El presidente Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, están jugados a bajar la inflación y el gasto público y de esos dos objetivos, unidos entre sí, no piensan moverse. Al menos por ahora. Y para lograr que se consolide la rebaja del índice de precios al consumidor (IPC), deben evitar a toda costa una devaluación del peso en el mercado oficial. No importa la presión de los exportadores y los inversores que eleva los dólares financieros y el blue, que cerraron la semana en los alrededores de los $1.400, casi $500 más que el oficial, una brecha cambiaria del 50%. Caputo y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, sopesan la idea de desalentar esa tensión revirtiendo la baja de la tasa de interés de los últimos meses. Subirla endulzará los licuados plazos fijos y encarecerá el incipiente crédito, lo que profundizaría la recesión. Claro que devaluar implicaría elevar la inflación y también hundiría más la economía. Una y otra opción no conducen a una recuperación económica pronta porque no hay dólares.
“La 'deva' (como llaman los economistas a la devaluación) también sería recesiva. Sin flujo de dólares, todo se vuelve complicado”, analiza el presidente de la consultora Analytica, Ricardo Delgado.
Su colega Lorenzo Sigaut Gravina, director de análisis económico de Equilibra, considera que para evitar una devaluación “no necesariamente debería forzarse una mayor recesión, pero sí subir la tasa o quitar el dólar blend”, se refiere al dólar para exportadores, que pueden liquidar el 80% de sus ventas al oficial y 20% al financiero.
“Podrían verse forzados a un dólar blend que sea 90%/10% para que haya más dólares en el mercado oficial y que el Banco Central vuelva a acumular reservas, a costa de subir la brecha. Subir la brecha puede traer más inflación y más ruido cambiario. O sea, el Gobierno está atrapado porque hace dos meses Milei decía que le alcanzaban los dólares para acumular reservas, mantener tranquilo el oficial (con una depreciación del peso del 2% mensual) y que el 20% que se liquidaba en el contado con liquidación contenía la brecha al 20%. Pero hoy claramente no alcanzan los dólares ni en el mercado oficial ni en el financiero. En un mercado libre, se acomoda la oferta y la demanda y el tipo de cambio sube y listo. Pero acá tenés cepo. Ya hemos visto en el pasado que se puede vivir con brechas altas, pero todo tipo de reactivación económica pasa a segundo o tercer plano. Al menos, mientras no se recupere la actividad, no suben las importaciones y eso ayuda al equilibrio externo”, apunta a la acumulación de reservas, necesarias para afrontar pagos de deuda y a la vez para contener la inflación.
“Están devaluando, aunque digan que no lo hacen”, critica Delfina Rossi, socia de la consultora CECA, las desmentidas impostadas del vocero Manuel Adorni y del propio Caputo. Es que el peso pierde valor en el mercado del blue, el contado con liquidación y el MEP. “A pesar de que hay gente que quema dólares del colchón para vivir, te suben los dólares. ¿Por qué? Porque hay quienes pueden comprarlo, no necesitan quemarlos. Es reflejo de la concentración de la riqueza. En los primeros meses del año, cuando los paralelos estaban a $1.000, les diste un verano para que compraran dólares baratos”, señala.
“El Gobierno piensa que la inflación va a regirse por el dólar oficial, pero no devalúa, no entran dólares e igual te aumentan los precios porque la suba de los paralelos va a hacer que la inflación no baje del 4% mensual”, continúa Rossi. “No van a poder controlar el dólar con hiperrecesión, porque en un escenario muy complejo no sé si se van a liquidar dólares. En el medio, con la recesión, te van a quebrar comercios, pymes. Y al pasar la deuda del Banco Central al Tesoro, del deficit cuasifiscal al fiscal, lo que se busca es el objetivo político declarado por Milei de destruir el Estado”, concluye la economista, que también es directora del Banco Ciudad por la oposición.
En cambio, en un banco extranjero no ven un escenario de “recesión forzada”. “Sí vemos que el Gobierno pueda aprovechar una ventana durante el tercer y el cuarto trimestre para recalibrar el programa junto a un nuevo acuerdo con el FMI (Fondo Monetario Internacional) y empezar gradualmente a eliminar las restricciones cambiarias. Lo que no sabemos al momento es a qué esquema cambiario definitivo vamos a ir: dolarización endógena o un sistema más tradicional como el de Perú o Uruguay, como plantea el FMI”, se refieren a, por un lado, la idea de Milei de secar la plaza de pesos y que la población se vea obligada a usar sus dólares para transacciones o, por el otro, a que convivan ambas monedas pero que se utilice la nacional en la vida cotidiana y la estadounidense para comprar electrodomésticos, autos, viajes o viviendas.
“El tema del Gobierno es cómo evitar un nuevo golpe inflacionario”, opina el consultor Hernán Hirsch. Para ello, el analista considera que el Ejecutivo buscará llegar al momento de desarme del cepo cambiario “con la menor 'infla' posible. Si bien, para mí, el mejor momento ya pasó”, se refiere a los meses en que los financieros y el blue rondaban los $1.000 y la brecha, el 20%.
AR/MG