Entrevista

Ricardo Corredor Cure: “El problema del periodismo es la pérdida de confianza”

Es 1973. Un chico de 15 años es el encargado de entrevistar a la banda Stillwater, liderada por el guitarrista Russell Hammond, para la revista Rolling Stone. La historia es el argumento de la película Almost Famous (Casi famosos) y expone durante casi dos horas el periplo del protagonista para lograr su objetivo. Al final, perdón el spoiler, lo consigue pero con un pedido especial por parte del artista: “Just make us look cool” (Sólo haznos quedar bien).

Ricardo Corredor Cure, director del Centro de Estudios de Periodismo (CEPER) de la Universidad de los Andes, y exdirector ejecutivo de la Fundación Gabo, lo reconstruye a carcajadas mientras habla en una entrevista por videollamada con elDiarioAR. Se ríe tanto que su silla se mueve y por momentos se sale de cuadro. El recuerdo de aquella ficción resulta una respuesta divertida a todas las preguntas sobre el periodismo y sus crisis, que parecen no tener respuesta.

Corredor Cure habla desde Buenos Aires donde llegó el 9 de abril para participar un día después de la segunda edición del Festival Futuro Imperfecto organizado por la Revista Anfibia, en el Teatro Picadero. Junto a otros especialista debatió sobre algoritmos, editores y audiencias. Aunque reconoce que tiene pocas respuestas sobre el rumbo de los medios, considera que se vive una época de transformación y que, pase lo que pase, “las historias siguen teniendo valor, siguen siendo necesarias y tienen impacto”.

—¿Cómo analizá la actualidad del periodismo?

—Estamos realmente viviendo unas épocas muy particulares. Yo tengo 56 años y en un momento decía que hemos vivido otras épocas duras. Pensaba, por ejemplo, en los 80, con todo el tema Reagan, el narcotráfico en Colombia, la caída del muro de Berlín, pero creo que ahora estamos viviendo un momento muy complejo, de muchos desafíos en varias cosas que son distintas a lo que había antes. Uno: la revolución digital. Eso cambia completamente todo. En los 80 todavía vivíamos en el mundo de los medios masivos de comunicación tradicionales. Dos: la manera cómo se ha venido desmoronando la idea de democracia. La democracia siempre ha sido debatida, pero había una defensa sólida hacia ella. Hoy hay muchos cuestionamientos. Yo sí creo que estamos en el cambio, en un cambio de era.

—¿Cuál le parece que es el principal desafío del periodismo actualmente?

Yo creo que el gran problema del periodismo hoy, de manera general, es el de la pérdida de confianza de los ciudadanos. La ciudadanía perdió confianza en la promesa de valor del periodismo que era “le informamos de manera independiente sobre lo que está sucediendo en el mundo para que usted pueda actuar”. La gente perdió la confianza en varias dimensiones. Uno, en que ya muchos periodistas no lo hacen de manera independiente, sino que hay unos intereses muy grandes, corporativos, monetarios, políticos, y, por lo tanto, ya no están defendiéndome a mí o sirviéndome a mí como ciudadano. Yo creo que, de manera general, la ciudadanía sintió que los medios se acercaron demasiado a los poderes políticos y económicos y sintieron 'ya no están para mí, ellos están obedeciendo a otros intereses y no en función de mis necesidades'. Creo que eso resquebraja mucho la confianza. Es como en la vida cotidiana, cuando tú pierdes la confianza de alguien, cuando te traicionan, luego es muy difícil recuperarla.

—¿Qué papel juega internet y la era digital en esta pérdida de confianza?

El mundo digital lo que hace es terminar de fragmentar todo. Lo que antes eran un grupo de instituciones grandes, sólidas, ahora se atomiza y todo eso que había se vuelve nichos y asuntos muy pequeños, muy particulares. Entonces, yo ya no creo en las grandes instituciones, pero sí puedo creer en ciertos medios y ciertas personas. A todo eso acompaña una caída en el modelo que sostenía el negocio del periodismo. Ahí es donde todo se desbarajusta de la peor manera, porque pasamos del gran modelo de sostenimiento que antes era la publicidad al modelo de suscripción o a otras formas. El tipo de modelo de negocio es lo que tiene en este momento en inmensos aprietos a los medios y ahí, pues, toca hacer todo lo que se está haciendo, que es reinventarse, y en eso estamos todos los que estamos en esto, tratando de ver cuál es la manera, pero ahora sí me parece que hay una situación que entra, una variable, que es el señor Donald Trump en el gobierno de los Estados Unidos.

—¿Por qué?

—Es inevitable hablar de eso. Yo por momentos digo 'deberíamos dejar de hablar de Trump', pero realmente es difícil porque es un país demasiado poderoso, demasiado importante en el sistema global y él es un tipo que sabe qué dice y qué hace para que no sea posible no hablar de él. Ahí hay un problema súper difícil de resolver porque Trump está quebrando todo el multilateralismo, el comercio global, la concepción de la democracia, el respeto de las instituciones, y se hace mucho más complejo todo. Yo creo que lo que estamos viendo ahora con Trump es una fase de agudización de todas esas otras crisis. Trump es como una especie de portaestandarte de 'abajo la democracia' y el capitalismo. Todo esto es como “sálvese el mejor, el que más pueda, el que más plata tenga” y ahí se vuelve bastante difícil saber cuál es la salida para el periodismo.

—¿Hay salida para la crisis del periodismo?

