¡Qué melancólicos o radiantes son los días que se equivocan de estación! - Silvina Ocampo
“En nagori, el apego, la nostalgia y la temporalidad se mezclan. Nagori indica tanto la nostalgia por nuestra parte, por lo que nos deja o que dejamos, como la idea de algo que se desliza ligeramente en la estación, como si esa cosa (por ejemplo, las flores, la nieve) dejara a regañadientes este mundo y la estación que le pertenece. Tanto la cosa contemplada como el contemplador parten a regañadientes”. Rescato en mi cuaderno de apuntes ese magrísimo párrafo del delicado ensayo Nagori. La nostalgia por la estación que termina, de la escritora japonesa Ryoko Sekiguchi. Me quedo con restos, apenas, porque no encuentro mi ejemplar del libro en casa. Justo ahora que quería anotar algo un poco destartalado acá sobre los cambios de estaciones; justo ahora que transitamos este limbo de días ni tan agobiantes, ni tan frescos, ni tan llenos de luz, ni tan rotundamente oscuros. Doy en algún pasillo non sancto de internet con la edición del libro en italiano. La repaso, me río del vaivén: ir atrás de palabras de un idioma que desconozco a otro que apenas me suena amigable.
Lo olvidamos porque la lectura tiene, también, algo de estos días inciertos: es limbo, trance, pasaje. Pero a veces es importante recordar que cualquier traducción implica más que nada buenas dosis de fragilidad, de imaginación y de poesía. Tratándose de una lengua remota para nosotros como el japonés, el ejercicio, incluso para el profesional más sensible, se intensifica.
Abro este paraguas enorme –como si estuviera mirando ahora mismo por la ventana una tormenta otoñal que no termina de arrancar– para comentar que en japonés el término nagori, según la versión siempre transitoria de los traductores, quiere decir “la huella de las olas”. Al menos si se sigue un carril bien lineal. Pero no se queda ahí. Según esos mismos trabajadores silenciosos de las palabras –la del libro de Sekiguchi editado por la editorial Periférica se llama Regina López Muñoz– el término nagori también se abre para describir una especie de nostalgia estacional. O varias.
“La nostalgia de la estación que termina, que nos deja y que, a nuestro pesar, dejamos atrás. Remite a la estacionalidad de un fruto o de una hortaliza anunciando su futura ausencia: para recuperar su olor, su sabor y su sensación no nos quedará otro remedio que aguardar un año entero conservando, eso sí, su recuerdo en la memoria de nuestros sentidos”, se lee en la contratapa del libro y sigue: “Nagori es asimismo la atmósfera de algo que ya no existe, como la de una casa que evoca el recuerdo de quienes la han habitado. Nagori es lo que queda tras el paso de una persona, de un objeto, de un acontecimiento. Nagori es, también, el momento de la despedida y el anhelo del regreso”.
El libro que sí encuentro en casa es uno que lleva como título Verano y es hermoso. Lo publicó Ediciones Godot hace unos años, forma parte de una saga de libros dedicados a las cuatro estaciones y compila fragmentos de distintos textos escritos por Henry David Thoreau (la selección es de Peter Saint-André, la traducción, de Natalia Barry).
Me cruzo con una entrada de sus diarios del 14 de julio de 1852. Me gusta porque las estaciones lejos de diferenciarse se solapan: aunque está escrita en verano, trae escenas que pertenecen a la primavera y al otoño. La transcribo.
“El joven prepara sus materiales para construir un puente a la luna, o quizás un palacio o un templo en la tierra, y con el tiempo, en la mediana edad, el adulto termina construyendo una cabaña de madera con ellos.
Los árboles en general tienen dos etapas de crecimiento al año, una en primavera y otra en otoño, y puede verse dónde se interrumpió la primera, ya sea por frío o sequía, y uno se pregunta qué hubo en el verano para producir esa interrupción, esa dolencia. Lo mismo sucede con el hombre: la mayoría tiene solamente un crecimiento de primavera y nunca se recupera de esta primera interrupción de sus esperanzas de juventud; pero las plantas de constitución más fuerte, o quizás plantadas en suelos más amigables, se recuperan rápidamente y, aunque lleven la herida o el nudo como recuerdo de su desencanto, vuelven a avanzar y tienen un crecimiento otoñal vigoroso que equivale a una nueva primavera“.
Nostálgicos por lo que se deja atrás, heridos pero firmes por lo que vendrá, difíciles de traducir, desorientados, con calor en otoño: así son los pedacitos que componen esta nueva entrega de Mil lianas. Empecemos.
1. Bafici 2025. “La oferta es amplia (641 funciones de 298 cortos y largometrajes provenientes de 44 países), se suma un día de proyecciones (este año va del 1º al 13 de abril), hay una nueva sede (con el Teatro Alvear se llega a 13 salas en 7 complejos) y las entradas tienen precios más que accesibles (3.000 pesos y 2.000 para estudiantes y jubilados)”, apunta en esta nota el crítico de cine Diego Batlle sobre la 26ª edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici). Un clásico otoñal y porteño que comenzará la semana que viene.
En ese texto de Batlle podrán encontrar una especie de mapa del festival, con sus comentarios de algunas de las películas destacadas y algunos de los focos de esta edición. Por mi parte, anoté para ir a ver en pantalla grande algunos documentales que pude pispear o que me interesaron particularmente cuando revisé el catálogo online (lo pueden descargar por acá).
Por un lado, en la sección Noches especiales se lanza el documental Una vez, un circo, dirigido por Saula Benavente. Una investigación repleta de testimonios de los artistas e imágenes alucinantes sobre ese suceso estrambótico que fue el Circo de Moscú y que en Argentina convocó a multitudes entre los años ‘60 y los ‘90 (más sobre la película, funciones y horarios, por acá).
