Respiro profundo. Rozo el micrófono con los labios. Bajo el tono de mi voz para hacerla más cálida. Casi susurro, como si le hablara a un oído: “Esto es Las Raras, historias de libertad”.
Así empieza cada episodio de Las Raras Podcast. La frase es mucho más que un eslogan. Es una invitación. Y una promesa. Este es un lugar seguro. Vas a escuchar relatos que pueden ser desafiantes, rupturistas, polémicos. Pero no te vamos a abrumar con el horror del mundo que hoy, más que nunca, parece destinado al caos. Todo lo contrario. Sin negar ese horror, te vamos a contar historias reales de personas que están haciendo algo para crear un mundo más vivible. Historias de resistencias íntimas y de gestas colectivas que te contaremos al oído.
La pandemia de Covid-19, el colapso del capitalismo, el auge de los totalitarismos, la crisis medioambiental. El futuro se ve oscuro. Y tal vez yo no tendría tantas ganas de contarlo si no fuera por todas esas personas que se movilizan para evitar lo que podría ser nuestro apocalipsis. Cuando junto al ingeniero en sonido Martín Cruz creamos Las Raras, nos propusimos contar las historias de estas personas que son raras porque, en un mundo marcado por la anestesia emocional, disienten e intencionadamente actúan en contra de las normas para crear un cambio social. Y encontramos en el podcast documental un nuevo medio perfecto para hacerlo.
Un podcast documental cuenta historias reales con sonido. No se queda solo en la oralidad, también registra acción, paisajes sonoros; usa música, archivos de audio, recreaciones. Tiene una marcada mirada de autor y entiende el sonido como su materia prima narrativa y estética. “Nuestra visión sobre el documental sonoro indica que se trata de un género híbrido entre el periodismo y el arte. Si bien estamos hablando de contar la realidad, eso no agota la definición: interesa el modo en que eso se hace. Hay una preocupación deliberada por la apuesta estética, por la forma”, dice el documentalista sonoro Francisco Godinez en su texto Dibujando definiciones sobre el documental sonoro.
Un podcast documental cuenta historias reales con sonido. No se queda solo en la oralidad, también registra acción, paisajes sonoros; usa música, archivos de audio, recreaciones. Tiene una marcada mirada de autor
Pero el podcast documental se diferencia del documental sonoro tradicional en que no es solo una pieza de audio, en este caso digital, sino que es un nuevo medio de comunicación: tiene una identidad y una línea editorial, publica con una cierta regularidad y se transmite a través de una aplicación para escuchar audio o un feed RSS –un formato para distribuir contenido en internet, al cual los auditores se pueden suscribir para recibir actualizaciones–.
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El podcast documental cuenta historias sin imágenes. Y esa es una de sus fortalezas. No hay imágenes, así que los auditores tienen que hacer una escucha activa.
No basta con mirar la pantalla que te entrega todo. Los oyentes de historias sonoras tienen que completar el contenido con su propia experiencia, con su memoria emotiva o su imaginación. Las historias suceden, literalmente, dentro de sus cabezas.
Los oyentes de historias sonoras tienen que completar el contenido con su propia experiencia, con su memoria emotiva o su imaginación. Las historias suceden, literalmente, dentro de sus cabezas.
Según explica la realizadora sonora y periodista Charlotte de Beauvoir, en su texto El documental radiofónico en la era digital: nuevas tendencias en los mundos anglófono y francófono. “La ausencia de imágenes [...] pareciera ser una limitación de la expresión radiofónica. Sin embargo, esta ausencia resulta ser más bien una ventaja en tanto que abre el campo de la creatividad para el autor y el de la imaginación para el oyente [...]. Además del nivel cognitivo, este medio también se relaciona con sus oyentes en un nivel más sensible, tanto afectivo como emocional.”
Es precisamente esta relación afectivo-emocional que se establece entre un podcast documental y su comunidad de auditores lo que permite sellar un pacto de confianza entre las dos partes. En un momento de estrés e incertidumbre como el actual, ese pacto nos permite traspasar las resistencias y llegar a audiencias más amplias con nuestro contenido.
En el episodio “Cruces en el desierto” de Las Raras, por ejemplo, contamos la historia de Álvaro Enciso, un artista colombiano que vive en Tucson, Arizona. Él lleva a cabo un proyecto para poner cruces en los lugares del desierto de Sonora donde se han encontrado cuerpos de migrantes que han muerto tratando de cruzar la frontera entre Estados Unidos y México. Es una historia sobre la lucha por la memoria que tiene la mirada propia de Las Raras: frente a un tema oscuro, propone un punto de vista que de alguna forma ilumina. Pero puede ser polémica: ya sabemos la resistencia que provocan los migrantes indocumentados en muchas personas.
