Decepción con el primer borrador de la Cumbre de Glasgow: “Es muy débil”

Raúl Rejón

Glasgow (Escocia) —

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El primer documento de trabajo de esta cumbre del clima en Glasgow incluye la “urgencia” de tomar acciones para mantener al alcance el límite de calentamiento de la Tierra en 1,5ºC y denomina esta década del 2020 a 2030 como “crítica” para cumplir con el Acuerdo de París. Sin embargo, este índice de “posibles elementos” para incluir en la declaración final no se mencionan los recortes de emisiones de CO2 ni los combustibles fósiles.

Esta aproximación muestra qué puntos han surgido en las negociaciones. Ahí se dice que se “da la bienvenida” a los informes científicos del Panel Internacional de Expertos de la ONU, el IPCC, y que “es necesaria una mayor ambición a la luz de la ciencia para cerrar las brechas” que, a día de hoy, harían imposible llegar a los objetivos trazados en París en 2015.

Pero, a pesar de señalarse que hace falta más ambición y más acción, este listado no tiene referencias concretas a que deban acometerse recortes extra de emisiones de gases de efecto invernadero ni se habla del petróleo, el gas, el carbón o el resto de los combustibles fósiles. Su utilización es la causa principal de ese efecto invernadero en la atmósfera que deriva en la alteración del clima.

“Que el primer borrador sea tan débil no augura nada bueno”, analizan en Greenpeace. La organización opina que, normalmente, en las primeras fases aparecen versiones más ambiciosas que luego, al pulirse, quedan matizadas. “Es muy preocupante que sea ya tan débil”, ha dicho la directora de Greenpeace Internacional, Jennifer Morgan. “Para mantener vivo el 1,5ºC hay que eliminar los combustibles fósiles”. La ONU ya ha afeado , justo antes de la COP26, que los planes de los principales productores es aumentar la producción de gas, petróleo y, algunos, de carbón para 2030.

Aun así, en esta primera toma de contacto sí se han mencionado asuntos como la “aceleración” de las acciones climáticas antes de 2030, la necesidad de que se revise cada año el efecto combinado de los planes climáticos remitidos por los países (que ahora vaticinan un calentamiento de 2,7ºC) y reconocer, precisamente, que hay una brecha entre esos planes y el objetivo marcado por ellos mismos para limitar el recalentamiento planetario.

“Es un lenguaje vago”, contraponen los activistas que apuntan a las delegaciones de Brasil, Australia y Arabia Saudí como principales bloqueadores. Además, subrayan que esta conferencia en Europa es crucial porque las dos siguientes tendrán como sede Egipto y Emiratos Árabes Unidos.

Apretar el ritmo

Con todo, el presidente de la COP, Alok Sharma, ha vuelto a comentar este lunes: “Mi prioridad ahora es el ritmo” de las conversaciones. “Tiene que haber una sensación de urgencia en las negociaciones”, ha remachado. “Queremos forjar un acuerdo que signifique más acción durante este década para ayudar a mantener ese límite de 1,5ºC al alcance. Sharma ha nombrado ya a sus elegidos para intentar facilitar el diálogo entre partes (la vicepresidenta de Transición Ecológica, Teresa Ribera, hará esa función en las cuestiones de adaptación al cambio climático).

En el primer borrador de declaraciones, las partes se han quedado en mostrar “gran preocupación” por el retraso de la financiación para los países vulnerables, en teoría, ya comprometido hace años: 100.000 millones de euros anuales que “todavía no se ha alcanzado”. Se considera, en este momento, que “es urgente incrementar la financiación a los niveles necesarios para apoyar a los países empobrecidos en su implementación de las medidas necesarias para atajar el calentamiento”.

Lo que sí se comenta es cierta obviedad. “Es de vital importancia la adaptación [al cambio climático] a la luz de la subida de las temperaturas”. No deja de ser el reconocimiento de que los impactos de la crisis ya están haciéndose notar. Pero, este apartado se repite un poco la crítica verde de inconcreción al aparecer simplemente “un compromiso para tomar más acciones”.