En marzo, tras casi dos décadas de debates, los Estados miembros de la ONU aprobaron un acuerdo histórico para proteger la vida marina en alta mar. Aunque dos tercios del océano mundial se consideran alta mar, es decir, fuera de las jurisdicciones nacionales, sólo el 1% de esta zona está protegida en la actualidad. La mayor parte no está regulada y queda vulnerable a la sobrepesca y la contaminación.
El nuevo tratado de la ONU pretende solucionar este problema creando un marco para la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad marina en estas aguas, incluyendo la creación de zonas marinas protegidas.
“El tratado no es una solución completa”, afirmó Octavio Aburto, profesor del Instituto Scripps de Oceanografía de San Diego (California). “Pero al menos ahora existe un marco y pueden iniciarse las tareas para que la explotación de alta mar sin rendición de cuentas termine”.
Estas aguas albergan una gran biodiversidad y ecosistemas, como corales de aguas profundas y animales migratorios. También juegan un papel clave en la regulación del clima de la tierra porque el océano y los organismos marinos absorben grandes cantidades de carbono de la atmósfera. Preservarlos es esencial para estabilizar el sistema climático del planeta.
Pero el monitoreo y la protección de alta mar tienen sus dificultades inherentes, dada su lejanía y tamaño. La falta de información ambiental también dificulta la identificación de zonas especialmente vulnerables y el desarrollo de estrategias de conservación.
Es en este punto donde la inteligencia artificial (IA), las imágenes por satélite y otras tecnologías innovadoras pueden aportar datos clave para llenar el vacío de información.
Control de la pesca ilegal
Varias organizaciones utilizan ya una combinación de imágenes por satélite y aprendizaje automático para detectar en tiempo real la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR por sus siglas en inglés), y presentan sus resultados en plataformas en línea de uso gratuito.
Global Fishing Watch, por ejemplo, provee un mapa interactivo en línea que utiliza datos de los transceptores de los buques para seguir sus movimientos y estimar el esfuerzo pesquero comercial. De este modo, puede seguir a los buques por las zonas económicas exclusivas de los países, las zonas marinas protegidas y alta mar. Sin embargo, depende de las transmisiones de los buques, y a veces los barcos “se oscurecen”, desactivando sus dispositivos de seguimiento. Según Global Fishing Watch, esto no siempre es intencionado, pero es una “gran señal de alarma”.
Otras iniciativas buscan señales en el cielo para ayudar a identificar comportamientos inusuales en el océano. Desarrollada por el Allen Institute for AI (AI2), una organización sin ánimo de lucro, Skylight es una plataforma de monitoreo que utiliza imágenes satelitales para proporcionar información puntual a las autoridades pesqueras.
Ted Schmitt, Director de Conservación de AI2 y responsable del programa Skylight, afirmó que el Acuerdo sobre Medidas del Estado Rector del Puerto (AMERP) es especialmente importante en la lucha contra la delincuencia pesquera. Ayuda a las naciones a coordinarse para impedir que los buques de pesca INDNR desembarquen sus capturas, y es el primer acuerdo internacional vinculante dirigido específicamente a este tipo de pesca.“Para dotar de fuerza a esta política, los países y las ONG utilizan Skylight para identificar actividades sospechosas, como posibles transbordos, para las autoridades portuarias que aplican medidas en el marco del AMERP”, añadió.
La tecnología utiliza herramientas como imágenes por satélite, “visión por computadoras” y aprendizaje automático para analizar datos y detectar actividades sospechosas en tiempo real. Por definición, alta mar es un mar lejano, por lo que no resulta práctico tener barcos y patrullas de vigilancia.
“Realmente hay que hacer teledetección, como mínimo, para saber dónde hay que hacer monitoreos, así que... cuando se envían los guardacostas, los aviones y los drones, es probable que efectivamente haya algo allí”, dijo Schmitt.
Dado que los delincuentes intentan adelantarse cerrando sus sistemas de rastreo para evitar la detección cerca de zonas protegidas o restringidas, los desarrolladores se ven obligados a trabajar más rápido y mantenerse a la cabeza de la carrera.
Para apoyar la tecnología, Skylight ofrece formación a representantes gubernamentales y ONG. La Célula Analítica Conjunta(JAC, por sus siglas en inglés) es un grupo de organizaciones, entre ellas Global Fishing Watch y la plataforma de seguimiento Trygg Mat Tracking, que trabajan para garantizar que la tecnología llegue a las personas adecuadas y sirva a su propósito.
En la actualidad, Skylight se centra principalmente en el monitoreo de las zonas económicas exclusivas, pero a medida que avance el tratado de alta mar, la plataforma desarrollará, según se informa, sistemas para ampliar su cobertura en aguas lejanas. El reto, según explicó Schmitt a China Dialogue Ocean, es acceder a imágenes de satélite para alta mar, ya que a menudo no se dispone de imágenes gratuitas y su adquisición resulta costosa, un ámbito en el que la JAC puede contribuir a mejorar el acceso.
¿Qué es la visión por computadoras?
