Raquel Perier, doctora en Biología, creía que a sus 71 años estaría con sus cursos de cine y lectura, disfrutando de su jubilación, pero el desarrollo de Vaca Muerta la ha arrastrado nuevamente a una pelea que creyó ganada: frenar el avance de la frontera hidrocarburífica en el Golfo San Matías y la costa atlántica de su provincia, Río Negro.
Especialista en peces –sobre todo merluza, rayas, tiburones y pez gallo del Mar Argentino– trabajó durante casi cuatro décadas codo a codo con su esposo, el también doctor en Biología, Edgardo Di Giácomo, fallecido en 2019. Juntos investigaron y enseñaron en la Universidad Nacional del Comahue e integraron el Instituto de Biología Marina en Río Negro.
Perier y su esposo trabajaban y vivían con sus niños frente al mar, en San Antonio Oeste, una localidad cercana a Las Grutas, uno de los balnearios turísticos de la provincia patagónica en el que un sector de la población resiste la llegada del oleoducto Vaca Muerta Sur, que se instalará a unos 120 kilómetros al sur, en Punta Colorada.
El próximo jueves 17 de agosto se celebrará una audiencia pública en la localidad de Sierra Grande, cercana a la zona donde se construirá la terminal, para exponer los detalles del proyecto y los estudios de impacto ambiental.
Entre 1995 y 1999, Perier, su esposo y un grupo de científicos de Río Negro lograron junto a un sector de la sociedad una ley provincial que garantizó que en la costa atlántica de la provincia no se pudiera instalar ningún proyecto petrolero. En septiembre de 2022, 23 años más tarde, la legislatura de Río Negro modificó esa ley por una amplia mayoría y sancionó una nueva normativa que permitirá a YPF desarrollar la terminal del oleoducto Vaca Muerta Sur en Punta Colorada.
“Era otro momento político, porque YPF era una empresa privatizada. Estábamos en la década de Menem y el gobierno provincial estaba en contra de que YPF hiciera ese proyecto. Así que toda la comunidad científica, más toda la comunidad en general, y todo el arco político nos unimos para que esto no saliera. Juntamos firmas y se las entregamos al Presidente”, afirma Perier en diálogo con elDiarioAR.
Sin embargo, casi un cuarto de siglo después de haber ganado la batalla, debe volver a darla. Esta vez la acompaña su hijo, Fabricio De Giácomo, uno de los referentes de la Multisectorial Golfo San Matías, que congrega a quienes se oponen al proyecto del oleoducto, entre ciudadanos, comerciantes, emprendedores del turismo de Las Grutas y otras localidades, ambientalistas y miembros de la Iglesia.
“La zona de Punta Colorada tiene algunas condiciones particulares como la profundidad de sus aguas que permitirá el ingreso de grandes buques de exportación”, explicó YPF ante la consulta de elDiarioAR sobre la elección de la zona para construir la terminal del oleoducto, a donde llegarán los barcos extranjeros para cargar el crudo de exportación de Vaca Muerta. Se estima que será dentro de tres años.
“Son los denominados buques VLCC (Very Large Crude Carrier) que hoy no pueden operar en ninguna terminal del país (hay otras seis). Además, la distancia con la zona central de Vaca Muerta es más corta que en otras alternativas analizadas”, respondió la petrolera argentina. También sostuvo que se eligió esta zona porque “las condiciones hidrodinámicas permitirán que la terminal pueda operar el 98% del tiempo”.
YPF agregó que la zona tiene un antecedente de exportación de hierro a través de un puerto mineralero, lo que hace que la zona ya tenga historia de producción industrial y sea más apta para el desarrollo de capacidades industriales. La mina dejó de funcionar hace años, pero en el puerto minero continúan amarrando barcos esporádicamente.
YPF asegura que funcionará con los “mejores estándares internacionales”, pero Perier y otros habitantes de la zona turística de Río Negro temen que el oleoducto y la terminal portuaria traerán contaminación irreversible.
No alcanzo a comprender porque el personal científico permanece callado sobre el Oleoducto Vaca Muerta Sur
–¿Cómo resumiría el posible impacto a la biodiversidad?– le preguntó elDiarioAR
–No solamente hay que pensar en la actividad dentro de cada golfo, sino la conectividad entre uno y otro. Por ejemplo, la ballena franca austral viene de la zona de Península Valdés y en su camino hacia el norte aprovechan la subida a partir de julio y se acercan mucho a la costa, entre los 5 y los 15 metros de la costa, y lo hacen con sus ballenatos. Provocarles contaminación a los ballenatos, que son más vulnerables que las ballenas adultas, provocaría no poder sostener el “stock” de ballenas en las próximas generaciones, porque estás provocando la muerte de los ballenatos en un momento en que todavía no se han apareado y por lo tanto no hay reproducción de la especie. Se estima que en este lugar pasan entre 1.000 y 1.200 ballenas francas, de las 5.000 o 6.000 que se piensa que están en toda la zona. Se cree que se necesitaría un año de estudios e investigaciones, de muestreos, para determinar cuál sería el verdadero impacto de todo esto.
