El primer triunfo parlamentario del oficialismo tras cinco meses de tropezones llegó justo a tiempo para atenuar el golpe de la marcha del 23A y resucitar el Pacto de Mayo, una postal a la que Javier Milei busca arrastrar a la mayor cantidad posible de gobernadores para mantener la iniciativa política de su lado. La media sanción con votos prestados del mutilado proyecto de ley ómnibus, sin embargo, no sacó a la economía real del estado catatónico en que la sumió el derretimiento de la demanda. Y puertas adentro, su efecto se vio nublado por dos fracasos simultáneos del equipo económico: no haber convencido a China de renovar el swap de monedas para evitar el pago de U$S4.900 millones en junio y tampoco al libertario Marcos Galperin de cumplir con las regulaciones del Banco Central y abrir MercadoPago a la competencia con las demás billeteras electrónicas.
Los dos goles en contra fueron en la valla del mismo arquero, Santiago Bausili. El jefe del Central, antes socio de Luis Caputo en la consultora Anker y previamente discípulo suyo como trader en Wall Street, venía de ser condecorado en la última cadena nacional, donde flanqueó con “Toto” al Presidente, que se deshizo en elogios para ambos. Esta semana dobló la apuesta por la licuación de ahorros en los bancos y ordenó bajar por quinta vez la tasa de interés de referencia, siempre bajo el paraguas protector del cepo cambiario.
En China, adonde acompañó a la canciller Diana Mondino, el choque cultural no podría haber resultado peor. Bausili fue con el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, a la reunión con el titular del Banco del Pueblo de China (BPCh), Pan Gongsheng. A Beijing acababa de llegar la foto que se sacó el viernes pasado José Luis Espert con la directora General de la Oficina Comercial y Cultural de Taiwán, Florencia Miao-hung Hsie. Toda una afrenta para la potencia que considera a la isla parte de su territorio y que acaba de desplegar aviones y buques para demostrar que lo dice en serio.
La embajada china en Buenos Aires consultó a Cancillería y al Congreso por ese contacto con los taiwaneses, que consideró de otro calibre que las fotos que se había sacado en diciembre con la misma diplomática el diputado bonaerense e influencer ultraderechista Agustín Romo, sobre todo por tratarse del jefe de la estratégica comisión de Presupuesto y Hacienda. La respuesta fue que había sido a título personal y no expresaba la opinión presidencial. Horas después, Milei anunciaba que no iría a la Feria del Libro y que la presentación de su nuevo volumen de divulgación estaría justamente a cargo de Espert.
Más irritante que eso, sin embargo, resultó para el mayor cliente del país toda la controversia en torno al Observatorio del Espacio Profundo. Luego de que la generala Laura Richardson y el embajador estadounidense Marc Stanley sembraran dudas sobre su carácter civil y científico, el 18 de abril sus instalaciones fueron inspeccionadas por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) y el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom). La inspección duró unas cinco horas y no había armas ni militares. Ya en París, tras su fallido periplo por Shanghai y Beijing, Mondino le confirmó a Clarín ese resultado pero sembró un matiz de duda con una cucharada de racismo al agregar: “Son chinos, son todos iguales”.
Yuanes por QR
A la jefa del Palacio San Martín, en cambio, sus anfitriones la tenían bien caracterizada. El canciller Wang Yi recordó que en 2008 había viajado a Beijing invitada por una compañía china para llevar como corredora aficionada la antorcha olímpica durante algunos metros en los Juegos de ese año. Todavía era una economista ultraliberal del CEMA que nadie en sus cabales habría arriesgado que se convertiría una década y media después en mandamás de la diplomacia. “Nuestros países tienen una relación madura, que va más allá de los gobiernos. Levantemos juntos la antorcha de la amistad”, la instó Wang, con paciencia zen.
Las conversaciones sobre el swap fueron secretas, como lo son las condiciones del contrato. Pero según revelaron a elDiarioAR fuentes diplomáticas, lo primero que preguntaron los técnicos chinos fue si el Gobierno planeaba eliminar el Banco Central, tal como prometió Milei en campaña. Una pregunta comprensible, dado que el swap es un intercambio de monedas en el cual el Central argentino recibe yuanes a cambio de pesos que deposita en el Banco Popular de China (BPCh). Como el vencimiento es anual y durante la segunda mitad del año pasado Sergio Massa usó por primera vez parte de esos yuanes para pagar importaciones, a partir de junio hay que renovarlo por un año más o cubrir los pagos con dólares.
Si ya había bajas chances de renovación tras la renuncia oficial a participar en el grupo BRICS âcomo se anticipó en esta columna el 11 de febrero â los exabruptos de estos meses las redujeron aún más. Y en Beijing tampoco descartan nuevas tensiones antes de los vencimientos. El 20 de mayo próximo, por ejemplo, estarán pendientes de quién asiste a la asunción del presidente electo de Taiwán, Lai Ching-te, considerado en el continente un agitador separatista.