Es un campo de la inteligencia artificial (IA) que ayuda a las computadoras a encontrar información importante en imágenes y vídeos digitales y, a continuación, a emprender acciones o hacer recomendaciones. Según IBM, “si la IA permite a los ordenadores pensar, la visión por ordenador les permite ver, observar y comprender”.
¿Qué zonas proteger? Los animales con GPS podrían tener la respuesta
Uno de los principales resultados del tratado de alta mar es que ayudará a establecer zonas marinas protegidas en estas aguas. Pero, ¿cómo se designarán? ¿Cuáles deben ser las prioridades a la hora de proteger una parte del océano?
En alta mar, en el Atlántico nororiental, por ejemplo, se establecieron seis zonas de protección en 2010, bajo el Convenio para la Protección del Medio Marino del Nordeste Atlántico, comúnmente llamado Convenio OSPAR. Desde entonces se han designado otras cuatro áreas marinas protegidas (AMP) OSPAR.
Un artículo publicado en 2021 en el Journal of Applied Ecology describe cómo las seis primeras zonas de protección OSPAR se designaron en gran parte por sus características bentónicas —las que se encuentran en el nivel más bajo cerca del lecho marino—, incluidas las zonas de fractura y los montes submarinos. Pero sus autores, como otros observadores, argumentaron que no se habían tenido en cuenta otras formas de vida oceánica, como las aves marinas. Los datos de rastreo de animales podrían resultar valiosos en este tipo de situaciones.
El biólogo marino Guy Harvey es partidario de este enfoque. Su organización, la Fundación Guy Harvey, utiliza el seguimiento por GPS de animales marinos para señalar posibles zonas de AMP.
En 2018, por ejemplo, Harvey marcó un tiburón ballena cerca de la costa caribeña de México que en 2022 había recorrido 31.000 kilómetros: a través del Golfo de México hasta aguas colombianas, luego hacia el norte hasta la costa de Florida, en alta mar del Atlántico, y a través del mar Caribe una vez más antes de llegar a Cuba.
En la conferencia Our Ocean, que se llevó a cabo en Panamá el pasado mes de marzo, Harvey explicó que este tipo de cartografía puede ayudar a comprender las pautas migratorias y los hábitats de especies, así como a sugerir lugares para nuevas AMP. Al comparar estos datos con las zonas que ya están protegidas, suele haber una correlación errónea, explicó Harvey.
En otros lugares, también hay iniciativas que utilizan datos sobre las pautas migratorias de las aves para determinar zonas oceánicas importantes. BirdLife International, una asociación mundial de ONG, analizó las rutas de 2.000 aves marinas a partir de la Base de Datos de Seguimiento de Aves Marinas. Así se identificó un Área Importante para las Aves y la Biodiversidad (IBA por sus siglas en inglés) que ahora pasó a llamarse AMP de la Corriente del Atlántico Norte y el Mar de Evlanov, o AMP NACES.
Hasta 5 millones de aves utilizan esta zona a lo largo del año, lo que la convierte en un punto de encuentro crucial para las aves marinas migratorias de todo el mundo. La Comisión OSPAR designó oficialmente a NACES en 2021, y fue la primera AMP en cuya identificación se utilizaron datos de rastreo. Tiene una superficie mayor que el Reino Unido y Alemania juntos, aunque todavía se está debatiendo su ámbito de aplicación y gestión.
Los retos a la tecnología
Existen otras herramientas tecnológicas que podrían ayudar a la protección de alta mar, como los submarinos autónomos que exploran los fondos de estas aguas y el monitoreo por satélite sin ánimo de lucro SkyTruth, que trabaja para identificar vertidos de petróleo. Esta última fue la primera en aportar pruebas de que el vertido de petróleo de BP tras el desastre de Deepwater Horizon en el golfo de México en 2010 era mucho mayor de lo que se había calculado en un principio.
“Todas estas herramientas avanzan ya muy rápidamente, pero el gran reto ahora es ver cómo se incorporan a la toma de decisiones”, afirmó Octavio Aburto. Añadió que tales herramientas se encuentran “todavía en una fase muy tecnológica y científica”, y que los gobiernos no suelen disponer de los recursos o la capacidad necesarios para formar a sus prefecturas y fuerzas armadas para que participen en las labores de vigilancia y aplicación de la ley en alta mar.
El gran reto ahora es ver cómo estas tecnologías se incorporan a la toma de decisiones
Los obstáculos para proteger eficazmente alta mar pueden surgir de la necesidad de equilibrar las iniciativas con los intereses comerciales, independientemente de si las prácticas actuales son insostenibles o agotan las poblaciones de peces. A medida que se vaya aplicando el tratado, también deberá quedar más claro cómo interactuará, en la práctica, con otros acuerdos existentes, como los que rigen el transporte marítimo en el marco de la Organización Marítima Internacional.
La ausencia de un marco de gobernanza mundial ha imposibilitado la adopción de enfoques coordinados para las medidas de conservación en alta mar. El nuevo tratado abre la posibilidad de que los gobiernos y la sociedad civil presenten propuestas de protección para alta mar. Los resultados se verán en los próximos años, a medida que se aplique el tratado.
Este artículo fue publicado originalmente en China Dialogue Ocean.