Juan Cabandié recibe en su despacho con remera blanca. Uniforme para enfrentar la ola de calor agravada por la crisis climática, más allá de que le funciona el aire acondicionado. Llegó a su cargo de ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible hace tres años y medio sin conocimientos de la materia pero con dotes para la conciliación, necesarias en una área que divide aguas. Venía de unir a Alberto Fernández con Cristina Fernández de Kirchner. Una alianza malherida. Ahora Cabandié domina el tema de su cartera, pero el calentamiento global y local exige medidas urgentes.
Como ministro de Ambiente, ¿cómo evalúa la ola de calor?
La ola de calor prolongada es un síntoma de de varios factores. Hay un factor que tiene que ver con un fenómeno natural, que es La Niña, que es la sequía, que junto a la ola de calor es el período prolongado más extenso que haya habido. Que haya sido tan extendido es un síntoma de calentamiento global. En los últimos 20 años se registran aumentos consecutivos de la temperatura promedio en Argentina. A eso se le llama calentamiento global, crisis climática, donde los registros que se toman dentro de la Convención Marco del Cambio Climático de Naciones Unidas indican que hemos alcanzado el 1,15 grados por arriba del promedio. El objetivo que tenemos los países y que hemos acordado dentro del Acuerdo de París, que fue en 2015, es no superar el 1,5 en 2030 y estamos cada vez más cerca. De hecho, los registros locales del Servicio Nacional Meteorológico indican que estamos en 1,3 en los últimos 20 años.
Ante esta situación, ¿qué hace Argentina?
Tenemos que hacer lo que estamos haciendo y acelerarlo. Pero nuestro aporte de gases de efecto invernadero que produce el calentamiento global es menor al 0,9%. Estados Unidos es el 15%. Europa es el 12. China, el 25. Siempre reclamamos que se cumpla lo que se estableció en 2009 en Estocolmo, en un encuentro internacional de cambio climático, donde los países centrales se comprometieron a financiar a los países en desarrollo y a los de renta baja, es decir, África, Latinoamérica y países del sudeste asiático en desarrollo, unos 100.000 millones de dólares por año, asumiendo la responsabilidad diferenciada.
Por eso en la última COP (sigla en inglés de Conferencia de las Partes), la COP 27, en Egipto, se discutió eso.
En la anteúltima COP en Glasgow, los países centrales y la ONU nos pidieron a varios países que firmemos un acuerdo de carbono y cuidado de bosques. Hace un año hubo otra reunión, en Egipto. Nos dijeron que ese acuerdo ya no estaba más. “Ahora tenemos un nuevo acuerdo para que firmen.” Entonces es un nunca acabar. Es una tomada de pelo. Ante esa situación, uno se pregunta si los países centrales quieren realmente solucionar los problemas. ¿Están dispuestos a modificar los métodos productivos? Porque si Europa, Estados Unidos, China tienen aspiraciones de seguir creciendo a tasas de 5%, entonces es en vano. Argentina crea más parques nacionales, ya tenemos tres en esta gestión. En el Congreso hay dos con media sanción a punto de ser tratados. Aumentamos la cantidad de recursos para combatir los incendios forestales y triplicamos la cantidad de bases, duplicamos la cantidad de gente, nuevos aviones, alquilamos aviones como nunca antes habíamos alquilado, compramos ropa con equipamiento, transferimos a las provincias y construimos plantas de tratamiento de residuos para que los plásticos no lleguen al mar, para tratar bien los residuos, porque los basurales a cielo abierto también son emisores de los gases de efecto invernadero. Tiene que tener un rol la matriz energética, su modificación, los beneficios para que los países en desarrollo que tenemos dificultades en el acceso a las divisas tengamos una vía accesible para modificar matriz energética.
Sin ese financiamiento, ¿qué puede hacer Argentina hoy para reducir emisiones? Porque el país está tratando de explorar en el mar petróleo, que es uno de los causantes del calentamiento global, está haciendo el oleoducto de Vaca Muerta. Además Greenpeace acusa al gobierno de Chaco de permitir deforestar lugares donde antes no estaba permitido. Y en paralelo hay escuelas y casas que se quedan sin luz ante la ola de calor. ¿Habría que reforzar el sistema energético para que no colapse ante una demanda que aumenta? ¿O habría que mejorar las escuelas para que haya ventiladores o aire acondicionado?
Hoy el desarrollo humano no ha logrado reemplazar en un 100% ni el gas ni el petróleo. Ahora el gas y petróleo reemplazan al carbón sin reemplazar el carbono. Para que los países que utilizan carbón para producir energía dejen de usarlo, se necesitan inversiones. ¿Cuáles son los países que usan carbón? Alemania y China, entre otros. Hoy, Alemania usa más carbón que hace cinco años. China intenta ir reduciendo el uso del carbón y por eso sale a comprar todo el hidrocarburo que se produce en Rusia. Ahora, si nosotros tenemos gas, que es un combustible de transición, según está determinado por la Unión Europea, y con ese gas no solamente nos evitamos importar energía y utilizar dólares, sino que, al contrario, reemplazamos 7.000 millones de dólares anuales, y al mismo tiempo el excedente de nuestro gas se exporta a Alemania o China para que dejen de usar carbón, la verdad es que no veo nada contrario a tener ese gas y utilizarlo en el marco de la transición ecológica. Ahora, si el mundo no desarrolla y no innova con el hidrógeno verde y no reemplaza ese gas con molinos eólicos, paneles solares, estamos en la misma.
