Miles de manifestantes de agrupaciones feministas, políticas y sociales conmemoraron este miércoles el Día Internacional de la Mujer, que incluyó diferentes movilizaciones, actos y otras actividades, entre ellas la principal fue una marcha desde distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires para concentrar frente al Congreso de la Nación.
Desde las 16, la movilización hacia el Congreso colmó las siete cuadras que lo separan de la intersección de la Avenida de Mayo con la Avenida 9 de Julio con canciones, pancartas y hasta tatuajes que reivindicaban derechos y conquistas, en el marco de un nuevo Paro Internacional de Mujeres.
Convocada por el colectivo Ni Una Menos, la movilización reunió a organizaciones sociales, políticas y sindicales, así como también a miles de mujeres y disidencias que se sumaron solas, en parejas, con amigas o en familia.
A pesar del calor agobiante para las manifestantes tanto en las veredas a la sombra o dentro de los comercios para comprar bebidas frías, caminar por la Avenida de Mayo se volvía muy complicado, debido a la cantidad de personas que pasadas las 17.30 todavía continuaban llegando al centro porteño.
En las fachadas se repetían pintadas con consignas sobre la igualdad de oportunidades laborales, con afiches que reclamaban justicia por las víctimas de femicidio o la aparición con vida de jóvenes desaparecidas. En tanto, las banderas de organizaciones como La Poderosa reclamaban por el proyecto de Ley que busca garantizar un ingreso a las cocineras de comedores comunitarios.
Las columnas de organizaciones como el Movimiento Evita, el Movimiento Popular La Dignidad, la Corriente Clasista Combativa, la Martín Fierro o La Cámpora complementaban la jornada con la música de bombos y redoblantes, mientras que diversos artistas populares hacían espectáculos de malabares, danza o tango a lo largo de la concentración.
Fanny, una inmigrante boliviana que encabeza un comedor comunitario en Ingeniero Budge, afirmó: “yo hace tiempo que venía con el comedor y no me había metido en la discusión del feminismo porque pensaba que no era algo urgente, pero el año pasado compañeras del Movimiento Evita me insistieron para que viaje al Encuentro Nacional de Mujeres y eso me cambió la cabeza”.
“No es que yo no identificara antes lo que pasaba cuando fajaban a una vecina en el barrio o el miedo de nuestras hijas a volver de noche, pero creía que teníamos que concentrarnos en la urgencia del hambre; en el encuentro me di cuenta que éramos muchas de todo el país en la misma y cuando volví empecé a charlar de estas cosas con mis vecinas y por eso hoy vinimos todas juntas”, agregó.
Camila, una estudiante de secundaria que llegó con sus compañeras desde Liniers, dijo que “el año pasado ya nos habíamos organizado para venir por nuestra cuenta, y este año decidimos volver, para nosotras estar acá es importante porque la marea verde de la legalización del aborto la vimos por la tele y todavía no nos dejaban venir porque decían que éramos chicas”.
“No se trata sólo de la Educación Sexual Integral que tenemos que tener como corresponde en la escuela o de los métodos anticonceptivos o de los noviazgos violentos; todo eso es parte de la lucha, pero nosotras pronto vamos a empezar a buscar trabajo, y lo que queremos son oportunidades que no nos limiten por ser mujeres, y aprendimos que eso se gana acá en la calle”, añadió la joven.
Romina, una empleada administrativa que vino con su beba de 8 meses, dijo: “soy una trabajadora que está en blanco en un ámbito laboral en el que me reconocen mis derechos y lamentablemente eso en Argentina todavía es un privilegio; por eso vine, porque hay millones de mujeres que tienen que elegir si ser madres o trabajar y eso tiene que acabarse”.
“Mi pareja y yo tenemos trabajos estables y bien remunerados, y familias que nos apoyan en el cuidado de nuestra beba; pero hay muchas mujeres que no tienen nada de eso que debería garantizar el Estado, y así como la legalización del Aborto se parió en la calle, con esto también tiene que pasar lo mismo”, concluyó.
En la esquina de 9 de Julio y la Avenida de Mayo, la agrupación Madres de víctimas de trata se concentró bajo el lema “los prostíbulos son terrorismo de Estado”, donde montaron una gran bandera con fotos de diferentes mujeres que fueron víctimas de trata.
Una de las mujeres en ese espacio era María López de Almirante Brown, quien desde hace 10 años lucha por la aparición de su hija Ailén. “Estos 10 años representan una lucha constante en donde lamentable no somos escuchadas por la justicia por varios factores tanto judiciales como políticos”. “Nosotras luchamos para que ninguna piba más sea víctima de la prostitución”, declaró.
En las calles del centro de la ciudad, había una variedad de pintadas sobre el asfalto con frases como “existo porque resisto” o “aplicación de la Educación Sexual Integral”.
LC con información de agencia Télam