La pandemia y la cuarentena fueron parte del caldo de cultivo del fenómeno que impulsó a Javier Milei a la presidencia. Daniel Menéndez, líder de la organización social Barrios de Pie y nuevo subsecretario de Economía Popular bonaerense, lo sabe.
Después de su paso por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación en el gobierno de Alberto Fernández, Menéndez apunta a esos trabajadores independientes de la economía popular en su nueva gestión bajo la órbita de Axel Kicillof. Así lo conversó con elDiarioAR en una sede de Barrios de Pie en el barrio del Congreso, antes de que este miércoles se reúna por primera vez el Consejo de Economía Popular de la provincia de Buenos Aires.
“Este consejo reúne a organizaciones sociales, espacios institucionales del conjunto de los municipios de la provincia, instituciones académicas, fundaciones, observatorios de universidades, y lo que hicimos en esta primera reunión fue presentar los lineamientos de la Subsecretaría de Economía Social y Popular y presentar una serie de iniciativas”, cuenta Menéndez.
–¿Cuáles?
–Tienen que ver con la preocupación por el impacto de la situación social, el avance del Gobierno (de Milei) en desarticular instancias que tienen que ver con lo productivo, en particular con el impacto de la ley de Bases, específicamente con la derogación del monotributo social y a partir de ahí presentar una serie de miradas de cómo trabajar en el contexto social y productivo de la economía popular.
El desaparecido plan Potenciar Trabajo, que fomentaba cooperativas de esos movimientos sociales, pero también de provincias, municipios o iglesias, incluía a 1,2 millones de trabajadores de este sector. Sin embargo, había nueve veces más de personas necesitadas y por eso el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), que se distribuyó en tres oportunidades durante la pandemia de coronavirus, alcanzó a 9 millones. Ahí estaban incluidos muchos de esos cuentapropistas, como los repartidores de plataformas, que se las debieron arreglar sin el paraguas del Estado y que en 2023 votaron al candidato fanático del libre mercado.
“El gran desafío de la dirigencia política y de los gobiernos, sobre todo los gobiernos populares, con una mirada transformadora, es entender el mundo del trabajo”, apunta el subsecretario. “Nosotros tuvimos como en la etapa previa a Milei, en pandemia, una discusión con funcionarios del área económica respecto de cuánto se iban a inscribir en el IFE. Había una mirada de que iban a haber 1,5 millones o 2 millones, lo que implicaba un desconocimiento del mundo del trabajo por fuera de los convenios colectivos. Se anotaron 11 millones, terminaron accediendo más de 9 millones. Está claro que el mundo productivo en la Argentina desborda lo que puede ser una asistencia monetaria, como pudo ser el Potencial Trabajo, que subsidiaba una parte del ingreso. Hay un mundo en la Argentina del trabajo que se manejó independiente del mercado, sin derechos y en paralelo a las políticas públicas.”
Hay un mundo en la Argentina del trabajo que se manejó independiente del mercado, sin derechos y en paralelo a las políticas públicas
“Hay muchos emprendimientos de los más diversos”, reconoce Menéndez que no se trata sólo de repartidores de Rappi y PedidosYa. “Todo lo que tiene que ver con emprendimientos comerciales, pequeños comercios que se abren en los barrios desde bicicleterías, barberías, las manicuras, los cortes de pelo, hasta las que producen repostería, las que hacen desayunos, los que trabajan en el reciclado. Hay un esfuerzo por parte de la UTEP (Unión de Trabajadores de la Economía Popular) de agrupar una cantidad de ramas vinculadas con el mundo de la economía popular, pero hay un mundo que desborda los márgenes de la incipiente gremialidad que existe y que incluso es policlasista. No es solo un universo de los sectores más humildes, sino hay sectores que se han construido desde trabajadores de plataformas, no sólo de Rappi, sino de programación, quienes producen contenidos o aspectos artísticos, musicales. Es un universo enorme en el que no existen derechos y que el Estado no legisla, no existe una política pública suficiente que los potencie y eso hace a una salida individualizante.”
Lo que se propone Menéndez entonces es “primero construir un registro de trabajadores, retomar una iniciativa que se hizo en el gobierno nacional anterior y ampliarla, pero en la provincia de Buenos Aires, articularlo con los municipios, para después potenciar las iniciativas productivas que existen”. ¿Cómo? “Que el registro sea una herramienta que permita acceder al crédito, discutir nuevas formas impositivas, nuevas formas de registración, poner en primer plano la discusión del monotributo social y ampliarlo para poder cubrir el universo del mundo productivo, de la economía social y familiar, acompañar los procesos de comercialización, impulsar a través del compre estatal el compre social, que permita ganar en escala, fortalecer todo lo que tiene que ver con maquinarias, subsidiar a la producción.”
