“Sueño con morirme de vieja y con vivir en un mundo menos mierda”. Villano Antillano no pide más. La rapera de Puerto Rico asegura que le parece “triste” tener que “decir cosas así”, pero lo considera inevitable: “No es mi intención, pero como lamentablemente no le dejan a una vivir en paz, ¿qué te puedo decir?”.
La cantante y compositora de 28 años es contundente en cada una de sus respuestas, ya sea para hablar sobre si tuvo que feminizar su imagen de más por ser una artista trans, criticar a los grandes artistas que optan por adoptar posturas neutrales o defender que el terreno ganado por el feminismo es algo ante lo que no hay vuelta atrás.
Reina de la selva, Besties y Mujerón son algunas de sus canciones más sonadas, con permiso de la Sesión 51 que grabó con Bizarrap en 2022 y que la catapultó a nivel mundial. Este año actúa en el Primavera Sound de Madrid.
-Fue la primera artista trans y no binaria en entrar en la lista Top 50 Global de Spotify. ¿Cómo convive con ello? ¿Abrió puertas?
-No pienso que signifique algo específicamente. Es un logro para mí y la comunidad pero eso no se traduce en que estemos mejor en el mundo. Al contrario, parece que desde entonces hemos ido para atrás. Sí es una puerta que, una vez abierta, vino un montón de gente detrás. Eso nunca va a parar. Desde que se derribó, se derribó y eso es irrefrenable.
-¿Se ha sentido un fetiche? ¿Ha tenido que feminizar su imagen de más para poder ser aceptada como artista trans?
-Sentirse un fetiche es una experiencia muy particular de las mujeres trans. Y sí, de nosotras se espera una híperfeminidad súper estúpida. Es súper curioso. Lo veo también como cinismo, como ironía. ¿Esto es lo que ustedes quieren? Pues yo voy a ser la epítome de la feminidad. Voy a estar tan explotada que va a ser hasta un nuevo estándar. Es un arma. Quien se quiera acatar a ella, se acata. Me gusta jugar dentro de ese constructo.
Me siento cómoda dentro de la feminidad pero también lo hago muy a mi manera. No lo hago siguiendo cánones para que se me vea más de una forma. Yo sé quien yo soy y da igual cómo vaya de arreglada o me presente. Ni vos ni yo somos más o menos mujer por andar con la cara pintada o lavada. Da enteramente igual. No se reduce a eso.
-¿Siempre lo tuvo tan claro?
-Sí. Incluso desde chiquita. Siempre supe que no había nada malo conmigo. Sabía que no era una mala persona, que no le quería hacer nada malo a nadie. Que era una buena hija, una buena hermana, una buena nieta, una estudiante sobresaliente. Que quería hacer el bien. No había nada conmigo. Esas cosas de ser mala, de retorcida o con perversión es una proyección de la gente cis hetero.
-¿Cuánto de importante es que haya artistas como usted hablando de su realidad? Teniendo en cuenta que muchas veces hemos escuchado canciones de hombres hablando sobre ella. ¿Es algo que tenga en cuenta a la hora de decidir sobre qué cantar?
-No. Soy una mujer que le gusta meterle bien cabrón a la música y le gusta hacer música para otras mujeres que se sienten bien ricas. Los hombres tienen discografías hablando de putas y autos, pero Dios libre que venga una puta y haga música para putas. Yo soy una puta y hago música para putas. Y las putas se jayan conmigo y por eso estoy aquí.
-¿Es esto algo que se esté liberando?
-Sí. Cambió mucho el enfoque porque nos insertamos tantas de la industria que es innegable. Quizás hace veinte años solamente se pensaba que podía haber una rapera porque para la mirada masculina ser mujer es algo tan básico que parece que una puede hablar por todas.
-¿Qué cambió para que, siendo algo que las mujeres tenían interiorizado, hicieran click para entender que las cosas no tenían por qué ser así?
-El acceso a la educación que hubo en nuestra generación, aunque a veces pienso que peligra. Con como van las cosas, ya mismo dicen que las mujeres se tienen que volver a la casa y que no puedes aspirar absolutamente a nada que no sea parir y cocinar. Que algunas de nuestras abuelas pudieran adquirir algún tipo de educación y que pudieran hacerlo nuestras mamás para no necesariamente caer dentro de ese molde. Cada generación ha ido rompiendo algunas cadenas y estamos acá y continuamos haciendo ese trabajo. No es algo que sale al vacío. También pienso que muchas mujeres se han insertado dentro de la industria y ahora que estamos todas ahí es más fácil. Y esa mirada masculina tiene que callarse un poco porque ya ellos no son los únicos que controlan el mercado. Eso está comprobado. Los números están ahí.
-¿Cómo elige con quién hacer colaboraciones?
-Lo tengo muy fácil. Hay artistas que me inspiran y hay artistas que no. Hay artistas con quienes conecto, y con quienes no. Para qué vamos a intentar. Yo hago música por, para y con perritas.