Simulacro de derrame
La Multisectorial Golfo San Matías, que llevó este caso ante la Corte Suprema de Justicia –aún sin novedades en el tribunal–, realizó el simulacro virtual de un hipotético derrame en el golfo San Matías.
El simulacro se realizó a través de la plataforma de un organismo oficial de los Estados Unidos, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (National Oceanic and Atmospheric Administration, NOAA), una agencia científica que depende del Departamento de Comercio de los Estados Unidos y cuya misión es monitorear las condiciones de los océanos y la atmósfera.
El NOAA desarrolló una plataforma abierta en su sitio oficial que permite introducir distintas variables, como el viento, la marea, la época del año, el punto geográfico y el tipo de crudo para simular cómo podría evolucionar un posible derrame en cualquier zona del mundo.
El resultado difundido por la Multisectorial arroja que, de ocurrir un derrame en la zona de la terminal portuaria de Punta Colorada, Río Negro, durante principios de julio, el crudo podría no sólo extenderse dentro del golfo San Matías sino también hacia el norte y el sur a lo largo de los días siguientes, expandiendo una hipotética mancha negra, primero hacia el norte, cerca de Viedma; luego hacia el golfo San José, en Península Valdés, hasta aguas internacionales; y más tarde un poco hacia el sur.
–¿Cómo fue esa pelea en los 90? ¿Cómo lograron la ley?
–Todo empezó con un rumor a mediados de los 90, cuando gobernaba (Carlos) Menem. Supimos que YPF pensaba abrir un puerto petrolero en el Golfo San Matías, que vendría desde Rincón de Los Sauces, en Neuquén, y que llegaría justo frente a Las Grutas, del balneario. Y en ese momento nosotros éramos una comunidad científica de unas 15 o 20 personas en el Instituto de Biología Marina, de la Universidad Nacional del Comahue y de la provincia. En toda la comunidad científica nos opusimos porque en realidad es algo lógico que la comunidad científica esté en contra porque nosotros éramos un instituto que evaluaba en ese momento los recursos que tenía el Golfo San Matías, la pesca, la biodiversidad específica, no solamente de los animales, sino también los vegetales y todo el ecosistema del golfo. Así que nos dedicamos a oponernos, explicando las razones lógicas por las que nos oponíamos.
–Qué cambió el escenario?
–Era otro momento político, porque YPF era una empresa privatizada. Estábamos en la década de Menem y el gobierno provincial estaba en contra de que YPF hiciera ese proyecto. Así que toda la comunidad científica, más toda la comunidad en general, y todo el arco político nos unimos para que esto no saliera. Juntamos firmas y se las entregamos al Presidente. Se frenó. Pasaron un par de años y volvió a aparecer este rumor de que nuevamente YPF tenía intenciones de realizar el proyecto de ese momento. Así que los legisladores de la provincia de Río Negro, casi por unanimidad, votaron la ley 3.308, que impedía que se construyeran puertos petroleros o gasíferos, es decir, que salieran hidrocarburos por el golfo, además de prohibir el transporte de hidrocarburos por agua porque esa es otra de las cosas: por dónde van a entrar y salir los barcos, cuáles son las rutas de entrada y de salida al golfo, porque eso también es perjudicial. ¿En qué lugares harán los buques sus limpiezas? Eso también es muy importante. Entonces, logramos la 3.308, cruzarnos de brazos y dormir tranquilo, sabiendo que el golfo San Matías es uno de los pocos golfos que hay en la Patagonia que hasta ahora no está contaminado por petróleo. Esa participación nos dio muchas fuerzas, todos aunamos el esfuerzo por el “sí al golfo azul, no al golfo negro”. Y en realidad en este momento no entiendo, no alcanzo a comprender porque el personal científico permanece callado, en silencio. Hasta ahora no sé si están a favor o en contra. Pareciera que el silencio es de aceptación. ¿Cuál es el motivo verdadero? Lo desconozco, pero sí sé que muchos nos han ayudado con sus trabajos científicos, pero ninguno ha salido a decir que sería una barbaridad establecer un puerto petrolero en el golfo.