La pulseada con Galperin es más amarga. El rebelde no puede ser acusado de comunista, no oculta su fervor por las fuerzas del cielo y simboliza al “empresario héroe” que suele exaltar Milei. Pero aunque el Central había dispuesto que desde el 1° de mayo debía estar habilitado el pago con códigos QR provistos por MercadoPago usando tarjetas cargadas en otras billeteras, Galperin decidió que no. Al día siguiente y todavía ayer, solo estaba habilitada la posibilidad de pagar con la cuenta que el usuario tuviera asociada a esa billetera, sea MODO, Ualá, Getnet o la de cada banco.
Los negociadores por parte de los bancos revelaron que la empresa de Galperin puso condiciones “poco razonables” para cumplir con la normativa, que ya fue prorrogada dos veces. Pretende cobrar una comisión por cada cobro en el que intervengan sus terminales. Argumenta haber invertido más de U$S30 millones en el desarrollo de la tecnología que le permitió hacer punta con los QR. Menos de un tercio de los beneficios fiscales que embolsó en 2023, según su propia declaración ante la comisión de valores neoyorquina.
Lo más curioso es que, mientras mantiene sus códigos cerrados en Argentina, MercadoPago viene creciendo en Brasil bajo el estándar abierto PIX, que puede leerse desde cualquier aplicación y que facilitó la proliferación de billeteras y terminales de distintas marcas y valores que multiplicaron la penetración de esa tecnología en todo el país vecino. Para eso, claro, hace falta un Central activo e implacable a la hora de imponer reglas iguales para todos. No precisamente el futuro que prefigura Milei para la institución, tal como advirtieron en China.
Silos y bolsas
âEl problema es que estamos embarazados del gobierno anterior. Por eso no podemos levantar el cepo. Pero el dólar no va a subir. Al revés, va a bajar. Y la inflación ya está corriendo al 3,5% mensual âles dijo el jueves el influyente secretario de Planeamiento y Gestión para el Desarrollo Productivo y de la Bioeconomía, Juan Pazo, a un grupo de directivos de la Sociedad Rural que lo recibió en Palermo encabezado por su presidente, Nicolás Pino.
El equipo económico advierte que la euforia en la City por el subidón de acciones y bonos no tiene correlato entre los exportadores de granos, a quienes no convencen el precio del dólar ni de la tonelada de soja. Con una cosecha estimada en 50 millones de toneladas, recién vendieron 13 millones y medio y “fijaron precio” por tres millones y medio, apenas un 6,8% del total. A esta altura del año pasado, con una cosecha que la sequía redujo a la mitad, ya se había fijado precio por el 8%.
La retención de granos en silobolsas y el atraso de la liquidación es tal que las grandes aceiteras llevan importada la misma cantidad de toneladas que el año pasado para mantener activa la molienda. Según la Bolsa de Comercio rosarina, el ingreso de camiones de soja local al Gran Rosario en abril fue el segundo más bajo desde 2002, sólo por detrás del año pasado. Y todo el sector agroindustrial sigue un patrón similar. Según el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), en el primer trimestre acumuló exportaciones por U$S10.329 millones, un 19% más que con la sequía de 2023, pero un 13% por debajo de 2022.
Como Galperin, muchos chacareros simpatizan con el rumbo y las ideas de Milei pero no necesariamente están dispuestos a apostar plata a que le irá bien. Prefieren esperar a ver si lo que dice Pazo se cumple o si pasa como la última vez que Caputo les pidió que liquiden sus granos, en 2018. En el caso del emigrado a Uruguay, si abriera MercadoPago a las demás billeteras sacrificaría una barrera contra competidores pero podría ayudar a “Toto”’ a morigerar el impacto del ajuste sobre el consumo, porque miles de usuarios accederían a las promociones y la financiación que empiezan a ofrecer los bancos.
Federico Furiase, el asesor estrella de Economía que acompañó a Pazo a la Rural, les sugirió a los productores justamente eso: acercarse a los bancos. “Ustedes como sector tienen que aprender a financiarse en dólares”, dijo. Algunos volvieron a acordarse de 2018 y lo miraron de reojo. Otros, más memoriosos, evocaron las quiebras y remates de campos de fines de los 90.
La ideología y los negocios a veces van en sentido contrario. Pese a la buena cosecha y a la mejor sintonía con el sector, Milei verá una Exposición raleada en su primera visita a Palermo como presidente. No faltarán los toros campeones pero habrá menos maquinaria agrícola que en anteriores ediciones. No hay plata para los stands del Estado y su ausencia se va a notar, como en la Feria del Libro. Las provincias tampoco planean exhibir sus producciones. “Si nos ven poniendo guita en esto, de Nación nos ahogan más todavía”, se excusó con Pino un gobernador.
AB/DTC