El viernes fue el cumpleaños 22 de Tehuel y su familia organizó una marcha en su localidad, llevando antorchas, velas y pidiendo que aparezca. Como estaba transicionando no todo el mundo de su entorno sabía de su identidad -incluso algunos familiares se enteraron de que era varón trans a partir de su desaparición-, pero su novia y conviviente, que tiene un bajo perfil en los medios, no tenía dudas de cómo le gustaba que lo nombren. A tres semanas la situación es distinta: quienes saben que se identificaba varón e igual deciden llamarlo en femenino ya no son inocentes, lo están violentando. El lenguaje puede aplastar y hacer que Tehuel desaparezca una y otra y otra vez.