Un Me too de Caracas a Buenos Aires: las denuncias por abuso contra el escritor venezolano que se suicidó en Argentina

Todo estalló el 24 de abril. Se publicaron testimonios en una cuenta de Instagram. Una mujer joven acusaba de violencia sexual al cantante de una banda de rock. Apareció primero un caso, luego otro. Parecido a lo que aquí pasó con Cristian Aldana, el vocalista de El Otro yo. En la cuenta se fueron recopilando testimonios. Luego, otra chica denunció a un director de teatro de Caracas. A los dos días, el grupo del director denunciado anunciaba que lo separaba. Una vez que se viralizaron esos dos casos comenzó una catarata. Otros músicos de bandas venezolanas con público joven, como Tomates Fritos, Le’Cinema y Okills también eran acusados. En medio de ese clima, hace dos días, una joven escribió un hilo en Twitter en el que denunciaba al conocido escritor Willy McKey.

La joven relataba un episodio de 2015, cuando tenía 15 años. Explicaba que en esa época intentaba acercarse a la movida cultural caraqueña y que McKey la contactó por un mensaje directo de Twitter. Contó que él le prometió presentarle a artistas y le elogiaba sus fotos. Ella, en un extenso hilo, contó de qué manera él se le acercó y cómo fue el día que abusó de ella. Cada posteo tiene capturas de las conversaciones de entonces. Su denuncia se replicó y los apoyos, también. El hashtag #YoSíTeCreo se transformó en tendencia. El portal de análisis Prodavinci, en el McKey publicaba, subió un comunicado anunciando el “cese inmediato de su relación” con el acusado. Todo en cuestión de minutos, en tiempo real.

Apenas unas horas después, en su cuenta de Instagram, el escritor escribió que era culpable de lo que lo acusaban. “He cometido estupro”, puso en una placa negra con letras blancas. “Hacerse cargo de los abusos”, decía en una pequeña volanta. Lo mismo hizo en Twitter para sus casi 100.000 seguidores: “En medio de las denuncias en torno a abusos a mujeres en Venezuela ha salido a la luz un episodio de estupro en 2015 del cual debo hacerme cargo”. En otros mensajes, insistió: “Sabré hacerme cargo de las consecuencias de este hecho”. A las 16.36 de este jueves puso su último tuit: “Crece adentro y te mata. Perdón”. Un rato después, McKey se tiraba de un noveno piso en la avenida Córdoba al 3000, en el barrio de Recoleta, en la ciudad de Buenos Aires. 

Hacía dos años que McKey había dejado Venezuela. Vivía con su novia aquí. Gran parte de su existencia transcurría en las redes. En la calle, pocos lo podrían haber reconocido. Pero su tránsito virtual se acababa de terminar. 

Le encantaba saludarme inapropiadamente, le encantaba tocar partes de mi cuerpo, que entre los 13 y 17 años nadie debe estar tocando, y robaba besos (…) Pensé que la del problema era yo”, contó Andrea González Carriello en un video publicado en su cuenta de Instagram. La joven mencionaba a un actor del grupo teatral Skena, muy reconocido en la escena artística de Caracas. Como éste, fueron decenas los mensajes que denunciaron a los personajes públicos. 

Otro de los relatos vinculaba a uno de los integrantes de una banda llamada Los Colores, que hace tiempo salió del under local. Contó que, cuando era menor, fue a la casa de uno de los músicos y relató la escena en que él abusó de ella. “Yo entré en una especie de miedo en el que no me movía ni hacía nada más. Simplemente quería dejar de sentir cómo usaban mi cuerpo. Dejé de pelear y cerré los ojos a esperar que todo acabara. Al terminar simplemente se vistió y me dijo: ‘Vístete, es tarde, ¿no me dijiste que te irías temprano a tu casa por tu mamá?”, escribió la víctima en su Instagram.

Este inédito #YoSíTeCreo venezolano empezó hace varios días y continúa sin languidecer. Los testimonios, los apoyos a las víctimas y pronunciamientos se fortalecen con el paso de las horas. El fiscal general de Venezuela ya había anunciado en las últimas horas la apertura de una investigación contra el escritor y varios de los músicos acusados de abuso a menores y violencia sexual. En paralelo a la noticia de la muerte de McKey, surgieron denuncias contra periodistas y funcionarios. Una parte de Venezuela decidió no seguir como lo hacía hasta entonces. 

AM