La artista Dora García se enfrenta al cambio climático en el Ártico: “El glaciar se está marchando para siempre”

Laura García Higueras

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Una enorme masa de hielo se resquebraja ante una cámara que poco a poco se aleja para retratar su magnitud y deterioro. La distancia permite ampliar aún más el foco y retratar un paisaje cada vez más deshecho. Los bloques se descongelan y se funden con el resto del agua, cada vez más oscura, que los rodea. Es el Ártico el que se descompone. La escena forma parte de END (dos prólogos), la película en la que Dora García advierte sobre el cambio climático, sus consecuencias y la urgencia por evitar una sexta extinción masiva.

El largometraje es la propuesta de la creadora para CNIO Arte, la iniciativa con la que el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas impulsa el diálogo entre artistas y científicos. En su caso, el macroecólogo David Nogués-Bravo, cuyas ideas están recogidas en la cinta. “Hice dibujos, performance, pero aquí lo más honesto era hacer una película”, explica la autora a elDiario.es sobre el formato elegido para este título.

Durante su amplia trayectoria, Dora García (Valladolid, 1965), desarrolló trabajos sobre temas como la policía política de la República Democrática Alemana (RDA), el cómico Lenny Bruce y las asociaciones de la antipsiquiatría. También representó a España en la 54º Bienal de Venecia con su proyecto de performance expandida Lo Inadecuado y en 2021 fue reconocida con el Premio Nacional de Artes Plásticas. En END (dos prólogos) ahonda en la crisis climática. El filme formó parte del V Simposio de Arte y Ciencia celebrado en el Museo Thyssen-Bornemisza la semana pasada y será proyectado en la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (ARCO) el próximo 8 de marzo.

La artista viajó junto a David Nogués-Bravo en agosto al archipiélago de Svalbard (Noruega), en pleno Ártico. Allí los efectos del cambio climático se manifiestan a un ritmo mayor que en el resto del planeta, ya que el calentamiento global está provocando que los casquetes polares se derritan.

Los polos de la Tierra se están derritiendo a un tiempo récord: la superficie marina congelada es actualmente la más pequeña desde hace 3.000 años. Todas las alarmas suenan en el casquete norte del planeta, ya que el Ártico se recalienta cuatro veces más rápido que el resto de la Tierra. En la zona concreta entre Svalbard y Novaya (Rusia), la temperatura ha subido 1,25 ºC por década. No solo hay una menor extensión de hielo, sino que las mediciones muestran que además hay menos volumen de espesor.

En este lugar donde el deterioro del planeta es tan evidente, el equipo grabó durante cinco días. “Se trataba de aprender, escuchar al científico y ver cómo yo lo digería y reflejaba”, indica la artista.

Se necesita una sociedad de sabios

“Me gustaría que hubiera una sociedad de sabios en la que el conocimiento científico basado en los hechos nos llevara a tomar las decisiones adecuadas. De un pueblo de sabios solo puede salir un gobierno de sabios. De un pueblo de necios, lo más probable es que solo salga un gobierno de necios”, defiende el experto en una de sus intervenciones. Su postura es optimista de cara a evitar una posible sexta extinción masiva, ya que se conoce la manera de hacerlo. “Reducción del cambio climático, protección de especies y hábitats, cambios en las formas en las que nos gobernamos, consideraciones sobre el crecimiento sin límite, educación e investigación”, enumera como soluciones.

La labor de García fue entrelazar sus palabras con el retrato del paisaje que, según describe, “es lo verdaderamente terrible”. “Acercarte y alejarte del glaciar es una imagen que mina la confianza porque es una realidad aplastante por su tamaño. Ves cómo se está deshaciendo”, lamenta. “Lo horrible es que si volviera al mismo lugar el año que viene, sería diferente. Nunca podré volver a verlo. Está ahí para marcharse para siempre”, advierte. Dora García explica que este final es tanto “geográfico” como de “una época”, porque la vida será diferente a como se entendió hasta ahora.

“La construcción humana de la civilización está basada en las estaciones, que ya no van a existir”, sostiene. La memoria sobre estas transformaciones dependerá de proyectos como el suyo, que encapsula el presente abriendo la llave a que pueda ser revisitado en cualquier futuro. Eso sí, considera que tanto el cambio climático como el posible final del mundo son realidades tan “enormes” que son “casi imposibles de abarcar”, de ahí a que su propuesta sea en forma de prólogos que pretende continuar.

García, que también está desarrollando el proyecto Amor rojo sobre la feminista marxista Alexandra Kollontai, defiende que “el arte siempre es político porque lo que se calla es tan político como lo que se dice. Cuando decidís no hablar sobre algo, estás tomando posición”. Algo que ella misma explicita en sus trabajos. En el caso de END, visibilizando la grave situación en la que se encuentra el Ártico. La artista lamenta que exista la sensación de que “nadie va a hacer nada” al respecto. “Se están batallando por cosas que son completamente irrelevantes, cuando en realidad las cosas importantes son otras. Se lucha por tonterías políticas, como la unidad de España. ¿A quién le importa la unidad de España?”.

Pensamos que la censura solo viene de los cabestros de la extrema derecha, pero las hay peores que vienen de sitios más peligrosos

A nivel cultural, celebra que se dieron avances como el proceso de descolonización que están llevando a cabo, “alguno más de la boca par afuera”, los museos. A su vez lamenta los casos de censura que comenzaron a darse el verano pasado a raíz de los pactos entre PP y Vox tras las elecciones municipales celebradas en mayo.

¿Temió que alguna obra suya pudiera ser censurada? “No sería la primera vez”, reconoce antes de ampliar el debate: “Pensamos que la censura solo puede venir de los cabestros de la extrema derecha, pero las hay peores que vienen de sitios más peligrosos. No me preocupan tanto las bobadas que hagan los de Vox como la censura que vienen de los sectores más bien pensantes”. Así como la autocensura. “¿Cuántos artistas no se pronunciaron en contra del genocidio?”, plantea.

La artista valora que la coyuntura no es nueva. “No hubo una época sobre la que decir: '¡Qué libres éramos!'. Eso es nostalgia porque nunca hemos sido libres. Siempre hubo un elefante en la habitación del que nadie quería hablar”, matiza y cita como ejemplo la Guerra Civil. García critica que en ocasiones haya sido consecuencia de una necesidad impuesta de ser optimistas, no protestar y mirar hacia el futuro. Cuando, defiende: “Hay que estar quejándose constantemente”.

Precisamente varias obras de arte fueron 'utilizadas' por activistas medioambientales para advertir sobre la crisis climática. Pinturas de Van Gogh en la National Gallery de Londres, de Monet en Alemania y Estocolmo, cuadros de Goya en el Museo del Prado, La joven de la perla de Veermer en La Haya y recientemente La Gioconda en el Louvre, sobre la que se arrojó sopa, son algunos de los lienzos que protagonizaron acciones de la organización Just Stop Oil. “Si me tengo que poner del lado de alguien, será de los que tiran la sopa. No le hacen nada al cuadro ni al patrimonio de la humanidad”, valora, “evidentemente lo hacen porque es la manera de salir en los periódicos”.