Algo en común: derechos, igualdad y democracia es una columna semanal en la que el Equipo ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género) ofrece una mirada feminista sobre los temas de la agenda de género en Argentina.
En un contexto complejo que parece cuestionar muchas de los acuerdos que fuimos construyendo en las últimas décadas, en esta entrega semanal se analiza lo que nos une, las convicciones que compartimos, los anhelos que sostenemos mirando el futuro. Con el aporte de las investigaciones de ELA en temas como las violencias, los cuidados, los derechos sexuales y reproductivos y la participación social y política de las mujeres, se ofrece un retrato de un estado de situación y se explora la realidad del país y de la región buscando recuperar aquello que nos une. No son “temas de mujeres”, son temas de la sociedad que atraviesan a las mujeres y diversidades. Algo en común propone recordar(nos) que sin igualdad no hay democracia y no hay democracia sin mujeres.
ELA es una organización de la sociedad civil apartidaria y feminista, creada en 2003 y que trabaja para alcanzar una sociedad más justa y equitativa, promoviendo los derechos humanos de las mujeres y la igualdad de género a través del derecho y las políticas públicas. www.ela.org.ar
Es hora de atender las verdaderas urgencias
Los recortes en programas sociales destinados a garantizar pisos mínimos de acceso a derechos básicos para vivir con dignidad y escoger con libertad cada proyecto de vida –como la alimentación– vulneran principios elementales de nuestra Constitución Nacional.
La Oficina de Presupuesto del Congreso analizó la ejecución del presupuesto nacional del mes de enero. El análisis arroja que los gastos totales de la Administración Nacional registraron una caída real de 11,9% interanual y el recorte en los gastos primarios (es decir, los gastos corrientes y de capital, sin contar los pagos de intereses de la deuda, que crecieron 139,1%) llegó al 30,8% interanual. Las principales reducciones se dieron en programas sociales (-59,6%), transferencias corrientes a provincias (-53,3%), jubilaciones y pensiones (-32,5%) y asignaciones familiares (-17,7%), entre otras.
La mayoría de las prestaciones de los programas sociales que alcanzan a los sectores de menores ingresos perdieron valor en términos reales. Sobre algunos programas, como el Potenciar Trabajo y las Becas Progresar no hay ningún registro en el mes de enero (OPC) mientras que otros, como los Comedores Comunitarios y Merenderos, el Complemento Alimentario y Proyectos Focalizados en Vulnerabilidad Social registran una ejecución del 0% (Sitio Presupuesto Abierto del Ministerio de Economía).
El presupuesto público es el instrumento a través del cual el Estado decide cómo recaudar y distribuir los recursos públicos, y permite conocer las prioridades y compromisos de los gobiernos con la garantía de los derechos. No hace falta conocer los tecnicismos presupuestarios paraadvertir quiénes son los grupos más afectados por el recorte de enero: está claro que impacta directamente en los bolsillos de las personas y familias más afectadas por la crisis –perceptoras de jubilaciones y programas sociales– y poco se observa del célebre “recorte a la casta”.
Según el informe de la OPC, el único programa que se mantuvo, e incluso tuvo un leve aumento interanual en valores reales (3,4%), fue el de Políticas Alimentarias, como consecuencia de la recomposición del valor de las tarjetas alimentarias, que en febrero es de 44.000 pesos. Sin embargo, con una inflación acumulada de más del 46% entre diciembre y enero, el monto de la tarjeta no asegura la comida diaria de todo un mes. Además, alcanza a un universo acotado de dos millones de niños y niñas que reciben la AUH.
Como contracara de la recomposición del valor de las tarjetas alimentarias, y contradiciendo abiertamente la supuesta preocupación del gobierno por atender el hambre y la pobreza, el Ministerio de Capital Humano decidió interrumpir la entrega de alimentos a los comedores y merenderos comunitarios, agravando la crisis alimentaria en la que viven millones de niñas, niños y adolescentes.
De 12.2 millones de niñas, niños y adolescentes, casi 7 millones viven en situación de pobreza y más de 1.7 millones no acceden a una alimentación suficiente (INDEC, 2023). Los datos de UNICEF y La Poderosa muestran que la mayoría de las familias sólo puede asumir una comida importante al día, siendo centrales los comedores para garantizar la alimentación básica que una persona necesita para subsistir. Ya en 2023 más de 3,5 millones de niñas y niños habían dejado alguna de las comidas principales o se habían visto obligadas a modificar las proporciones. La situación en 2024 podría empeorar si el Estado nacional sigue postergando atender esta urgencia.
Las estadísticas nacionales demuestran que las mujeres, las infancias y adolescencias son mayoría en los grupos poblacionales afectados por la pobreza: dentro del decil más pobre, 6 de cada 10 personas son mujeres (INDEC, Tercer trimestre 2023) y casi el 60% de las infancias y adolescencias viven en la pobreza. El 13% de los hogares en Argentina están a cargo de una sola persona sin cónyuge, y de estos hogares el 79% están a cargo de una mujer. Estos hogares se ven especialmente atravesados por la pobreza en tanto 7 de cada 10 se encuentran situados en los dos quintiles más bajos de ingresos (INDEC, 2023).