El gas es energía de transición, pero el petróleo no. Sin embargo, el Gobierno le pone fichas al petróleo. ¿No es contradictorio seguir apostando por ampliar la producción petrolera cuando en realidad deberías recortarla?
Vos tenés una ventana de diez años donde todavía vas a seguir utilizándolo. A vos eso te permite, en vez de utilizar dólares para importarlo, producirlo vos y además tener un excedente exportable. Va a llegar un momento en que Naciones Unidas va a decir “hasta acá, señores”.
¿Usar ese petróleo no va a dificultar que la Argentina llegue a los objetivos que se comprometió en el Acuerdo de París?
No, no, no. Hay diez años de margen.
¿Qué pasa con los bosques?
La Argentina tiene diversas estrategias. En estos tres años hemos incrementado 15% la cantidad de áreas protegidas. Por otro lado, en el 2009 se votó una ley de bosques. Esa ley ha bajado la curva de desmontes, pero no sin dudas que es perfectible. Hay una presión hacia el desmonte del lado de la ganadería y de la agricultura, en menor medida de la industria forestal. Es más, la industria forestal planificada es algo que incluso genera renovación. Existen tres categorías, tres zonas: una es la roja, que no se toca, otra es la amarilla y otra, la verde. Yo estoy del lado de pensar que que con lo que tenemos, no podemos avanzar un kilómetro más sobre la frontera agropecuaria. Hay que darle valor al bosque nativo para que la presión productiva no se lo lleve puesto. Hace falta financiamiento. Ahí existen varias estrategias. Una que es muy incipiente y que estamos conversando incluso con varios países, entidades, incluso empresas, es la de crear un mercado de servicios ecosistémicos, que sería un tokenización de territorio, sin poner en duda la soberanía. De tal manera, el dueño de la tierra puede tener un incentivo para no desmontar. Nosotros tuvimos una iniciativa en el ministerio de intentar modificar la ley de bosques para eliminar la categoría verde y muchas ONG que son prestigiosas estaban en contra.
¿Con qué argumento?
Que la ley de bosques no se toca.
¿Y de lo que hizo la provincia del Chaco tiene alguna opinión?
No estoy al tanto de la reglamentación. Sí puedo decir que que yo veo un compromiso. En los últimos seis años, Chaco otorgó tierras para los nuevos parques nacionales, tanto El Impenetrable como Laguna del Palmar, que es el que tiene media sanción. Chaco tiene un 20% de su territorio protegido. Un 40% de la provincia del Chaco es bosque nativo.
¿Entonces qué está haciendo hoy la Argentina contra la crisis climática que agrava la ola de calor?
¿Qué puede hacer Argentina hoy? Argentina no puede permitir más deforestación. Número uno. Tenemos que terminar con los basurales a cielo abierto y tratar mejor los residuos. Número dos. Tenemos que modificar nuestra matriz energética. Número tres. Seguir modificándola. Tenemos que modificar el combustible de medios de transporte público. Esas son las cuatro principales tareas.
Y de esas cuatro, ¿en qué está avanzada y en qué está más atrasada?
En la que más estamos atrasados es en modificar el combustible de medios de transporte público. Hay proyectos piloto. Hay entidades avanzando mucho en camiones con GNC, Hay muchos municipios que tiene condonación de algunos impuestos ante el caso particular de comprar vehículos eléctricos o híbridos. Nosotros hemos incrementado sustancialmente el presupuesto de bosques para las provincias. No obstante, el fondo de bosques está establecido en la ley 27, pero no se cumple. Nunca se cumplió. Cuando más nos acercamos fue en este período.
Hay una ley que dice que en 2025 el 20% de la matriz eléctrica debe ser con energías renovables y está difícil que se cumpla. Hoy son el 14%...
Estamos junto a la Secretaría de Energía y otro ministerio trabajando en pos de la generación distribuida. ¿Esto que significa? Si vos ponés parque solares en las regiones de consumo de máximo consumo, evitás la inversión de la línea y de las subestaciones para traer la energía de zonas alejadas y ahí ahorras un montón de dinero. Así emplazás más rápido el parque solar y con eso te ahorrás varios problemas, como, por ejemplo, cortes.
¿Y sobre basurales que se están haciendo?
Ya tenemos inauguradas dos plantas de tratamiento en Formosa y Concordia, pero no lo hicimos formalmente. Vamos a ir seguramente con el Presidente en los próximos días a Concordia. Ahí eliminamos un basural que tenía 25 años. Este año vamos a inaugurar seis plantas más. Son inversiones de entre 8 y 12 millones de dólares cada planta.
¿Cuántos basurales quedan todavía en la Argentina?
Tenés estimaciones de que hay 5.000 basurales. Un municipio de los más complicados en términos de basurales y falta de tratamiento es Quilmes. En mayo inauguramos la planta. En Moreno, en junio. Luján, que tiene el basural a cielo abierto más grande del país, en noviembre. Este año también, Chascomús, Villa María y Valle de Uco. Vamos este año a licitar ocho o nueve plantas más.
AR