La 'putivuelta trans': una ruta por la historia de la prostitución y la disidencia sexual en las calles de Barcelona

Carla Quintana

Barcelona —

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“Yo no tengo la verdad absoluta, pero he sido ‘puta’ y voy a mostraros la realidad a la cara”. Así de contundente arranca Violet Ferrer la presentación de su 'putivuelta trans' frente a la treintena de asistentes que convocó a las 20 en el céntrico Passeig del Born de Barcelona. Aquí les aguarda una ruta llena de matices y revelaciones sobre la historia de la prostitución y la vida trans en la capital catalana. 

El grupo escucha atentamente las directrices de Violet, quien les contará las historias de lucha y resistencia que fueron y continúan siendo protagonizadas a pie de calle por las trabajadoras sexuales de la ciudad. Al inicio, Violet advierte que no se referirá a la trata de personas ni a la explotación sexual y que su visión sobre el oficio estará, inevitablemente, condicionada por sus privilegios como “mujer blanca y española”.

Además, Violet, como mujer trans y extrabajadora sexual, habla desde la experiencia y con conocimiento de causa. Quiere desmontar ideas preconcebidas y tabúes sobre un oficio que es “más antiguo que Matusalén” y que, a pesar del tabú que lo rodea, siempre fue un tema muy comentado y discutido, por lo que también señala que la prostitución se dispuso como “herramienta de control social por parte del poder”. 

Para comprender la magnitud del trabajo sexual en Barcelona, Violet idea un itinerario que recorre las huellas físicas y emocionales que la represión y la clandestinidad dejaron en las calles la ciudad. Para ello, explora la influencia de la prostitución en el desarrollo y la configuración urbanística de Barcelona, así como en la dinámica de los barrios, la creación de leyes y las motivaciones políticas de diferentes momentos históricos.

La 'putivuelta trans' también trae consigo pinceladas de la historia LGTBI, no solo porque la guía comparta sus vivencias como mujer trans y extrabajadora sexual, sino también debido a la marginación social que afecta a este colectivo. “Tengo estudios superiores y aun así me vi inclinada a ejercer la prostitución”, relata Violet, enfatizando ante los asistentes que la tasa de desempleo entre las personas trans en Catalunya alcanza el 80%, tal como lo muestran estadísticas de la UGT publicadas en 2022.

La Barcelona de los burdeles 

En la 'putivuelta trans' Violet rememora pasajes históricos, anécdotas y fechas clave para enmarcar en el espacio y tiempo cómo era el trabajo sexual en cada época. La ruta comienza a los albores del siglo XVII con la Guerra de los Treinta Años, un período en el cual la metrópoli se veía abarrotada por la llegada de tropas europeas que atracaban en el puerto de Barcelona, uno de los más importantes del Mediterráneo.

No es casualidad, entonces, que gran parte del itinerario se concentre en el casco antiguo de la ciudad, en estrecha proximidad al mar. Este lugar fue testigo del vínculo entre la demanda de servicios sexuales y la proliferación de burdeles durante el siglo XII. “Si yo digo que en la calle de las Moscas hay un espectáculo a oscuras. ¿Qué os sugiere? Que hay cancaneo, ¿no?”, expresa con desenvoltura, frente a una de las calles en la que había un local en el que se ejercía la prostitución.

“Las calles estaban repletas de soldados y marineros, quienes constituían la clientela principal de las trabajadoras sexuales”, expone Violet, quien conduce a su séquito hasta un callejón presidido con una ‘carassa’ [unas pequeñas esculturas con forma de rostro de mujer].  

Las 'carasses' son elementos arquitectónicos de piedra que antaño señalizaban la localización de prostíbulos. A través de ellos, Violet desentraña las narrativas ocultas tras las fachadas de las calles en Ciutat Vella. En su afán por mostrar lecturas más profundas sobre el espacio público, la guía también expone cómo diversos actores locales se han apropiado de símbolos propios de la prostitución para sacar rédito económico. El Restaurante La Carassa, ubicado en el barrio de El Born, sería un claro ejemplo de ello. 

El recorrido serpentea a través de callejones estrechos donde tuvieron lugar anécdotas, leyendas y sucesos reales que marcaron los episodios de prohibición y resistencia que Violet narra con pasión, entre “salseos” y curiosidades sobre la profesión. Para llevar a cabo esta tarea, en su discurso cobran especial importancia las conexiones que existieron entre el trabajo sexual y los diversos estamentos de la sociedad, incluyendo la Iglesia, la monarquía, la política y personalidades del mundo artístico.

