“Lo único que tiene de argentino este pibe es la partida de nacimiento”, arriesgó uno de esos inefables curiosos que nunca faltan en las presentaciones del automovilismo deportivo y menos en la activación que, con Franco Colapinto, realizó una conocida petrolera internacional esta semana, aprovechando las vacaciones del piloto de la Fórmula 2.
No le falta razón; la campaña de Colapinto (21) está pensada al mejor estilo europeo, desde sus managers –el matrimonio del ex piloto inglés Jamie Campbell-Walter y la española María Calatayud–, la jerarquía de sus sponsors o la destreza para conducirse en el ambiente. Hasta los flyers que se distribuían entre los asistentes al evento, con la imagen de Franco, sus datos biográficos y sus redes sociales, estaban escritos en inglés, no en castellano.
Colapinto nunca corrió en la Argentina. Su campaña se desarrolló cien por ciento en Europa, y así se maneja. Le han aconsejado últimamente que sea un poco más cuidadoso con las notas que da: hace poco calificó a una parte de su auto como “una verga” y deseó que un motor de flaca potencia “se haya roto”, para que se lo cambiasen. Toma nota de todo y así esquiva potenciales focos de conflicto. Cuando le preguntaron si espera financiamiento oficial para su próxima campaña, cortó tajante: “De política no hablo”.
Cuando le preguntaron si espera financiamiento oficial para su próxima campaña, cortó tajante: “De política no hablo”.
Un mes y medio después de haber tomado parte de una práctica oficial de la Fórmula 1, en el pasado Grand Prix británico, el chico nacido en Pilar y radicado en Europa desde 2019 admite que su principal desafío está a la vista y llegará en 2025.
Su objetivo es salir campeón FIA de la Fórmula 2, como indica el plan que este medio puso de manifiesto en su momento. Como había anticipado elDiarioAr en una nota en junio, cuando se anticipó la llegada del español Carlos Sainz a la escuadra Williams, el panorama para ascender a la F-1 sigue siendo difícil (“Obvio que mi sueño era que desapareciera la chance de Sainz en Williams”, reconoció esta semana), pero el piloto y su entorno saben que su deber es ganar el título para hacer su parte: las oportunidades podrán aparecer luego. Saben también que la prueba de Silverstone demostró que está mucho más avanzado en esas posibilidades que la mayoría de sus actuales rivales.
“Estoy contento con la temporada”
Colapinto disfrutó de unos días de descanso en la provincia de Buenos Aires. “Hacía muchos años que no vivía un invierno en la argentina”, señaló, y aprovechó estos días en familia para descansar, verse con sus amigos, comer pizza en un famoso establecimiento porteño y hasta pasear con un pura sangre de los autos por el centro de la ciudad. En dos semanas estará volviendo a competir, en el legendario trazado italiano del Parque Real de Monza, buscando terminar de la mejor manera este año para enfocarse en el auténtico objetivo: el título 2025.
“Me encantaría hacer otro año de F-2 y tener la chance de pelear el campeonato desde el arranque, sin esos tres fines de semana del inicio de este año que no sumé bien y me afectaron para el resto del año. Sin eso, estaría en la lucha por el título. Me siento cómodo con el auto y con el equipo. Estoy contento con la temporada”.
El año que viene tendrá un conocimiento completamente afiatado de los circuitos en los que competirá y el auto que correrá. La incógnita es el equipo. Hasta ahora no hay indicios de que vaya a abandonar la escuadra neerlandesa MP Motorsport, que le permitió debutar este año en la Fórmula 2, pese a que sus antecedentes no son los de punta: una sola vez el equipo de Sandor Doorsman ganó el título, en 2022: En otras oportunidades, siempre estuvo de mitad de tabla para abajo.
“Yo me equivoqué en las tres primeras carreras del año, pero el equipo la pifió en las últimas tres, no pude sumar”, recordó Colapinto. “Deberíamos estar peleando, hay que trabajar porque debemos afinar un par de temas con el equipo”.
Las aspiraciones económicas del MP Motorsport de seguro no son tan demandantes como las de otros equipos de punta, como el Prema italiano, el ART francés o el Hitech inglés, lo que no deja de ser un argumento interesante para la continuidad. Una temporada de Fórmula 2 no cuesta menos de 3 millones de euros.
