Alejandro Werner, ex directivo del FMI: “Se me haría la cosa más estúpida del mundo que el Fondo no le dé más recursos a Argentina”
“Es brutal”, confesó Alejandro Werner a la pregunta sobre el impacto del programa económico que tanto elogia de Javier Milei en la población argentina. “Pero Argentina tiene que pagar el costo de la transición”, agregó el exjefe del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, quien durante su carrera negoció con los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández.
En diálogo con elDiarioAR, el economista nacido en Argentina, criado en México y radicado actualmente en Washington, se mostró entusiasmado con el programa económico, aunque advirtió sobre los desafíos cambiarios y el peso estratégico que tendrán las elecciones de medio término. Werner, quien vive de cerca el panorama internacional, aseguró que un acuerdo sólido con el FMI a fines de 2025 podría representar una “oportunidad histórica” de dejar pasar para la comunidad internacional. También analizó el impacto del regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, señalando sus posibles implicancias para América Latina en el marco de la rivalidad con China.
Argentina
–Se está por cumplir un año de gestión para Javier Milei. ¿Cómo ve el programa económico?
–Argentina se encuentra en una posición económica y política mucho mejor de la que todo mundo pensó que iba a estar hoy. El centro del programa de estabilización y el gran problema en términos de estabilidad macroeconómica en Argentina siempre fue la situación fiscal e, independientemente de cuánto es licuación o motosierra, se logró un equilibrio impensable con una convicción del Presidente que no está dispuesto a ceder ni un milímetro en pedidos que otros políticos podrían pensar que son sensatos. Porque yo creo que el Presidente piensa que si cede en una, eso generaría un huracán de demandas de correcciones fiscales que no puede mantener. También noto un manejo muy hábil del balance del Banco Central para desactivar todas las bombas en términos de compromisos cambiarios. Y el uso del ancla cambiaria como instrumento principal de reducción de la inflación, que funcionó bien. El proceso de regulación de la economía, con todos los problemas de sobreregulación de la Argentina, es un tema central para generar inversión. El régimen especial de inversiones, también. Incentivos que en una economía normal a los economistas no nos gustan, pero en una economía que se está corrigiendo con una historia de tantas distorsiones y todavía con incertidumbre, el mandar un compromiso de atracción de inversiones con beneficios muy claros en el corto plazo, hace sentido. Finalmente en la parte política, aplaudo la capacidad del presidente de sostener los vetos y haber generado en la oposición un vacío político con poco poder legislativo, en las provincias, etcétera.
–¿Cuál es la principal preocupación?
–A mí me preocupa la parte cambiaria, creo que ha sido útil, pero está llegando el momento de encontrar otro esquema monetario y cambiario que permita tener un tipo de cambio más competitivo. Ahí es donde lo político y lo económico chocan. Yo creo que ya estamos llegando a un momento en donde lo más importante es que Javier Milei tenga una excelente elección de medio término, porque eso va a dar viabilidad a la segunda mitad de su gobierno. Si no logra encontrar una salida, a este contexto cambiario en el muy corto plazo, yo sería de la idea de que lo mejor es amarrarse a la proa del barco, llegar a la elección con la menor inflación posible, tener el mejor resultado de la elección, y después, con ese mandato claro, probablemente con una fortaleza en los mercados y en los organismos multilaterales, reforzar el programa en lo fiscal con una visión de mediano plazo, y en lo cambiario con una salida más rápida.
–La economía argentina, ¿aguanta hasta la próxima elección sin devaluar?
–Es viable si logra algún apoyo de los organismos internacionales, utilizando el acceso que probablemente tenga el año que entra en los mercados internacionales de capitales, utilizando el superávit fiscal para hacer algunos de los pagos de deuda. También es riesgoso, ya que algún problema con la cosecha, la apreciación del dólar, el precio de los commodities, entre otros, puede desestabilizar. Pero también es políticamente riesgosa una política de devaluación del tipo de cambio con mantenimiento del cepo, o de liberación del cepo con reservas negativas y sin acuerdo con el FMI. Todas las alternativas son riesgosas y probablemente el concentrarse en mantener el esquema actual hasta la elección sea el que logra el equilibrio entre riesgos y beneficios.
Es políticamente riesgosa una política de devaluación del tipo de cambio con mantenimiento del cepo, o de liberación del cepo con reservas negativas y sin acuerdo con el FMI. Todas las alternativas son riesgosas y probablemente el concentrarse en mantener el esquema actual hasta la elección sea el que logra el equilibrio entre riesgos y beneficios
–¿Qué opciones tiene de acomodar el tipo de cambio la Argentina hoy?
–Si se quisiera hacer algo con el régimen cambiario ahora se podría empezar algún tipo de liberalización dentro del régimen oficial con un tipo de cambio que empiece a reflejar condiciones de los mercados en la parte oficial. Otra vía podría ser una devaluación del 15% todavía con el cepo, pero esto impacta en el camino de convergencia de la inflación a una tasa de 1,5% y, políticamente, si este retraso es relativamente más prolongado de lo que estimaría el Banco Central, se acercaría mucho a la elección con una sensación de que el proceso desinflacionario se detuvo. Yo creo que sería una solución técnicamente más prudente, pero con el riesgo de debilitar lo político, que al final es un ancla fundamental. Y proteger eso es lo más importante.
