En el primer semestre la inflación acumuló 25,3% y casi alcanzó el número previsto en el presupuesto oficial para todo el año. Si ese ritmo se mantuviera en la segunda parte del año la suba de precios rozaría el 60% a fines de 2021 y llevaría al dato final incluso por encima de los niveles récord de 2019. Sin embargo, ese es un pronóstico que ni los más pesimistas anticipan.
Los analistas privados y los del Gobierno coinciden en este punto: la inflación se desacelerá en el segundo semestre y se ubicará en un promedio mensual del 3%, tendencia que debería inaugurarse el próximo jueves cuando el Indec publique el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de julio. Sin embargo, hay al menos tres factores, íntimamente relacionados, que podrían poner presión sobre los precios: la suba de las importaciones, de los salarios y del consumo interno.
El escenario del segundo trimestre es distinto al del primero. A pesar del virtual congelamiento de las tarifas de servicios públicos, en la primera parte del año hubo una serie de ajustes de precios regulados. Según repasa un informe de Ecolatina, entre enero y junio los combustibles subieron 34%; las prepagas, 14%; la telefonía, 18%; en tanto que electricidad y gas aumentaron 9% y 6%, respectivamente. En la segunda mitad solo quedan pendientes los anunciados aumentos en las prepagas (tres cuotas de 9% y una cuarta en enero de 2022).
“A favor de la desaceleración está la no actualización de tarifas y a priori pareciera que no hay más aumentos de combustibles. Sin ningún salto en el dólar y al ritmo actual uno puede pensar en una inflación en los niveles actuales para lo que resta del año”, apuntó Guido Lorenzo, director de la consultora LCG.
Por otro lado, puede haber problemas en el frente cambiario. El endurecimiento del cepo de comienzos de julio mostró que, en casos de necesidad, el Banco Central prefiere reforzar la restricción de las cantidades en vez de convalidar ajustes en el precio de la divisa. “Si bien esta decisión recorta tensiones en el corto plazo sobre algunos bienes de primera necesidad (básicamente, alimentos y bebidas) que no tendrían problemas en acceder al mercado oficial de cambios, no es gratuita en materia de precios”, anticipa Ecolatina.
Si aumenta el costo de reposición de algunas empresas porque tienen que comprar con dólares propios en el exterior —es decir, dólares valuados hoy a $170—, la inflación se acelerará inevitablemente en los rubros afectados. Esto ya quedó en evidencia al cierre del año pasado y a principios de este: los productos importados saltaron 5,3% promedio mensual entre octubre 2020 y marzo 2021, según el Índice de Precios Internos Mayoristas que elabora el Indec, muy por encima de un dólar oficial, que aumentó 3,2% promedio mensual.
En este escenario, la incertidumbre sobre los costos de reposición se vuelve un factor relevante. Si quienes venden productos importados anticipan que estarán más caros cuando deban renovar el stock, se cubren con una remarcación de los precios.
Si el Gobierno tiene éxito en su objetivo de alentar el consumo —que busca estimular, por ejemplo, con la ampliación del programa Ahora 12— también puede implicar un retroceso en el proceso desinflacionario. Si bien se intenta direccionar el consumo hacia la industria nacional de bienes durables, algunos de los productos incluidos en el programa de cuotas provienen del extranjero (o tienen componentes importados) y generan una demanda de divisas al ser adquiridos.
Cono tercer punto aparece el tema salarial. La reapertura de paritarias, alentada desde el Gobierno por su promesa de recomponer el poder de compra, terminó por ubicar a la mayoría de los acuerdos entre el 40% y el 45%. “El poder adquisitivo tendría su mejor semestre desde 2017, pudiendo fortalecer el consumo de los hogares, pero al costo de una mayor nominalidad. El nuevo equilibrio, entonces, aparece claro: más actividad, pero también precios más altos”, concluye Ecolatina.
Por el momento, los analistas que participan del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que elabora mensualmente el Banco Central espera que la inflación mensual siga descendiendo en los próximos meses: 2,8% en agosto y 2,7% en septiembre y octubre y 2,8% en noviembre, mes de las elecciones legislativas. Después de las urnas, las góndolas volverán a recalentarse: anticipan en diciembre un repunte al 3,1% y en enero, un 3,2%.
DT