La Unión Europea podrá usar el polémico pesticida glifosato al menos 10 años más. Es la decisión que tomó la Comisión Europea ante la profunda división de los 27 estados, que no se pusieron de acuerdo ni para prohibir el uso de esa sustancia ni para prolongar su vida. Ante la falta de una mayoría cualificada, El gobierno comunitario decidió decidido ampliar la utilización de esa sustancia con algunas restricciones y condiciones basándose en las evaluaciones de la Autoridad Europea de la Seguridad Alimentaria (EFSA), que descartó “áreas críticas de preocupación” en un informe en el que, no obstante, admite haber “identificado algunas lagunas de datos”.
“La Comisión, basándose en las exhaustivas evaluaciones de seguridad llevadas a cabo por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA), junto con los Estados miembros de la UE, procederá ahora a renovar la utilización del glifosato por un periodo de 10 años, sujeto a determinadas condiciones y restricciones nuevas”, señala el gobierno comunitario en un comunicado después de que los 27 no hayan conseguido una mayoría suficiente ni para aprobar la propuesta inicial de la Comisión ni para tumbarla en el Comité de Apelaciones.
La actual autorización caduca el 15 de diciembre, por lo que la Comisión Europea estaba obligada a tomar una decisión antes de ese momento. Entre las restricciones que se implementarán en la nueva autorización, están la prohibición del uso como desecante antes de la cosecha y la necesidad de adoptar determinadas medidas para proteger a los organismos que no son objetitvo como tal del herbicida.
El glifosato, inventado por Monsanto y ahora propiedad de Bayer, es el herbicida más utilizado en el mundo, fundamentalmente para acabar con las malas hierbas, y acumula indemnizaciones multimillonarias por sus efectos perjudiciales. No obstante, la Comisión Europea planteó a los estados miembros extender su vida 10 años en base al informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que avaló su uso. España fue uno de los países que se mostró a favor de extender la utilización del glifosato durante el proceso de decisión precisamente por esa posición de la agencia europea mientras que Alemania y Francia se abstuvieron, lo que en la práctica es votar en contra de la medida, que requería del apoyo de un 55% de los estados miembros que representen el 65% de la población comunitaria.
La propuesta que hizo la Comisión Europea, no obstante, contiene limitaciones para el empleo de esa sustancia –por ejemplo, un máximo de 1,44 kilogramos por hectárea al año para el uso agrícola– así como medidas de mitigación de riesgos en las zonas en que se aplique, como el establecimiento de bandas de protección de entre cinco a diez metros y el uso de equipos que eviten la deriva del producto por el viento.
La decisión de la Comisión Europea choca con el criterio de las organizaciones medioambientales. Un total de 196 enviaron una carta la presidenta, Ursula von der Leyen, en la que reclamaban la retirada de la renovación por una década del glifosato al entender que “representa un alto riesgo para la salud humana y los ecosistemas”. “Conviene no olvidar que la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la OMS ha asociado esta sustancia al desarrollo de ciertos tumores. Resulta difícil comprender que ahora se proponga renovar su uso por 10 años cuando la vez anterior, en 2017, solo se renovó por 5 años, y no por 15 como inicialmente se pretendía, precisamente por la creciente evidencia científica acerca de los daños que ocasiona”, señala en un comunicado Carlos de Prada, director de la iniciativa Hogar sin tóxicos.
Ecologistas en Acción también pidió al Gobierno que se opusiera a la renovación y advierte del riesgo medioambiental del uso del glifosato. “Los análisis oficiales de las masas de agua españolas hablan claro: en 2022 el 34,6% de las aguas superficiales españolas estaban contaminadas por glifosato en una concentración que incumple la norma de calidad ambiental. En lo que respecta al AMPA, principal tóxico generado en la degradación del glifosato, el 13,7% de los puntos de muestreo estaban contaminados”, señala en un informe.