Aprovechando la “Semana de la Movilidad Sustentable”, Toyota Argentina anunció haber llegado a los 30.000 autos híbridos vendidos en el país, lo que representa nada menos que el 80% de todos los autos “electrificados” patentados en Argentina. Si bien parece un número considerable, esas 38.500 unidades no dejan de ser una ínfima parte del mercado total de autos en Argentina, que en los 16 años desde aparecida esta nueva tecnología, totalizó unos 10 millones de vehículos. Es cierto que las ventas fueron aumentando paulatinamente en los últimos años, hasta llegar a los 9.623 vehículos propulsados por “nuevas energías” en 2023, pero siguieron representado apenas un 2,5% del mercado.
De este total, la enorme mayoría son vehículos híbridos clásicos (HEV), los que combinan un motor a combustión con uno eléctrico (alimentado por una pequeña batería) con la finalidad de lograr una mayor eficiencia en el consumo de combustible. Esta fue la gran innovación que impulsó Toyota con el Prius, el primer auto híbrido vendido masivamente en el mundo, y también el primero en llegar a la Argentina, allá por 2009. El Prius fue hasta 2018 prácticamente el único modelo en Argentina que podía considerarse “electrificado”. Hasta ese año se vendieron menos de 850 unidades, pero a partir de 2019 la oferta se amplió un poco, no solo con nuevos con modelos híbridos de Ford, como el Kuga y el Mondeo, sino también con el Leaf, el primer auto 100% eléctrico llegado a la Argentina. También arribó la tecnología híbrida enchufable (un híbrido con la posibilidad de cargar la batería directamente desde un enchufe), de la mano del DS 7 Crossback E-Tense. Así se fueron sumando más modelos electrificados, especialmente en la alta gama (Audi, Mercedes-Benz, Volvo, BMW, et al.), e incluso pequeños vehículos eléctricos ensamblados en el país como el Coradir Tito. Aún así, hasta 2020 solo se habían vendido 5.200 autos híbridos, híbridos enchufables y eléctricos puros.
El punto de inflexión se produjo al año siguiente con el arribo de los Toyota Corolla y CorollaCross Hybrid, provenientes de Brasil. Estos dos modelos fueron los primeros –y hasta ahora únicos– autos híbridos fabricados en Sudamérica, y fueron parte de una estrategia global de Toyota, que viene apostando por esa tecnología desde hace casi 3 décadas. Lo cierto es que, gracias a los acuerdos del Mercosur, llegan a la Argentina sin el arancel extrazona del 35% que afecta a la mayoría de los otros modelos electrificados. Por eso, tanto el Corolla Hybrid como el CrollaCross Hybrid son apenas un poco más caros que las versiones convencionales y por eso sus ventas “explotaron”. Actualmente el 47% de los Corolla Cross y un 30% de los Corolla vendidos en Argentina son híbridos, y cabe destacar que ambos modelos son líderes en sus respectivos segmentos, con volúmenes de venta significativos (11.350 Corolla Cross y 9.150 Corollas durante 2023, con una proyección un poco mayor para este año). Con estos dos modelos, Toyota llega a esa notable cifra del 80% del mercado de autos electrificados en Argentina.
Una cuestión de imagen
Una característica que comparten la gran mayoría de los autos electrificados que se venden en Argentina –con la excepción de los Toyota y tal vez la Ford Maverick, que llega desde México con 0% de arancel– es que son extremadamente caros, mucho más que sus contrapartes convencionales. Y por más ahorro que se logre con un menor consumo de combustible, o incluso con la exención del pago de patentes en algunas jurisdicciones, no hay manera de “amortizar” el costo extra. Por eso la compra de este tipo de autos electrificados siempre tiende a ser más emocional que racional: son clientes, o bien con mucha conciencia ecológica (los menos), o bien que quieren tener los último de lo último en tecnología (los más). En todos los casos hay una indudable búsqueda de status y reconocimiento social en esas compras.