-La extrema derecha está consiguiendo más poder que nunca. Como artista, ¿vive con responsabilidad tener que aprovechar su altavoz para posicionarse políticamente?
-Sería egoísta aprovechar mi posición y no enfocarme y no ver que tengo una plataforma. Hay artistas con plataformas mucho más grandes cis que pueden hablar acerca de estas cosas, artistas hetero que dicen ser aliadas, aliados y aliades y silencio total. Porque no es real. Es como: “Ay sí. Yo tengo un primo que es así como rarito”. Es ese tipo de allyship [alianza]. No tengo nada que decir sobre la gente así. Hay artistas bien grandes que les encanta estar como en paños tibios, ser neutral. El arte no es neutral. El arte real es política, remueve conciencias, te hace sentir cosas muy profundas y te hace cuestionarte muchas cosas. Mantenerse neutral no es la posición de un artista real y de calibre.
-¿Siente que también hay artistas que están intentando subirse a una ola, sin terminar de hacerlo del todo? ¿Lo está detectando la gente desde fuera?
-No. Lamentablemente no, pero no es necesariamente culpa suya. Estoy segura de que la mayoría de las personas no tienen ni puta idea de lo que conlleva ser una persona trans, una mujer trans o transicionar; porque la mayoría de las personas estamos resolviendo nuestros propios problemas. Todo el mundo tiene problemas. Todo el mundo tiene cosas, quiere llegar a fin de mes, tiene meollos que tiene que resolver.
Lamentablemente nos enfocamos tanto en este individualismo de que no atiendo los problemas hasta que me tocan a mí y no te das cuenta de que te pueden tocar a ti en cualquier momento también. Nadie está exento. Esta radicalización que ha habido no va a terminar con el colectivo LGTBIQ+. Las próximas son las mujeres. Nos revertimos a que solo los hombres blancos son dueños de propiedades, de cosas y quién sabe qué otros horrores más.
-En concreto dentro de la industria musical, ¿es optimista?
-No sé. Es un arma de doble filo. Cuando se detecta que hay un mercado para algo, el capitalismo no va a dejar de explotarlo. Así que eso va a seguir ahí creciendo. Puede ser tanto una maldición como una bendición. Una maldición porque realmente no se está viendo la raíz de la importancia del asunto. Simplemente se está buscando el profit [beneficio]. Como hacen todas estas marcas que en realidad no son aliadas nunca. Simplemente siempre fue una farsa y al minuto que la gente dice: “Ah no, va a afectar en tu bolsillo, entonces voy a dar para atrás. Ya no apoyo a la comunidad o lo apoyo callada”.
La mayoría de las personas que piensan y juran que son buenas personas, de seguro serían nazis. Es lo mismo. Seguro que ellos pensaban que eran buenas personas. Estaban súperconvencidos porque es la propaganda que se les dio y eran unos hijos de la gran puta.
-¿Se puede combatir este capitalismo, aprovechándose?
-Insertándote, claro que sí. Aprovechando la ola. Yo voy a agarrar el canto y lo voy a apretar hasta que lo partan. Pienso que se me debe incluso. A mí y a todas.
-En más de una ocasión se ha referido a su país natal, Puerto Rico, como una colonia de Estados Unidos. ¿Cómo ve la situación allí?
-Puerto Rico tiene tantos problemas... Hay mucha gente buena, consciente y despierta allí que no tiene el odio en su cabeza. Ni la fijación que tienen partidos que se han radicalizado últimamente y que acusan al colectivo de un montón de cosas que es literalmente lo que hacían los nazis. La misma propaganda de si son degenerados, pervertidos, que si la niñez...
Estadísticamente hablando, nadie atenta más contra la niñez que los machos cis hetero. Los primeros violadores y depredadores son ustedes. No entiendo de dónde carajo sale la estadística para decir que las mujeres trans somos el peligro. ¿Por qué yo tengo la necesidad de esconderme en un baño a acechar a quién? Y también: ¿quién se cree eso realmente? Todo se da en un vacío de ignorancia tan grande que la gente se cree cualquier cosa que escucha. Es muy bruta. En ese cuestionamiento de realmente cuánta gente que dice estar en el lado correcto de la historia, que dice no ser racista, no ser homófoba, tránsfoba... Yo pienso que no. Que a la milésima oportunidad de poder sacar todos esos colores a pasear, se convierten en monstruos.
-Afirma que no se siente más referente que nadie, pero sí que la Veneno lo fue para usted. ¿En qué medida le marcó?
-Nunca he dicho que no sea un referente, lo que digo es que no me considero más referente que una mujer trans que va a un trabajo de oficina y soporta probablemente toda la misoginia a la que una se ve en cualquier lugar del mundo. Y en cualquier faceta de la vida. Quienes resistimos, resistimos. Punto. Yo resisto desde esta frontera y esta trinchera con un montón de otras. Encontré a la Veneno en YouTube años antes de que saliera la serie y me cambió la vida cuando vi su explosión en los 90. Fue un reconocimiento muy grande. Un boom, esta bombilla que se prendió. Viniendo de donde vengo, no sabía que eso se podía accionar. El conocimiento es poder. Una vez yo conocí, cambió para siempre.
