El Gobierno definió dos subas de la luz: ahora 9% y a fin de año otra para los de altos ingresos
Tras una reunión entre el presidente Alberto Fernández, el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, el Gobierno decidió aplicar un aumento del 9% a las tarifas de energía eléctrica hogareña, en lo que será el primero de los dos incrementos pautados para 2021. Además, el mandatario pidió la renuncia del subsecretario de Energía Eléctrica, el cristinista Federico Basualdo.
De esta manera, la Argentina sale del congelamiento de tarifas en el sector eléctrico vigente desde principios de 2019, dado que el propio gobierno de Mauricio Macri lo había iniciado en plena campaña electoral y el de Fernández lo continuó en un principio por la crisis heredada y después por la pandemia. Según fuentes oficiales, Guzmán pretendía un aumento mayor de tarifas, mientras Basualdo propuso un 7%. Finalmente, se cerró la negociación interna en un 9%.
Pero la mayor discusión se centró en el segundo aumento previsto para 2021. Guzmán ya había dicho que debía darse otra suba en la segunda mitad del año pero segmentada sólo a los hogares que la pudieran pagar. Basualdo consideraba que no se podía terminar el trabajo técnico de segmentación de tarifas según ingresos este año sino el próximo. La demora en esta tarea enojó al ministro, que la había encargado al iniciarse el gobierno, en diciembre de 2019.
En los primeros tres meses del año, el Estado gastó $185.000 millones en subsidios económicos, un incremento de 73% medido en forma nominal en relación con los $107.000 millones del primer trimestre del 2020, según datos de la Secretaría de Hacienda. El presupuesto de estas subvenciones superó lo destinado a obras públicas o a las ayudas a familias y empresas por el Covid-19. Guzmán considera que en este momento de crisis se deben redistribuir los recursos de modo de reducir subsidios energéticos a quienes no los requieren y de auxiliar a quienes peor lo están pasando. Basualdo estaba de acuerdo con eso, pero consideraba que no se podía instrumentar durante este segundo año de pandemia. Además, el ministro pretende ajustar las subvenciones a la luz y el gas para seguir recortando el déficit fiscal, de modo de caminar hacia un equilibrio macroeconómico que contribuya a aplacar una inflación le que continúa siendo indomable.
La pulseada tuvo un ganador, Guzmán, que cuenta con el apoyo del sector más moderado del Frente de Todos y que hasta ahora era respaldado por el cristinismo como “un liberal necesario para este momento”. El vencido no es sólo el propio Basualdo sino que también habrá que ver cómo impacta la decisión en la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, que lo promovía. Desde que comenzó el gobierno de Fernández, ha habido varios reemplazos de funcionarios por referentes cristinistas. Sólo había caído un hombre impulsado por la vicepresidenta, Alejandro Vanoli, que dejó la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) por cuestionamientos a la eficiencia de su gestión. Claro que lo sustituyó otra cristinista, Fernanda Raverta. Ahora también se va Basualdo por críticas a su eficacia a la hora de preparar la segmentación de tarifas. Queda por ver quién lo reemplaza. Y también resta saber el destino del otro cristinista que gestiona las tarifas de gas, Federico Bernal, interventor del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas).
IG
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