The Walking Conurban: imágenes de un territorio con su propia ley
Para rechazar las estigmatizaciones, cuatro amigos que habitan entre Quilmes y Berazategui crearon una cuenta de Instagram que muestra el espacio que habitan en la Provincia de Buenos Aires.
“En el conurbano hay una cantidad de cosas maravillosas y ni te enterás; solamente te enterás por los grandes medios cuando matan a alguien, porque no se asoman a ver las cosas piolas y lindas que se hacen”. La frase pertenece al filósofo de Gerli, Pedro Saborido, creador -entre otros- del ciclo Peter Capusotto y sus vídeos y autor del libro Una historia del conurbano.
Cargando con ese estigma, impuesto por una mirada porteñocéntrica de la Argentina, es que a cuatro amigos que habitan entre Quilmes y Berazategui -el sur del conurbano- se les ocurrió crear la cuenta de Instagram The Walking Conurban.
En ella conviven sitios abandonados, grafittis, murales, estatuas bizarras, edificios inconclusos, personajes urbanos, carteles colorinches, coches viejos y todo un mundo de paisajes y situaciones de los 24 municipios del territorio bonaerense que rodean a la ciudad de Buenos Aires.
“Todo empezó con una charla de sobremesa porrera en el 2018 junto a mis amigos Guillermo Galeano, Ángel Luccarini y Ariel Palmiero”, reconoce a El Planteo Diego Flores, uno de los fundadores de The Walking Conurban.
“Después de una tormenta fuerte que hubo en 2012 flasheamos con un conurbano ficcional onda The Walking Dead. De ahí viene el nombre. Después se dio que sacábamos fotos con el celular y las teníamos desperdigadas y armar el Instagram fue una excusa, una especie de backup para ordenarlas y compartirlas”, dice Flores, uno de los responsables de esta cuenta con más de 250 mil seguidores.
Conurbano: modelo para armar
The Walking Conurban está cerca de las 4000 publicaciones y en su bio se define como un paseo por el “paraíso post-apocalíptico a minutos del obelisco”.
Suben 3 fotos por día, muchas de ellas colaboraciones de los followers y nunca ponen en qué lugar fue sacada la imagen.
“La idea es jugar con los seguidores, muchos adivinan y otros creen que se trata de su localidad porque hay paisajes del conurbano que se parecen entre sí”, dice Diego.
La premisa a la hora de subir una foto es “que no sea peyorativo, que no cause perjuicios a nadie, que no tenga un contenido machista ni sexista y si lo tiene lo desactivamos con el mensaje de la bajada”.
Si hay definiciones difíciles en la Argentina son el peronismo, Maradona y el conurbano. “Es hipercomplejo y variado. Buenos Aires es una ciudad diseñada y controlada. Si querés hacer una pieza en la terraza de tu casa tenés que sacar un permiso de obra y contratar un arquitecto y mil papeles más. En el conurbano compramos los ladrillos y la hacemos”, dice Diego.
Para este berazateguense, que está a una tesis de la licenciatura en comunicación social de la UBA, “en el conurbano la ley es distinta porque tiene su propia ley”.
Es así que las fotos de la cuenta de Instagram muestran esa improvisación de un territorio que fue receptor de las distintas migraciones: ya sea de inmigrantes europeos en la primera mitad del siglo XX, de migrantes internos -los llamados “cabecitas negras”- con el primer y segundo peronismo y la llegada de inmigrantes de países de la región (especialmente de Bolivia y Paraguay).
“Somos un pastiche cultural porque, en el conurbano, primero llega la vida y después el Estado. Por eso acá nos las arreglamos como podemos”, dice Flores.
La desromantización
El conurbano bonaerense cuenta con una superficie aproximada de 2.480 km², un 1% de la superficie total de la Argentina. Según el censo nacional de 2010 tiene una población de 9.916.715 habitantes, lo que significa que una cuarta parte del país habita en ese territorio.
Su límite comienza en el punto donde termina la Capital Federal y se extiende a lo largo de aproximadamente 50 kilómetros divididos en primer, segundo y tercer cordón, según la distancia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
—¿Creés que en el último tiempo apareció una especie de reivindicación de lo que provenga del conurbano?
—Hay novelas, estudios, ensayos, canciones, youtubers, instagramers, influencers que fueron construyendo un relato del conurbano.
—¿Existe entonces una romantización del conurbano?
—Tal vez en algunos sectores, pero nosotros nos cuidamos mucho de no caer en esa romantización de la que hemos sido señalados muchas veces. Somos conscientes de que es una delgada línea, por eso es un tema que discutimos y nos generamos preguntas todo el tiempo.
Cuando se le fue de las manos
Como sucede muchas veces con este tipo de proyectos que nacen un poco jugando, The Walking Conurban superó todas las expectativas de estos 4 simuladores del sur.
“Un día nos recomendó y nos compartió Malena Pichot y pasamos a tener el doble de followers. Algo que no pensábamos ni esperábamos. A esta altura, no sabemos medir los efectos”, dice Diego.
En agosto de este año se les ocurrió hacer el concurso de Las 8 Maravillas del Conurbano y subieron 32 opciones de fotos. Fueron más de 100.000 mil personas votando entre Instagram y Twitter.
El primer puesto incluyó al Tanque Absoluto, una estructura ubicada en Monte Grande; al Castillo Olvidado de la fábrica SNIAFA de Berazategui; la puerta del Parque Pereyra Iraola (la triple frontera entre Berazategui, Florencio Varela y Villa Elisa) y a La Pava de Goliat, una pava gigante que oficia de tanque de agua en Villa Raffo, Tres de Febrero.
El conurbano porrero
Entre las imágenes que habitan el mundo de The Walking Conurban no faltan las que hacen alusión a la marihuana y otras sustancias.
Sobresalen la de “Porro luego existo”, “Si vas a tomar merca tratá de ‘no’ ponerte pelotudo” o la declaración de amor “Enana te prometo que a partir de hoy dejo la droga”.
Como cualquier habitante del conurbano que tenga más de 30 años, Diego Flores no se crió fumando flores como alguien nacido a mediados de los ‘90.
“Toda mi vida fumé prensado, ese que a veces te hacía doler la cabeza y no siempre pegaba bien. Me acuerdo que, la primera vez que vi un frasco de flores, no sabía lo que era”, cuenta y se ríe del recuerdo.
También es anécdota para alguien de 35 cuando iban a “pegar faso” y “sufríamos para conseguir aunque eso de lo ilegal tenía su adrenalina”, asegura.
Hoy los 4 simuladores del conurbano fuman menos que antes y aclara: “Somos consumidores moderados”.
Para ver en papel una selección de las mejores imágenes de TWK, el 21 de noviembre a partir de las 17 horas realizarán una exposición colectiva con la gente de Deofi Estudio en Leandro N. Alem 977 de Morón.
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