–En términos políticos, ¿cuánto puede intervenir la no aprobación del presupuesto en el presupuesto ahora 2025 en los mercados, en un posible acuerdo con el FMI?
–Yo creo que a todos nos gustaría que haya una aprobación del presupuesto que daría mucha mayor solidez institucional a la justicia fiscal, pero los mercados al final van a estar viendo la elección de medio periodo. Prefiero no tener presupuesto y que vaya por una mejor elección.
A todos nos gustaría que haya una aprobación del presupuesto que daría mucha mayor solidez institucional a la justicia fiscal, pero los mercados al final van a estar viendo la elección de medio periodo. Prefiero no tener presupuesto y que vaya por una mejor elección
–Fuiste en su momento muy crítico con la intención de dolarizar ¿Crees que eso está descartado o puede tomar otra forma?
–La verdad no sé, porque nunca he hablado con el Presidente y es un tema que han desarrollado cada vez menos. Sí, cada vez más han puesto al centro de la discusión monetaria y cambiaria la competencia de monedas, pero con un énfasis en hacer el peso argentino más competitivo, reduciendo la inflación y generando tranquilidad sobre las tenencias en pesos. Todo país que tiene una cuenta de capitales abierta, en el fondo, tiene competencia de monedas. De facto, si mañana los mexicanos empezamos a tener cada vez más dudas de hacia dónde va el gobierno actual, podemos comprar los dólares que queremos. Ahora, si por alguna razón llegamos a ver un proceso especulativo que descarrile de manera importante el proceso inflacionario, conocemos que una opción dolarizadora no le incomodaría a Javier Milei.
–Y con respecto a la población argentina, ¿cómo ves el impacto de las políticas económicas sobre los indicadores sociales?
–Es brutal. Pero estos programas de estabilización tienen un costo en términos de recesión, incremento de la pobreza, etcétera. Es muy difícil corregir un desorden macroeconómico y monetario brutal sin acceso a los mercados internacionales de crédito, sin que tenga una afectación social importante. Lo más relevante va a ser qué tan rápido se pueda restablecer el proceso de crecimiento, y qué tanto se puede tener un espacio en las finanzas públicas para volcarse hacia ciertos programas de apoyo social. Pero pensar que un proceso de este tipo con un Presidente que tiene pocos diputados en el Congreso y ningún gobernador se puede hacer de manera gradual, como lo diseñaríamos en una hoja de papel y en un Excel, es una ilusión tremenda. Entonces Argentina tiene que pagar el costo de la transición. Por otro lado, ¿qué hubiese pasado si no se hacía esto? Probablemente hubiéramos estado en una recesión y una pobreza.
Pensar que un proceso de este tipo con un Presidente que tiene pocos diputados en el Congreso y ningún gobernador se puede hacer de manera gradual, como lo diseñaríamos en una hoja de papel y en un Excel, es una ilusión tremenda. Entonces Argentina tiene que pagar el costo de la transición
–En su libro fue muy crítico con Luis Caputo. Escucho ahora un cambio de opinión: ¿qué pasó?
–Yo creo que cambió el hecho de aplicar este programa de estabilización con una secuencia más lógica. Es decir empezar por lo fiscal, mantener los controles de capitales y luego, cuando la economía se estabilice, empezar a pensar en sacar los controles de capital. Bajo el gobierno de Mauricio Macri se habían eliminado de manera muy optimista los controles de capitales y se hizo la parte fundamental de manera gradual. Cuando vino el cambio de sentimiento del mercado, no estaba lo fiscal. Lo monetario estaba muy flojo y estaba muy expuesto a estos swings con una cuenta de capitales muy abierta.
Fondo Monetario
–El año que viene hay que empezar a pagar intereses ya sin desembolsos del acuerdo firmado en 2022. En el otro año ya hay vencimientos más fuertes. ¿Cuánto piensa que aguanta la Argentina sin renegociar un préstamo?
–Yo creo que Argentina podría aguantar hasta el fin del 2025 sin firmar un acuerdo con el FMI, y me parece que conviene hacerlo. Creo que el FMI piensa igual que yo, es decir que el mejor programa técnico sería hacer un ajuste cambiario ahora, pero no conviene políticamente. Y el FMI no puede hacer un programa que esté 100% diseñado alrededor de la política. Lo mejor es diseñar un muy buen programa donde no haya diferencias de opinión, y estoy seguro que después de la elección no va a haber diferencias. Ahí se puede hacer un programa que tenga recursos adicionales de manera importante. Si alguien quiere hacer algo antes, yo veo difícil que el FMI apueste por un programa con muchos recursos, dado que la política cambiaria y monetaria todavía no está en línea con lo que ellos quieren. Y en segundo lugar, si no hay tanta alineación de objetivos, yo creo que Argentina tampoco quiere que el FMI esté haciendo revisiones durante el año electoral y sacando comunicados, que tal vez le meten algo de ruido.
