Argentina ha recurrido este año a comerciar con su principal proveedor de importaciones, China, en yuanes. La mitad de las compras ya se hacen en esa moneda. Buenos Aires optó por esta alternativa para evitar un desabastecimiento de insumos para la producción, mientras Beijing expande su influencia en Latinoamérica.
En el suburbio bonaerense de Avellaneda, con algunas máquinas y componentes chinos, la empresa argentina Newsan produce lavarropas y heladeras. Mientras, a 18 kilómetros de allí, en las oficinas centrales de la compañía, su director financiero Manuel Trigas se ocupa de cómo pagar esas importaciones chinas en tiempos en que Argentina sufre escasez de dólares.
“Empezamos a trabajar con instrumentos en yuanes en el primer trimestre de este año. Con este nuevo esquema de pagos, de alguna manera lo que se hace es asegurar el abastecimiento de las mercaderías. La contra principal es la adaptación de todos tus sistemas.”