Menéndez formula una autocrítica: “Dejar a la intemperie por parte del peronismo ese universo fue lo que permitió que primero aniden un nivel de resentimiento, de bronca contra derechos que no se vivían como propios y que no se ejercían, que pareciera que no existen. Hay un esfuerzo no reconocido por parte del universo popular. Eso permitió que se ancle esa falta de representación, porque una parte de la política no lo miró. Lo terminó viendo Milei y ejerció ese resentimiento contra la desarticulación de un entramado que tiene que ver con un Estado y con ideas que atentan contra el gasto del Estado, contra su presencia, contra una serie de valores asentados en lo colectivo. Esto explica en muchos casos que hoy esté en el Gobierno.”
A partir de las nuevas políticas, el subsecretario busca “construir un sujeto social que pueda ejercer una transformación, ya no desde el resentimiento y desde la mirada desarticulada de lo colectivo, sino con un proyecto que los incluya productivamente”. “En un escenario recesivo y de destrucción de empleo como el que se va a vivir, ese universo va a crecer. No es una subsistencia que pide subsidios, acá va a haber una subsistencia donde se va a crear productivamente como se pueda.”
Hay sectores que se han construido desde trabajadores de plataformas, no sólo de Rappi, sino de programación, quienes producen contenidos o aspectos artísticos, musicales. Es un universo enorme en el que no existen derechos y que el Estado no legisla, no existe una política pública suficiente que los potencie y eso hace a una salida individualizante
Uno de los problemas para las nuevas políticas radica en contactar a sus potenciales beneficiarios. “Hay desafíos de articular tanto instancias de capacitación como de comercialización, construir espacios de ferias y de mercados que permitan un salto en la capacidad de venta. Tiene que haber cadenas y encadenamientos productivos que ayuden a mejorar los márgenes de rentabilidad. El Estado tiene que ordenar, facilitar saltos y mejoras en la producción y construir una planificación.”
¿Hay dinero en la provincia pese al ajuste de transferencias desde la Nación? Menéndez no aclara cuántos, pero alega que “hay fondos para articular una serie de iniciativas que existen”. “En áreas como producción existen beneficios a los que se puede acceder, como la cuenta DNI para mejorar la perspectiva de venta. Existe en el Ministerio de Asuntos Agrarios mucha política para potenciar los mercados. Se puede avanzar con el Banco Provincia con crédito y microcrédito.”
“El peronismo se tiene que meter de cabeza, articular y dar respuestas”, sostiene Menéndez. “Porque hay una parte de los sectores medios y de los trabajadores que no encuentran respuestas en un proyecto colectivo, que no los contiene, no expresa sus derechos, no mejora la vida cotidiana, no lo acompañan en el desarrollo productivo.”
El Gobierno de Milei le ha quitado poder a los movimientos sociales como Barrios de Pie al dejar de enviarles alimentos para los comedores y al eliminar el Potenciar Trabajo, que gestionaban en parte estas organizaciones. Pero Menéndez confía que sobrevivirán: “La organización comunitaria en la Argentina está muy arraigada. Sin duda hay un gobierno que busca no solo el empobrecimiento como consecuencia de su política económica. Hay una idea de miseria planificada y para eso atenta contra la organización comunitaria. Pero va a fracasar en su idea de desarticularla. En la Argentina hay una tradición de organización que va a desbordar cualquier intento de un gobierno de desarticularla. Romper todo el espacio comunitario es una forma de garantizar que entren, a través del individualismo, las ideas que se propagan por los grandes medios de comunicación, un relato de gobierno que le permita ganar un sentido común. En esa pelea, estoy convencido de que la organización comunitaria va a prevalecer porque el volumen de daño social va a hacer que haya participación popular. Me parece que en todo caso el desafío es construir un horizonte superador a la realidad y a las penurias que vamos a estar viviendo, que reflexione sobre lo mal que se gobernó en la Argentina y todos los problemas que no se resolvieron durante la etapa previa. Hay una posibilidad, por ejemplo, de Axel en el ejercicio del gobierno de la provincia de Buenos Aires de mostrarse antagónico a los esquemas de gobierno que se plantean nacionalmente.”
AR/MG