Argentina podría aguantar hasta el fin del 2025 sin firmar un acuerdo con el FMI, y me parece que conviene hacerlo. Creo que el FMI piensa igual que yo
–¿Y hay posibilidades de que el país consiga esa esos 15,000 millones de dólares de fondos frescos que necesita?
–Si a Milei le va bien en la elección de medio término, hacen un programa con el FMI en el que el presupuesto 2026 ya muestre elementos de 2027, y garantiza que este presupuesto se aprueba; a mí se me haría la cosa más estúpida del mundo que el FMI no le dé más recursos. Sería una oportunidad que realmente no hemos visto. Se vio en la convertibilidad, un régimen que al FMI nunca le gustó, pero la aceptó porque tuvo éxito. Pero ahora estarían en una situación en la cual hay coincidencia en todo, hay viabilidad política. Y sería una oportunidad muy difícil para la comunidad internacional de dejar pasar. Habría que apoyarla de manera muy convincente. Y si a eso le suma un gobierno que está muy alineado con el americano, lo que podrían haber sido 11 mil millones, fácilmente pueden ser 15 mil millones.
Estados Unidos
–¿Cómo se vive el triunfo de Donald Trump estando en Estados Unidos?
–Casi todo el mundo, durante el periodo electoral en Estados Unidos, y sobre todo después del colapso de Joe Biden en el debate, pensaba que la probabilidad de que gane Trump la elección era muy alta. Las dos semanas previas hubo cierto entusiasmo en Washington sobre la posibilidad de que Kamala Harris tuviera una buena elección. Pero la sorpresa fue la magnitud del resultado electoral, que dice mucho más sobre cómo está el país. Es decir que no se trata solo de un problema táctico, de no haber tenido un mejor candidato democrático. Al final del día, a los datos macroeconómicos no les fue mal, pero muchos indicadores como el ingreso mediano, las condiciones de la posibilidad de adquirir una vivienda, entre otros demuestran que la economía era una variable que no ayudó para nada al Partido Demócrata. Y a eso se le sumó la falta de un mensaje claro al votante, hecho que Donald Trump sí logró. El Partido Demócrata tiene que probablemente moverse al centro, tiene que tener un nuevo discurso y un mensaje mucho más claro de lo que representa.
–¿Qué es lo que más le seduce y le preocupa sobre este triunfo?
–Lo que más me preocupa como economista es una visión muy simplista de que muchos de los problemas de la economía de Estados Unidos se arreglan con una política proteccionista. Estados Unidos es la economía avanzada que mejor se ha recuperado post pandemia, con tasas de crecimiento, y sin aumento del desempleo que se han mantenido aún en un contexto de reducción de la inflación y altas tasas de interés. Yo diría que la economía americana está en un buen momento. Ahora, el introducir un nivel de incertidumbre vía una nueva política arancelada, súper agresiva con respecto a todo el mundo, no solo con China es un riesgo importante, sumado también al riesgo de deportaciones masivas, nuevamente que puede tener efectos sobre la economía americana, sobre la inflación, crecimiento. En ese enfrentamiento con China puede haber un reconocimiento eventualmente de la administración de Trump, de que tenemos que tener instrumentos más ágiles para contrarrestar la presencia China en América Latina y alinear de manera más clara América Latina con Estados Unidos.
–¿Cómo se puede materializar un reconocimiento a la región?
–Podría ser a través del fortalecimiento de algunas instituciones financieras de Estados Unidos, como el Development Finance Corporation, e incluso organismos como el Banco Mundial, el BID, el FMI para apoyar de manera más directa a América Latina.
–¿Hay posibilidades de que Argentina pueda hacer un tratado de libre comercio con Estados Unidos?
– Lo cierto es que todo en Trump es contradictorio, entonces tratados de libre comercio no parecen ser una vía por la que quiere avanzar. Pero hay girando por el Congreso de Estados Unidos, varias iniciativas que permitirían a ciertos países de América Latina acceder a los beneficios del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, México y Canadá. En el momento en que estos temas se movieron, todavía en Argentina estaba el gobierno de Alberto Fernández. Estaba pensado para países como República Dominicana, Panamá, con gobiernos de centro-derecha, con economías de libre mercado. Pero, de avanzar un tema de esta índole, las condiciones estarían muy alineadas con Argentina. Ahí la gran traba para firmar cualquier tipo de política comercial para la Argentina es el Mercosur.
–¿Qué opina del gabinete que se va conociendo de Trump?
–Viéndolo desde México y Centroamérica, un gabinete muy duro en la parte de migración. Parece que al departamento de comercio irá una persona no conocida para los policy makers, ex CEO de un banco de Wall Street, muy comprometido con la política proteccionista de Trump [NdR: Howard Lutnick]. Y en seguridad, migración, puros halcones. Eso preocupa, por un lado, pero donde ha sido muy bien recibida la propuesta es en la parte del Tesoro [Scott Bessent]. El candidato que nombró Trump es más del establishment, lo que refleja que quiere buscar un balance entre lo que ideológicamente quiere hacer, pero de una manera que no afecta a los mercados.
NR/MG
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