Nombres como el de María de Egipto del Convento de las Egipcíacas, Picasso y Jean Genet emergen a lo largo de este itinerario, entretejidos hábilmente por Violet para ofrecer una visión alternativa a la narrativa convencional. Y es que la 'putivuelta trans' no solo revela una historia oculta de la ciudad, sino que también transforma la percepción de aquellos que se sumergen en ella.

A pesar de tratarse de un cliché, la imagen prototípica de la prostituta en una esquina no carece de fundamento estratégico. “Permanecer en una esquina te permitía vigilar a quienes caminaban por la calle y dar la voz de alerta en caso de amenaza”, expone Violet. “Las calles estrechas, además, han tenido especial importancia a la hora de evitar palizas o escapar de la policía, como en la época de las 'lecheras' de Franco”, asegura. 

“Las calles constituyen nuestro refugio; a lo largo de los siglos, hemos estado presentes en ellas y las hemos conquistado”, prosigue Violet en su explicación. Con estas palabras, hace alusión al hecho de que las calles fueron siempre el escenario para ofrecer sus servicios, independientemente de los altibajos históricos en los procesos de legalización o ilegalización de la prostitución promovidos por el Gobierno español.

Las trans: la resistencia de la disidencia sexual

Tras casi dos horas recorriendo callejones que rara vez son transitados por los residentes de Barcelona, Violet dirige a sus treinta acompañantes hacia La Rambla de Barcelona, un lugar que albergó en los años 30 una de las primeras manifestaciones en defensa de los derechos LGTBI documentadas —la Marcha de las Carolinas en 1933—, décadas antes de Stonewall y de la histórica movilización de 1977 en la capital catalana. 

“Las trans como las Carolinas del Raval abrieron camino para que tuviera lugar la primera manifestación del orgullo gay en Barcelona”, alega Violet. Al igual que ocurrió en Stonewall, el colectivo trans fue apartado de la cabecera de la marcha. “Pero fueron las trans en ambos casos las que se pusieron en primera línea para proteger al resto de los manifestantes de las cargas policiales”, recuerda Violet, para que así lo acontecido no caiga en la desmemoria.

Para Violet, quien también hoy ejerce como actriz y técnica de igualdad, la 'putivuelta trans' representa un acto de empoderamiento que sigue la línea de pensamiento de su compañía teatral Tiriti Trans Trans Trans: subirse al escenario para bajar los prejuicios. Es así como Violet pretende “romper con el silencio” y hacer que las trabajadoras sexuales sean “las protagonistas en el manejo de su propia narrativa”.

Violet destaca que a lo largo de la historia, diversas autoridades externas fueron las encargadas de “definir” y “estigmatizar” la profesión, razón por la que la percepción social sobre la prostitución se fue moldeando con el paso del tiempo. No fue la misma con la Inquisición del medievo, que con la posterior expansión del higienismo en España o el abolicionismo actual, según sostiene.

Respecto al momento actual y basándose en su experiencia como coordinadora de proyectos para entidades, Violet habla sobre la importancia de establecer lazos entre los colaboradores comunitarios y las trabajadoras sexuales. No obstante, opina que el esfuerzo acometido por ciertas instituciones es “condescendiente”, porque “se aleja de la realidad que vive el colectivo”. 

“Deberían formar a las propias trabajadoras sexuales para que se erijan como intermediarias entre las entidades y el colectivo”, subraya, señalando que, mientras el Estado no ofrezca soluciones que garanticen “la emancipación de las trabajadoras sexuales de las calles”, estas políticas funcionarán únicamente como “parches externos”, tal y como se ha demostrado históricamente.

En pleno corazón de la Rambla de Barcelona, Violet culmina su 'putivuelta trans' apelando a la sensibilidad de los asistentes. “Los políticos juegan con los más vulnerables como si fueran peones: prostitutas, inmigrantes y personas sin hogar son utilizados en sus políticas”, remarca.

“Las trabajadoras sexuales hemos sufrido mucho con las políticas higienistas implementadas por Maragall en la época previa a los Juegos Olímpicos, y también, nos hemos visto atrapadas por redadas incansables que fueron ejecutadas durante el mandato de Trías”, concluye Violet, visiblemente conmovida. Por ello, para no repetir -o acrecentar- los sucesos oscuros del pasado, la extrabajadora sexual pide a sus participantes que afinen su sentido de la responsabilidad y empatía cada vez que tengan que dirigirse a las urnas para votar.