–¿Por qué sería riesgoso construir la terminal petrolera en el golfo San Matías?
–Los golfos norpatagónicos son tres: el Golfo San Matías; el Golfo San José, en cuya boca caería el Golfo San Matías: y el Golfo Nuevo, que está del otro lado de Península Valdés. El Golfo San Matías tiene una boca arriba que se llama Punta Bermeja y otra, abajo, que es la Península Valdés. Alrededor de septiembre, cuando el océano va ganando calor de la atmósfera, se empieza a formar una especie de corriente ciclónica, que va como las agujas del reloj, hacia arriba, más o menos desde la mitad del golfo San Matías, donde estaría Punta Colorada, y esa corriente va adquiriendo velocidad. Se va acelerando y en marzo tiene el tope de aceleración. Pero como es más profundo que la plataforma adyacente, la residencia de las aguas es mayor, es decir, no salen. El agua entra por el sur y teóricamente debería salir por el norte, pero al ser el Golfo San Matías, las aguas quedan adentro en forma de circulación dando vuelta y no se sabe cuánto puede pertenecer. Así que si acá generáramos contaminantes dentro de las aguas del golfo, no sabríamos cuánto tiempo estarían esos contaminantes dando vuelta continuamente porque aparte hay un giro ciclónico al norte y uno al sur más pequeño. A su vez, el Golfo San José también tiene movimientos de remolinos muy fuertes producto de las mareas.
Para la Nación y el gobierno de Río Negro, esta es una provincia de sacrificio.
–¿Cuánto más calor haga, más riesgo de que se estanque una hipotética contaminación de las aguas?
–Sí, realmente es extremadamente preocupante. Ni siquiera hablemos de derrames, de accidentes. Eso va a provocar realmente situaciones irreversibles. Pero el simple hecho de que haya un puerto petrolero, que es sucio porque entre la enganchada y la desenganchada de los buques siempre va a haber pérdida de crudo, ese ambiente sucio también va a ser movido. Esas aguas también van a circular en un giro ciclónico al norte y otro al sur y va a contaminar independientemente de un derrame. Ningún puerto es limpio y mucho menos uno de transporte de crudo. El petróleo es una cosa aceitosa que queda en la parte superior e impide la penetración hacia el interior también. Lo importante es que no haya un puerto para que pueda seguir existiendo la biodiversidad, como corresponde.
–¿Qué pensó cuando supo que habían modificado la ley?
–Que tenía que volver a trabajar. Fuimos a la Legislatura pensando que íbamos a poder entrar y no pudimos. Es tan corrupto, porque no se es solamente “corrupto” por una cuestión de dinero, porque yo no he visto nada, pero que en una noche se cambie una ley porque se les dio la orden, sin siquiera razonar cuáles son las modificaciones. En enero de 2022 acompañamos y nos solidarizamos con los Atlánticazos –el movimiento contra la exploración de hidrocarburos en la cuenca norte del Mar Argentino– por lo que estaba sucediendo en Mar del Plata, pero nosotros estábamos tranquilos y en realidad yo soy de la década del 70, cuando la militancia era casi como una cuestión común de los jóvenes, sobre todo si teníamos relación con la universidad o los sindicatos. Así que a mí no se me ocurrió otra cosa que ponerme a pensar que esto no podía salir. Lo que nunca creí era que me iba a encontrar con algo decepcionante para mí, pero tiene que ver más con la sociología que con la biología. Y es esta capacidad tan ansiosa que tiene la gente por el consumo y por el apego a las cuestiones que no tienen que ver con el ambiente. Es como que hubiera una resignación y una aceptación de que, bueno, hay cambios que van a ocurrir. Por eso no participan. A pesar de que este es un pueblo chico y que tenemos actividades que nos permiten vivir medianamente tranquilos, también es cierto que la gente corre continuamente en pos de un lugar un poquito mejor al que tienen y olvida que a lo mejor estos paisajes y estos ambientes no contaminados pueden desaparecer. El ex CEO de de YPF, Galuccio, dijo que Vaca Muerta tendría unos 15 años más de vida, 20 años a lo sumo. Miles de millones se van a gastar en este puerto petrolero para 10, 15 años de vida, destruyendo 600 kilómetros desde Vaca Muerta hasta el Golfo, contaminando toda la playa, contaminando toda la zona costera. Realmente la provincia es una provincia de sacrificio, evidentemente para la Nación y el gobierno de Río Negro, esta es una provincia de sacrificio.
ED/DTC