra “adicto” bordado en la parte trasera, levanta un cartel arriba de un conteiner: “Milei nos odia”, dice el mensaje. Del otro lado, una mujer con el pelo violeta y una remera rosa con la palabra “Pride” en el centro estira una pancarta: “Las pelucas son nuestras, Javier”, se lee. Otra joven, el pelo rubio, el cartel en alza: “Swifties Sí. Milei No”, dice, en alusión a la cantante Taylor Swift y su comunidad de fans que se manifestó en contra del candidato de La Libertad Avanza (LLA).
En una nueva Marcha del Orgullo de Buenos Aires la coyuntura electoral no fue ajena. Los mensajes directos al candidato presidencial por LLA fueron explícitos. Beltrana Irina Contuiz, una mujer trans de “más de 40 años”, asiste por segunda vez a la convocatoria. Nació en Argentina, pero durante la última dictadura militar su familia sufrió una persecución política que los llevó a exiliarse en Colombia. Del país cafetero, cuenta Beltrana, también debió irse, tras el avance de “un nuevo gobierno de derecha”. “Sabemos lo que es el fascismo en Colombia”, dice ella. “La gente cree que es algo inocente que alguien como Milei muestre una motosierra en público. Pero eso significa recortar por la fuerza y no por consenso”, explica. Lleva una pancarta en reclamo por la ley integral trans, una de las consignas de la marcha de este año que busca que se garantice la inclusión social y los derechos en igualdad de condiciones para esa población, teniendo en cuenta las leyes ya conquistadas como la Ley de Identidad de Género y la del Matrimonio Igualitario. Sin embargo, asegura Beltrana, el Estado continúa discriminando al colectivo trans: “la ley del cupo laboral no se cumple. Soy abogada y es muy difícil conseguir un trabajo por ser quien soy”, confiesa. “Hoy trabajo en la noche. Me sirve. Los trabajadores sexuales también merecemos más derechos”, destaca.
La expectativa de vida aproximada de mujeres trans, según el informe “la revolución de las mariposas”, publicado por el Ministerio Público de la Defensa de la Ciudad de Buenos Aires, es de 40 años. Asimismo, el informe detalla que la exclusión que sufren empuja a la inmensa mayoría âel 70%â al trabajo sexual como principal medio de subsistencia, muchas desde niñas.
Mercedes De Mendieta tiene 36 años y es de Capital Federal. Llegó a la marcha con la agrupación ‘Isadora Mujeres en lucha’, junto a otras organizaciones. “Era muy importante estar en las calles hoy contra la reacción patriarcal que representa Milei y Victoria Villarruel”, explica la manifestante. “En caso de que ganen, dijeron expresamente que van atacar los derechos de las mujeres y disidencias”, destaca. Ayer, la diputada electa y posible canciller del hipotético gobierno de Javier Milei, Diana Mondino, comparó el matrimonio igualitario con tener piojos. “Si vos preferís no bañarte y estar lleno de piojos y es tu elección, listo, después no te quejes si hay alguien que no le gusta que tengas piojos”, explicó la diputada en una entrevista. “Es una provocación tras otra. No queremos antiderechos en el Gobierno”, retoma la joven que lleva una pancarta por la aparición de Tehuel de la Torre, el joven trans de 22 años que permanece desaparecido desde el 11 de abril del 2011. “La causa está frenada. Creemos que la vida de las personas trans vale menos para el Estado”, señala De Mendieta.
Las banderas de diferentes agrupaciones coparon la Avenida de Mayo en dirección al Congreso de la Nación. Desde los ‘Piqueteros Orgullosos’ del Partido Obrero hasta los ‘Cristianos Orgullosos’, una organización religiosa integrada por disidencias sexuales. “Si tu iglesia te rechaza, hay comunidades que te abrazan”, reza una de sus banderas. Yuliana A. participa de esta organización que comenzó a formarse en 2018, a partir de la ley del aborto. “Muchos empezamos a debatir si se podía ser feminista, estar a favor del aborto e igual ser cristiano”, explica la joven. A pesar de pertenecer a una religión que históricamente discriminó a las diversidades sexuales, Yuliana asegura que fueron “muy bien recibidos” por los convocantes de la Marcha y el resto de los movimientos LGTBQ+. “Sabemos que en la próxima elección se define mucho sobre nuestro futuro y no queremos que nada que tenga que ver con Milei nos represente”, cuenta la joven. “El orgullo y la fe son políticos. Por eso estamos acá”, agrega.
Cae la tarde en el centro porteño. Pero para Miguel Abraham, de 25 años, es la mejor hora “para sacar fotos”. Tiene 25 años y llegó con su novio desde La Matanza. Es la tercera vez que participan. “Ningún partido político nos representa, pero está claro que no queremos a Milei”, explica. “Igual conozco a varios libertarios que andan por acá”, bromea. La cúpula del Congreso se ve brumosa desde la avenida. Los colores oficiales de la Marcha, sin embargo, teñirán todo el Parlamento cuando caiga la noche. Y en medio de un arcoíris, ellos continuarán marchando.
FLD/DTC