-Uno de sus temas más sonados es la sesión que grabó con Bizarrap. ¿Cómo fue la experiencia de grabar con él?
-Muy chula, muy orgánica. Fue simplemente un productor muy talentoso y una rapera muy talentosa trabajando juntes. No hubo conversación de “vamos a hacer esto por lo que significa”. Fue un: “Tengo una plataforma que va de rap bizarro, considero que tú cabes perfectamente ahí. Pienso que eres genial en lo que haces y vamos a meterle”. Y lo metimos.
-¿Con qué sueña Villano Antillano?
-Es bien triste tener que terminar diciendo cosas así. Que parezca una película de Almodóvar conmigo bien poética. No es mi intención, pero como lamentablemente no le dejan a una vivir en paz, ¿qué te puedo decir? Sueño con morirme de vieja. Sueño con vivir en un mundo donde la expectativa de vida para las mujeres como yo no sean 35 años, porque yo tengo 28, así que ¿qué me quedan? ¿siete? Sueño con vivir en un mundo menos mierda. Y pienso que nos conviene a todes y a todas. No entiendo la gente que dice: “Donde empiezan tus derechos terminan los míos”. No, hija de puta. Los derechos no se pisan. No porque yo tenga derechos se te van a acabar a ti. No funciona de esa manera.
-Tiene que ver con lo que comentaba antes, es algo que mucha gente se ha acabado creyendo.
-Sí. Y el no entender cómo afecta el Estado de derecho, y cómo funcionan los derechos humanos. No sé qué podemos esperar también. La sociedad nunca ha tenido realmente modelos ni referentes para seguir. Ni las naciones del mundo tienen consenso sobre los derechos humanos. El derecho al agua, por ejemplo. Que un país diga: “No, me parece que el agua no va a ser un derecho”. ¿Cómo puñetas vamos a sobrevivir sin agua? ¿Quién eres tú para decidir quién merece agua? Agua, algo tan básico.
Organismos como la ONU, que en realidad, ¿qué han podido hacer por la humanidad realmente? Dicen que velan por los derechos, por los crímenes de guerra en el mundo, etc. Mira Palestina. El mundo ha fallado en hasta reconocer y ver la humanidad. Nosotres como personas hemos fallado en eso. En darnos cuenta en el precepto más básico. Me la explota que nos banquemos en la cristiandad cuya base es literalmente el amor, el no juzgar, el ayudar al prójimo y de ahí lo tergiversemos a “vamos a matar gente en nombre de Dios”. Las Cruzadas, ya mismo.
-¿Piensa que esto es reversible?
-Sí. Ahora mismo hay mucho sensacionalismo. Las cosas se inflan un montón. Para mí la heterosexualidad es un mito. Hay tanta, tanta y tanta gente que se va a ver perjudicada porque no todo el mundo cae dentro de estos cánones tan rígidos de lo que supone el heteropatriarcado... Bien poca gente cumple y se le van a apretar las habichuelas a un montón que tiene hijos e hijas que son parte del colectivo. Y gente poderosa porque eso pasa en todas las familias, en todos los estratos sociales, en todas las partes del mundo. Muchos no se dan cuenta de que va a sufrir.
En Estados Unidos veo a muchos padres súper molidos diciendo: “Mis hijos no me hablan desde hace 50 años y vivo bien molesta”. Me pregunto: “¿Por qué tu hijo no te está hablando desde hace 50 años? Fíjate, qué interesante. ¿No será todo ese veneno que tienes dentro?”. Da pena ver a viejos sin ese sistema de apoyo, pero hay que pararse a pensar también: “Sabrá Dios cuán hijos de la gran puta fueron con sus hijos y sus hijas”.
Así que pienso que sí. La generación que viene, aunque aparentaría ser que de momento hay este wave [ola] de un sector conservador, los incels y qué sé yo; ya el terreno que ha ganado el feminismo, no vamos a dar ni un paso para atrás. Quienes lo sufrimos y sentimos lo sabemos. Nuestra vida corre peligro todo el tiempo. No hay manera de retroceder.
Cuando te enlistas a luchar o cuando coges la batuta para meterle caña, sabes que probablemente no vas a ver los frutos de eso pero sueñas con que quizás, en algún momento, nazca gente que no tenga que pasar por las cosas que tú pasaste. Y eso es amor puro. Las mujeres pueden empatizar con eso porque estoy segura que tú luchas pensando en que algún día vengan mujeres que no tengan que quizás verse con las cosas que tú tuviste que pasar. Y de seguro tu abuela luchó por lo mismo y es algo bien poderoso. Ese poder y esa magia es inquebrantable.
Entrevista completa a Villano Antillano:
Vídeo: Nando Ochando