Para contarla enviamos a nuestro colaborador, Dennis Maxwell, a Tucson, para que acompañara a Álvaro en una de sus travesías por el desierto y registrara en audio el proceso de poner las cruces. Al mismo tiempo, empezamos a hacer las gestiones para obtener acceso, vía ley por la libertad de información, a los llamados al 911 que hacen los migrantes perdidos en el desierto. Sabíamos que ese material existía porque The New York Times lo había usado en un reportaje. Nos obsesionamos con la idea de conseguirlo. Decidimos que no publicaríamos el episodio sin esas voces, porque estábamos convencidos de que eran esenciales para que nuestros auditores conectaran profundamente con la historia que queríamos contar.
Operadora: 911, where is your emergency?
Migrante 1: Estoy perdida en el Desierto de Sonora, por favor necesito ayuda.
Operador: Are you lost in desierto?
Migrante 2: ¡Sí, perdido!
Operadora: Ok, uno momento for interpreter.
Operadora: 911, ¿cuál es su emergencia?
Migrante 3: Necesito ayuda yo.
Operador: ¿Está solo o está alguien contigo?
Migrante 4: Sí, estoy solo.
Migrante 5: Somos cuatro.
Migrante 6: Con mi esposa.
Migrante 7: Somos tres.
Migrante 8: Somos cinco personas.
Operador: ¿Y de qué país es usted?
Migrante 9: De Guatemala.
Migrante 10: México.
Migrante 11: El Salvador.
Migrante 12: Nicaragua.
Migrante 13: Yo voy pa los Estados para buscar buena vida porque soy muy pobre.
Migrante 14: Yo solo por necesidad vengo.
Operador: ¿Cuántos días tiene en el desierto ya?
Migrante 15: Ahorita ya va por cuatro días.
Migrante 16: Pero el coyote nos abandonó aquí en el desierto y...
Migrante 17: Me dejaron perdida.
Migrante 18: Encontré a un señor de migración y le conté mi historia y no hizo nada, no me arrestó ni nada, solamente me dejó ahí solo.
Operadora: ¿Y no tiene nada de agua?
Migrante 19: Amiga no tengo nada de agua.
Migrante 20: Tengo una poquita de lo que agarré de la que llovió.
Migrante 21: Necesito agua, agua helada porfa.
Migrante 22: Tengo cinco días de no comer.
Migrante 23: No he comido hace tres días.
Migrante 24: Me doblé el pie.
Migrante 25: Mi mano se quebró.
Migrante 26: Ahhhh, ayyyy.
Migrante 27: Ya me estoy muriendo.
Migrante 28: Bueno, bueno, me estoy muriendo, me estoy murien...
Migrante 29: Ya me perdí, no sé qué hacer. Estoy vomitando sangre.
Migrante 30: Mi compañero ya está muerto.
Creo que gracias a esas voces de migrantes perdidos, acompañadas de paisajes sonoros del desierto, del registro de acción, de música original y de narración oral –todo organizado en un guion–, profundizamos para muchas personas la comprensión en torno a las complejidades del tema de la migración. Y, al mismo tiempo, ampliamos el alcance de Las Raras. Esta ha sido una de nuestras historias más escuchadas y con mayor impacto.
Esto último debería ser el objetivo de cualquier medio de comunicación, pero en el caso de un podcast documental tiene ciertos matices. Este no busca la masividad del clickbait, sino encontrar un nicho con el cual establecer un pacto de confianza gracias a la intimidad del lenguaje sonoro y desde ahí construir comunidades que lo hagan sustentable.
El podcast de periodismo narrativo Radio Ambulante es un buen ejemplo de esto: apunta a una audiencia hispanoparlante que quiere escuchar historias sobre Latinoamérica. Su comunidad internacional de oyentes se reúne en clubes de escucha y en fiestas virtuales.
Esto les ha permitido iniciar un programa de membresías y hacer campañas de donaciones. Es probable que los números de audiencia de Radio Ambulante no sean tan grandes como los de otros medios generalistas, pero sus oyentes son fieles y están dispuestos a pagar por algo intangible: el valor de pertenecer a una comunidad.