Otra que necesito ver cuanto antes y que participa de la competencia oficial argentina: LS83, del cineasta argentino Herman Szwarcbart, con producción de Gabriel Kameniecki. “Los recuerdos de infancia del escritor Martín Kohan se entrelazan con el archivo inédito del noticiero de Canal 9 entre 1973 y 1980. A través de este acervo, se reconstruye un período clave de la historia argentina, explorando la relación entre la memoria personal y el discurso público de la época”, dice la sinopsis oficial de la película (horarios y salas donde se proyecta, en este enlace).
Por último, pude ir conociendo algunos detalles de su realización, ahora quiero ver el resultado final. El Bafici será el lugar de estreno de Una noche en Paladium, de Francisco Novick, un documental del que les hablé alguna vez en este espacio. Se trata de un repaso por la historia y los personajes que circularon en ese mítico boliche por el que solía desfilar buena parte del underground porteño a mediados de los '80 (sobre los días y fechas de las proyecciones, más información por acá). Una curiosidad: el próximo 4 de abril, tendrá lugar una nueva Fiesta Paladium en el espacio C Art Media de Chacarita, con una función de preestreno de la película y, claro, música, baile y sorpresas. En este enlace, un poco más.
La edición 2025 de Bafici tendrá lugar en Buenos Aires del 1 al 13 de abril. En este enlace, una guía con películas y secciones destacadas.
2. Apostilla. Por si se la perdieron en el cine o se les pasó el dato, va un aviso: por estas horas llegó a la plataforma Disney+ la película Un dolor real, protagonizada por Jesse Eisenberg y Kieran Culkin, que cuenta la historia de dos primos muy distintos que emprenden un viaje a Polonia para honrar de alguna manera a su abuela. En este enlace pueden leer un texto buenísimo sobre la película que escribió la querida Hinde Pomeraniec (de paso: volvió por estos días Vidas prestadas, su podcast “sobre libros y mundos posibles”). También les dejo el tráiler.
La película Un dolor real está disponible en Disney+.
3. Feria del Libro 2025. Otra cita clásica y otoñal: la Feria del Libro de Buenos Aires. Hace unos días estuve en la presentación para los medios de la edición 2025 de este encuentro literario, que tendrá lugar a partir del 24 de abril y hasta el 12 de mayo. Con todo lo que se anunció allí y a partir de lo que pude charlar con algunos representantes del sector, armé esta nota en la que pueden leer un poco más sobre las novedades para este año, las visitas internacionales que llegarán al predio porteño de La Rural, los escritores y escritoras locales que participarán, los precios de las entradas y algunas de las actividades destacadas previstas para esta ocasión.
La Feria Internacional del Libro de Buenos Aires tendrá lugar del 24 de abril al 12 de mayo en la sede de La Rural de Palermo. Más información, en este enlace.
Banda sonora. “El sol entra en la nube, estoy tan ciega y al fin te veo venir, causando claridad y confusión”, canta Rosario Bléfari en Exacto, el tema que abre su disco Estaciones. Me pareció la banda sonora perfecta para estos días de incertidumbre estacional, así que hice una selección de canciones de ahí para sumarlas a nuestra lista compartida. Se puede escuchar, como siempre, por acá.
Algo más. Me acaban de contar que se está armando un documental sobre una artista que admiro y que murió muy joven: la guitarrista y cantautora María Gabriela Epumer. Parece que la mismísima María Gabriela llevaba siempre consigo una cámara a varios lados con la que registró más de 50 horas de video. Con esas imágenes –preciosas, como se puede ver acá– se está armando una película independiente que lleva como título Perfume. En tiempos de recortes e incertidumbre en el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), quienes están detrás de este proyecto apuntan a la financiación colectiva de la película. Pueden conocer más en este enlace.
Bonus track. Por estas horas está saliendo a la luz el libro de cuentos Cómo me hice anarquista. Lo publicó la editorial independiente Ginebra, lo escribió Emilio Larrea (sí, es mi hermano; no, él no tiene ninguna responsabilidad en esa circunstancia: es lo que le tocó). Pude leer algunos de los relatos y están buenísimos. Pero prefiero no hablar yo y dejarles por acá algo que escribió Federico Falco sobre ellos: “Escenografías, productores televisivos, asistentes, la vida en la tele y la vida detrás de cámara. Los personajes de estos cuentos viven acechados por la rutina y el desgano de quien sabe que todo es falso. Consiguen participantes, hablan con comerciales, lidian con conductores estrellas, agendan taxis para los invitados, son testigos de la desesperación de los que quieren ser famosos y de la caída de aquellos a quiénes les bajó el dedo el rating. Y mientras tanto, intentan sostener otra vida: una vida verdadera, con parejas, amigos, mudanzas, una vida que también corre el riesgo de caerse a pedazos o volverse de cartón pintado. La mirada límpida y profunda de Emilio Larrea disecciona el mundo de la televisión y con humor y una extraordinaria precisión hecha de climas y sobreentendidos, encuentra en estos cuentos la forma perfecta de ponerlo en palabras. Un libro para leer, releer y disfrutar frente a la tele prendida y con el volumen muteado”.
Posdata. Arriba hablamos de traducción y de las estaciones del año. Como habrán notado, ilustra esta entrega de Mil lianas la imagen de una película de Aki Kaurismäki. En español la tradujeron como Hojas de otoño aunque el título internacional en inglés sea Fallen Leaves, es decir, hojas caídas, y en finlandés Kuolleet lehdet, que no tengo idea de qué significa. En cualquier caso, está disponible en Mubi y es encantadora.
¡Hasta la próxima!
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