La economía se hundió 5,1% en el primer trimestre y el desempleo se disparó al 7,7%

Javier Milei había advertido que su gobierno iba a arrancar con estanflación y así fue. Una estanflación peor a la que ya había, con más inflación inicial respecto de la heredada –sólo después de unos meses comenzó a retroceder– y una recesión devenida depresión económica. Y este lunes el Instituto de Estadística (Indec) vino a certificar el hundimiento del 5,1% del PBI en el primer trimestre. El segundo todavía no terminó, pero pese al repunte de la cosecha tras la sequía de 2023 el consumo continúa aplastado. Y no hay perspectivas de que la economía rebote en el segundo semestre, según economistas. Son los que disienten con la promesa de una subida desde el fondo del mar, como “pedo de buzo”, como dijo soez el presidente de la Nación.

El bajón económico por el ajuste aplicado por Milei como receta antiinflacionaria derivó en un aumento del desempleo. También contribuyeron los despidos de empleados estatales que son parte de la motosierra del libertario. Así es que la desocupación subió rápido en los primeros tres meses del año del 5,7% heredado del gobierno anterior, el mínimo desde 1987, a un 7,7%, dos puntos porcentuales más. Son 284.000 personas más que buscan trabajo y no encuentran. La cifra supera al 6,9% del primer trimestre de 2023. La economista María Castiglioni, de C&T Asesores Económicos, advierte que la manera correcta de medir el aumento es interanual, es decir, 0,8 puntos porcentuales y lo atribuyó a la merma en la tasa de empleo, que es la población con trabajo y que disminuyó del 45% al 44,3%.

En cambio, su colega Juan Miguel Massot, de la Universidad del Salvador, se enfoca en la suba del 5,7% al 7,7%: “Es brutal, horrible. Yo pensaba que iba a subir solo un punto por la dinámica que tenía el mercado laboral y que el salto iba a ser recién en el segundo trimestre. Pero claramente se observó en el primero. Es un dato muy negativo. La recesión tuvo un impacto profundo en el mercado laboral, mayor a lo esperado en función de la dinámica de los últimos años. Esto pone en alerta sobre lo que podemos esperar para el resto del año. No es para alarmar, pero las peores expectativas de una tasa de desempleo de dos dígitos (superior al 10%) a fin de año o principios de 2025 no es una quimera”.

“Por el lado de la oferta, salvo el agro y algo de energía, el resto todavía viene medio para atrás”, analiza el exvicepresidente del Banco Central, Sergio Woyecheszen, que con su esposa, Delfina Rossi, abrieron una consultora, CECA. “Por la demanda, a excepción de algo de exportaciones, tenés todos los componentes a la baja. La verdad es que el gobierno se metió solo en una trampa. Venía corrigiendo precios relativos (con devaluación y suba de tarifas), licuando (gasto por la inflación) y cortando casi sin resistencia, algo increíble, y cambió a mitad del río, mirando la inflación”, se refiere al parate del dólar oficial y la ralentización del alza tarifaria. “Y necesita desprenderse de lo que más le jugó a favor: cepo y recesión, y para ambas necesita dólares. Y no tienen dólares para crecer”, analiza el economista de CECA, que prevé una caída del PBI en todo el año del 4,5%.

Castiglioni analiza los datos del primer trimestre: “Es una autopsia vieja ese dato porque vamos teniendo el EMAE (estimado mensual de la actividad económica) antes y ya sabemos que el PBI cayó nuevamente y con fuerza (en el segundo trimestre). Lo que agrega es el detalle del lado de la demanda: cayeron el consumo, la inversión, un 23,4%, una barbaridad, y el gasto público. Lo que compensó es el alza de los volúmenes exportados y la caída de los volúmenes importados”. Para lo que resta del año, la analista espera “mejoras moderadas en los trimestres, aunque no es claro todavía el ritmo”. “A nivel interanual va a dar negativo creo que todo el año. A nivel mensual puede que noviembre o a lo sumo diciembre veas suba interanual. Eso tiene q ver con el efecto estadístico. Pero luego de haber caído fuerte el primer trimestre, los datos interanuales van a dar mal prácticamente todo el año, con mucha heterogeneidad por sector”, concluye.

Massot también analiza la caída económica y la atribuye a la inflación de fines de 2023 y principios de 2024 por la devaluación, sin compensación salarial suficiente: “La caída del ingreso real y la falta de consolidación de expectativas positivas afectó el consumo privado y la inversión. Sobre esta última impactó, lógicamente, el alto grado que alcanzó la capacidad ociosa en la mayoría de los sectores. De los sectores dinámicos, sólo tuvieron comportamiento positivo el agropecuario y minería e hidrocarburos, lo que marca la profundidad y generalización de la recesión”.

AR/MG