A lo anterior se suma la desigual distribución de la carga de trabajo de cuidados no remunerados tanto por género como por niveles de ingresos. Según datos del Observatorio de Géneros y Políticas Públicas de la Ciudad de Buenos Aires, en el 20% de los hogares con mayor ingreso, las mujeres dedican 3,18 horas de trabajo no remunerado al día y los varones 2,08 horas; mientras que en el 20% de hogares más pobres las mujeres dedican 7,07 horas de trabajo no remunerado al día y los varones 3,40 horas.
Frente al recorte de programas sociales, son las soluciones autogestivas y basadas en el mercado las que llenan el vacío que deja el Estado. Quienes no pueden suplir con sus recursos económicos el impacto de esos recortes, se ven obligadas a multiplicar el tiempo y el dinero que dedican a tareas de cuidado tanto en el ámbito doméstico como de manera colectiva y, en muchos casos, también deben endeudarse para poder garantizar lo más básico para sostener la vida, la comida. Según la Encuesta Nacional de Endeudamiento y Cuidados (ENEC), entre marzo y junio de 2021, el endeudamiento familiar tuvo como principal destino el pago de comida y salud (CEPAL, 2022).
En este contexto,son los comedores y merenderos comunitarios –espacios sostenidos principalmente por mujeres que, en su gran mayoría, no cobran un ingreso por hacerlo o ese ingreso es prácticamente insignificante– quienes absorben la mayor parte de la demanda de alimentación y son, también, espacios de contención social que garantizan la sostenibilidad de la vida en la emergencia.
En 2023 se conformó Compromiso por los Cuidados, un espacio multiactoral que nuclea a diversas organizaciones de la sociedad civil, académicas/os, periodistas, movimientos sociales y sindicalistas, y que coincide en que el cuidado es un derecho de la ciudadanía, una corresponsabilidad social y una obligación del Estado, sobre la que Argentina tiene una gran deuda y muchos debates pendientes. Desde este espacio, apoyamos el reconocimiento salarial de las cocineras comunitarias porque entendemos que deben ser garantizados los derechos asociados al trabajo y la percepción de ingresos dignos de todas las trabajadoras de cuidado, tanto en instituciones públicas y privadas, como en instituciones comunitarias y de la economía asociativa, social, popular y solidaria.
El tratamiento parlamentario del proyecto de ley que impulsa el reconocimiento salarial de las cocineras comunitarias parece una utopía si observamos las discusiones que el Congreso Nacional ha tenido estas semanas. Pareciera ser un debate muy lejano en el tiempo aunque pasaron apenas unos meses de su presentación, y a pesar de tratarse de una problemática verdaderamente urgente.
En noviembre de 2023 ELA le preguntó a una inteligencia artificial (IA) qué pasaría si las 130.000 cocineras de comedores comunitarios que trabajan todos los días sin cobrar un sueldo dejaran de cocinar: nos respondió que 10 millones de personas que se alimentan diariamente en los 34.000 comedores de todo el país se quedarían sin comer y esto podría desencadenar una crisis humanitaria con consecuencias graves para la salud y el bienestar de las personas. Hasta la propia inteligencia artificial advierte con preocupación lo que el gobierno parece subestimar.
En tiempos de crisis económica es imperioso proteger la inversión en políticas sociales destinadas a personas en situación de vulnerabilidad. Los recortes en programas sociales destinados a garantizar pisos mínimos de acceso a derechos básicos para vivir con dignidad y escoger con libertad un proyecto de vida –como la alimentación– vulneran principios elementales de nuestra Constitución Nacional, como los de igualdad y no discriminación, progresividad y no regresividad, y máximo uso de los recursos disponibles.
Pero no es solamente el incumplimiento constitucional lo que nos preocupa, sino el gravísimo impacto que estas decisiones tienen en las condiciones de vida de los sectores más empobrecidos de nuestra sociedad, en los que niñas, niños, adolescentes, mujeres y diversidades son mayoría.
JI/CRM
La Oficina de Presupuesto del Congreso analizó la ejecución del presupuesto nacional del mes de enero. El análisis arroja que los gastos totales de la Administración Nacional registraron una caída real de 11,9% interanual y el recorte en los gastos primarios (es decir, los gastos corrientes y de capital, sin contar los pagos de intereses de la deuda, que crecieron 139,1%) llegó al 30,8% interanual. Las principales reducciones se dieron en programas sociales (-59,6%), transferencias corrientes a provincias (-53,3%), jubilaciones y pensiones (-32,5%) y asignaciones familiares (-17,7%), entre otras.