—Al menos yo no la tengo. El que diga que la tiene, es falso. Hay ideas, por supuesto. Hay propuestas, hay apuestas, pero nadie en este momento tiene manera de saber qué va a pasar. Y eso, por un lado, es muy angustiante, pero por el otro lado también muy interesante. Estamos en un momento en el que tenemos que trabajar, construir, defender lo que creemos, porque yo puedo tener dudas frente a la democracia, frente al capitalismo, pero sigo defendiendo la democracia y el capitalismo. Creo que hay que hacer demasiados ajustes, reformas profundas, que tenemos que repensar estas formas, y en este momento me parece que tenemos suficientes herramientas y categorías para saber para dónde vamos. Esa es la oportunidad.

—¿Qué le parece la calidad del contenido periodístico en la era digital?

—De manera general, la percepción es que ha caído la calidad del periodismo, pero porque nosotros estamos todavía pensando en la forma del periodismo tradicional y en esa premisa del periodismo tradicional de que uno tiene que estar informado, de que la información tiene que ser completa, lo más profunda, lo más desarrollada, pero eso era para otro momento de la historia. Creo que hoy se produce periodismo de inmensa calidad, mucho. Es más, creo que las herramientas que tenemos hoy para hacer el mejor periodismo son las mejores que hemos tenido nunca antes. Hoy tenemos herramientas que antes no teníamos, la posibilidad de procesar datos, de mirar mucho más allá de nuestro entorno. Es mucho más fácil hoy acceder a información de otros lugares que antes, por ejemplo, cuando la única manera era viajar o por carta. Yo sí creo que hoy tenemos la herramientas para hacer periodismo de calidad y que se está haciendo. No es que no haya periodismo de calidad, lo que pasa es que ya ese periodismo no tiene el impacto que tenía. Probablemente ese periodismo se haga en medios de nicho que tienen un alcance muy específico o más reducido en términos de cantidad de personas. Lo que sí es claro es que la dinámica social y política está haciendo que los ciudadanos exijan información muy rápida, muy contundente, muy inmediata, entonces, hay como dos ritmos a la hora de pensar en la calidad del periodismo: el del periodismo diario cotidiano, que tiene que resolver las preguntas del día a día, del acontecimiento, de la noticia, de lo que está sucediendo en el momento; y el otro periodismo, el de largo aliento, que tiene más tiempo y permite mirar con mayor profundidad. Sí creo que en el día a día se siente mucho una pérdida en la calidad porque antes había mucho más recursos, más periodistas. Hoy, un mismo periodista tiene que ir a tres lugares distintos o cubres a partir de ver el streaming de la transmisión de lo que se está diciendo en un lugar pero pierdes un montón de información.

—¿Usa Inteligencia Artificial? ¿Cómo analiza su rol en el periodismo?

—Creo que la IA es una herramienta que para muchas cosas es muy útil. Ayuda, facilita muchos procesos que antes eran un gasto de inversión y de tiempo innecesario. Todas las redacciones de los medios, todos los periodistas están usando las herramientas de Inteligencia Artificial porque efectivamente ayuda, pero como todas las herramientas tecnológicas uno tiene que saber cómo usarlas, entender sus dinámicas y saber cuáles son los riesgos. Yo creo que lo importante es entender bien para qué se usan las herramientas, cómo se usan y ser transparente; que eso sea claro en el mundo del periodismo para el lector. Cómo esta noticia se construyó, cómo se procesó. En este momento en el que hay menos recursos yo creo que es una herramienta que puede ser útil, sobre todo para que los periodistas se concentren en lo que es verdaderamente importante.

—En un momento de crisis del periodismo, con poderes que lo deslegitiman y recursos escasos, ¿cuáles son para usted las razones que hacen que ser periodista valga la pena?

—La narrativa actual en torno al periodismo me recuerda a una discusión de hace muchos años atrás, de Umberto Eco, cuando hablaba de apocalípticos e integrados a propósito de los medios masivos y de la cultura de masas. Yo siento que esa misma discusión se está teniendo hoy. Y un colega decía que según la hora del día es apocalíptico o integrado. Yo también me siento así a veces. Depende de la hora, del día, del momento me muevo para un lado o para el otro. Tengo momentos en los que estoy hiper apocalíptico y tengo momentos en los que estoy hiper integrado. Uno siente que sí hay una narrativa más de pesadumbre y pesimista, que está imperando eso, y cuando llegan esos momentos el lugar donde uno tiene que encontrar el aliento es en el poder de contar las historias, en el poder de las narraciones porque cuando uno cuenta las historias bien contadas, se da cuenta que sí tienen un impacto. El hecho de que se suban 500 horas de video cada minuto a YouTube significa que eso son historias. Hay millones de historias y yo todavía me sigo conmoviendo con muchas. Creo que los periodistas y quienes trabajamos en esto, cuando estemos en estos momentos de crisis, lo que tenemos que hacer es contar una buena historia, ponerla a circular y encontrar aquella persona para la cual esa historia tuvo todo el sentido del mundo. Las historias siguen teniendo valor, siguen siendo necesarias y tienen impacto, lo que pasa es que hay una inmensa competencia. Es cuestión de, a veces, salir un poco de la mentalidad del agobio, de la opresión en la que estamos, que es real porque todos la sufrimos. Uno, a veces, llega a un momento en el que dice “yo no tengo con qué, no tengo la energía, no soy capaz, no puedo”, pero es cuestión de ponerse en otro lugar.

MM