Colapinto está convencido de que si la escuadra Williams no hubiera contratado a Sainz, habría contado con chances reales de correr el segundo auto de la escuadra durante 2025, junto al tailandés de origen británico Alex Albon. Otras fuentes habían señalado oportunamente a este medio que la posibilidad más fuerte si Williams descartaba a Sainz, como en un momento pareció iba a ocurrir, pasaban por el finlandés Valtteri Bottas, quien ya corrió en el equipo de Grove entre 2014 y 2016, y que trabajó con James Vowles, el team principal de Williams, en el tiempo en que ambos compartieron el equipo Mercedes, entre 2017 y 2022.
“Ojalá se dé en poco tiempo”
Solo uno de los actuales conductores de la F-2, el británico Ollie Bearman, tiene un lugar asegurado en la Fórmula 1 del 2025, en el equipo Haas, aunque el italiano Andrea Kimi Antonelli –compañero de Bearman en el equipo Prema de F-2– será seguramente quien ocupe la butaca que Lewis Hamilton deja libre en Mercedes para pasar a Ferrari.
Fuera de ellos dos, el único piloto de la parrilla actual de la categoría de ascenso que tiene chances de correr en F-1 en 2025 es el australiano Jack Doohan, que es piloto de reserva de Alpine y podría reemplazar al saliente Esteban Ocon. Doohan pelea por esa butaca con Mick Schumacher, el hijo de Michael, que no tiene lugar en la F-1 desde hace un par de años. Al brasileño Gabriel Bortoleto, actual campeón de Fórmula 3 y que marcha segundo en el actual torneo de la F-2, se lo vinculó con la posibilidad de correr el segundo Sauber durante 2025, pero la especie no ha cobrado cuerpo.
Después de dos años en la F-2 y sin posibilidades de ir a la F-1, algunos pilotos piensan en otras posibilidades, como la IndyCar. Zane Maloney, de Barbados, que arrancó peleando el título pero cuya candidatura se ha ido desdibujando, probó un coche de la escuadra Rahal-Letterman-Lanigan en Indianápolis.
Esa formación tiene como piloto a otro “refugiado” de la F-2, el danés Christian Lundgaard, uno de tantos como el australiano Marcus Armstrong, el inglés Callum Ilott, el italiano Luca Ghiotto o el actual campeón Theo Pourchaire. “Voy a tratar de seguir mi carrera en Europa y hacer todo lo que pueda allá. Mi sueño es ser piloto de F1 y vivir de eso”, señala el chico de Pilar.
Su compañero de este año en el MP Motorsport, el noruego Dennis Hauger –que en 2021 se consagró campeón con holgura en la Fórmula 3 y ya acumula cinco triunfos en F-2– ahora está debajo de Colapinto (sexto y octavo, respectivamente) y resiente de la chance que tuvo el argentino y él no consiguió aún. “Nunca tuve una posibilidad de conducir un Fórmula 1, mientras que otros sí, como por ejemplo mi compañero (Colapinto), así que eso es muy frustrante”, declaró en julio. El noruego forma parte de la academia RedBull de pilotos, pero es otro de ellos, el francés Isack Hadjar, quien lidera el torneo de F-2. Y por delante de ambos aguardan su chance el neocelandés Liam Lawson y el japonés Ayumu Iwasa.
Sainz y Albon firmaron contratos de larga duración con Williams hasta, por lo menos, finales de 2026. Colapinto sabe que un título de Fórmula 2 puede abrirle o no una puerta, pero también que si no termina entre los tres primeros del torneo en su segundo año en la categoría, sus chances pueden reducirse dramáticamente. Es un umbral al que todos los jóvenes pilotos se enfrentan en algún momento, especialmente si no son hijos de multimillonarios, como los casos de los canadienses Lance Stroll y Nicholas Latifi; ambos debutaron en F-1 con Williams (en 2016 y 2020, respectivamente).
Cada vez que lo convocan, Colapinto pasa una jornada completa la factoría de Williams, en Grove, a 20 minutos de Oxford y a una hora y cuarto de Londres, ganando experiencia en el simulador de F-1, y parece estar ganando la carrera sobre sus colegas de la academia de pilotos, Zak O’Sullivan y Luke Browning. Su misión es ser campeón de F-2 en 2025, su sueño “es llegar lo antes posible a la Fórmula 1 y para eso hay que aprovechar las oportunidades que puedan aparecer, sé que estoy listo y cualquier chance que haya voy a estar ahí. Ojalá se dé en poco tiempo”.
Mientras tanto, organizado a la europea, “si se da otra prueba más (este año) será un honor y poder hacer la mayor cantidad de kilómetros en un F-1 sería genial”, acepta, aunque entienda que tiene que “concentrarme en mi trabajo, que es la F-2”. El desafío del 2025 aguarda a la vuelta del calendario.
PV