Por eso este tipo de vehículos –para las marcas– son mucho más importantes en la construcción de imagen, que para lograr volumen o incluso rentabilidad. Un ejemplo claro es el de Renault, que lanzó tres productos 100% eléctricos este año –Mégane E-Tech, Kango E-Tech y Kwid E-Tech– pero sus cifras de venta son muy bajas. Entre los tres suman menos de 180 unidades en lo que va del año; menos un 2,5% de los electrificados que lleva vendidos Toyota. Aún así, Renault logró posicionarse como una de las marcas más relevantes en la escena de los vehículos propulsados con nuevas energías.
El caso de Toyota, en cambio, es bastante particular. Fue pionera en la Argentina en este tema, y cuando lo hizo podía presentarse como la marca más tecnológicamente avanzada en el país. En aquel momento –2009– el Prius era sin dudas un auto revolucionario, con un diseño “futurista” muy particular, imposible de que pase desapercibido. También dentro del auto, todo estaba orientado a reforzar la idea de que había algo “nuevo y avanzado” como la imagen del flujo de energía en la pantalla central del auto. Y el solo hecho de que permitía realizar trayectos cortos en modo 100% eléctrico, era algo realmente novedoso y sorprendente. En ese momento, tener un Prius era una declaración hacia el resto del mundo acerca de la conciencia ambiental y el valor de la tecnología. Y se pagaba el precio: llegó a valer casi el triple que un Corolla naftero.
Pero el impacto del Prius se fue desdibujando. En buena medida por su precio y por las restricciones para importarlo, que lo convirtieron en un producto de ultra nicho; en parte también porque Toyota migró su estrategia “emocional” hacia los autos deportivos, como el GR86, el GR Yaris, o hasta el Supra; y en gran medida porque, para Toyota, los valores de confiabilidad y conveniencia tomaron tanto peso en el imaginario social, todo lo demás pasa a segundo plano. Hoy todo el mundo asocia a Toyota con esos atributos racionales –eventualmente deportividad para algunos fierreros–, pero mucho menos con la idea de alta tecnología o cuidado del medio ambiente. En ese contexto, la llegada de los Corolla y CorollaCross híbridos tuvo mucho más impacto por el lado del bolsillo que por el lado de la proyección de imagen de marca. Para los consumidores simplemente fue una cuestión de conveniencia: se paga un poco más por la versión híbrida (no mucho más que una versión full-full de otros modelos), pero se termina amortizando rápidamente en combustible y patentes, y próximamente hasta en peajes… No deja de ser algo parecido a lo que sucedía hace tiempo con los autos diésel.
Lo que se perdió en el camino esa esa sensación de sentirse “especial” en estos autos, que son prácticamente indistinguibles de las convencionales (a lo sumo algún pequeño emblema, detalles de terminaciones o llantas específicas). Por dentro y en el manejo-salvo los breves lapsos en los que funcionan en modo 100% eléctrico- la tecnología resulta prácticamente opaca al usuario: ya ni siquiera hay un gran despliegue de información sobre el funcionamiento del sistema dentro del auto, como ocurría en el Prius. Pero así, silbando bajito, fue como Toyota a llegó las 30.000 unidades de autos híbridos vendidos.
Pero la respuesta de sus competidores no se va a hacer esperar demasiado. De la mano del Programa Mover que implementó el gobierno de Lula Da Silva en Brasil, casi todos los grandes fabricantes están haciendo cuantiosas inversiones en ese país para producir autos que reduzcan las emisiones de carbono. Incluso se están sumando nuevos jugadores chinos, que prenden las alarmas en los directorios de todas las marcas tradicionales. Aún así, Toyota tiene la gran ventaja de casi 6 años de experiencia en Brasil con la tecnología híbrida, que es la que sin dudas mejor se adapta a la realidad de la Región.
Ante este nuevo escenario de mucha mayor competencia, el desafío para Toyota en Argentina será convertir estas ventas (bastante) masivas, en una narrativa que la (re)posicione como referente en el tema “electrificación”. El desafío para todas las demás –bastante más difícil, por cierto– es que sus autos electrificados sean tan competitivos como los de Toyota.
RT