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Otra de las características del podcast documental es que usa recursos sonoros narrativos y estéticos para presentar la realidad que se ha registrado. Como tiene una marcada mirada de autor, eso implica que hay que procesar la realidad que se comunica. Para Peter Leonard Braun, productor alemán de documentales sonoros, considerado el padrino del género en Europa y citado por Beauvoir en su texto: “El documental es la forma artística de la información”.
En un mundo que se construye sobre la realidad transmitida en vivo, esto marca una diferencia clara con los medios que buscan la masividad a toda costa. El podcast documental estetiza la realidad. En el caso de Las Raras, para hacerla más digerible para las audiencias. Así generamos espacios seguros para la reflexión e incitamos preguntas y discursos críticos.
Es noviembre de 2019. Estoy afuera de una clínica donde están tratando a Gustavo Gatica, un joven que perdió la visión después de que la policía le disparara en los ojos en una marcha durante el estallido social que hubo en Chile ese año. Hay una pequeña manifestación pacífica afuera de la clínica. Todos estamos muy impactados por la situación. Yo estoy registrando el momento con mis equipos de sonido cuando llega la policía. Se escuchan disparos. Nos inundan con gases lacrimógenos. Quiero seguir grabando, pero no puedo respirar. No puedo abrir los ojos. Ellos son muchos y nosotros muy pocos. Estamos indefensos. Nunca he tenido tanto miedo en mi vida.
Incluimos este momento en nuestra historia “EXTRA II: Retrato sonoro de una explosión ciudadana”. Queríamos mostrar la violencia con la que estaba actuando la policía contra manifestantes pacíficos, pero no queríamos traspasar el terror que yo sentí a nuestra audiencia. Por eso optamos por este trabajo del sonido, más cercano a lo poético que al hiperrealismo sensacionalista.
Gritos de manifestantes: ¡Gustavo, escucha, tu lucha es nuestra lucha!
Narración en off:
La manifestación era completamente pacífica. Y sin embargo… Suenan disparos.
Catalina en el lugar: Empezaron a disparar. Nos están tirando gases lacrimógenos, están disparando.
Se escucha el caos. Disparos y gritos se funden con las toses de los manifestantes que no pueden respirar.
Eso a su vez se funde con la canción “El derecho de vivir en paz”, de Víctor Jara, que se convirtió en un himno del estallido social. Es interpretada por la orquesta Réquiem por Chile y fue registrada en vivo por Las Raras en una manifestación ciudadana durante el estallido.
Por este tipo de trabajo de la narración sonora, el escritor y crítico español Jorge Carrión incluye a Las Raras en lo que él llama transdocumentales: “me he reafirmado en la convicción de que el periodismo, el ensayo creativo, la no ficción necesitan cultivar otras formas de representar la realidad. Ir más allá de las fórmulas al uso: ser transdocumentales. Como el teatro sin ficción de Jordi Casanovas, Lola Arias o Marc Caellas. Como los collages artesanales y ensayísticos de Pere Ortín. Como el cine de los maestros Chris Marker, Patricio Guzmán, Agnès Varda o Werner Herzog. Como los podcasts –auténticos paisajes humanos y sonoros– de Las Raras. Como la poesía documental y política de Sara Uribe. Como las formas inesperadas que tantos otros creadores, de todos los ámbitos, están imaginando y trabajando en estos momentos, tan lejos de las fórmulas telerreales del fotoperiodismo, MTV o Netflix”.
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El podcast documental es un nuevo medio, ideal para contar las luchas por el cambio social que en Las Raras llamamos “Historias de Libertad”. Historias radicales de resistencia individual que contamos para demostrar que se pueden mover los límites de lo que es posible. E inspiradoras historias de gestas colectivas, que contamos para resaltar la importancia de convertir las acciones personales en movilizaciones sociales que fuercen la toma de decisiones políticas. Historias que hoy me parecen más necesarias que nunca para deconstruir los discursos hegemónicos, amplificando voces que no están representadas en los medios de comunicación tradicionales. Y, a la vez, para construir sentido colectivamente frente a un futuro tan incierto.
Este texto forma parte del libro 'Futuro imperfecto: ¿hacia dónde va el periodismo?' (UNSAM Edita). Fue creado en el marco del programa de formación Beca Cosecha Anfibia, en el que participaron 15 editores y responsables de redacciones en medios de Iberoamerica para reflexionar y debatir sobre la profesión periodística en una serie de encuentros con expertos y coordinado por el director de Revista Anfibia y Cosecha Roja, Cristian Alarcón.
CM