El dictamen del proyecto de ley Bases que se aprobó en comisión cambió la iniciativa original que dejaba los aumentos a jubilados en manos de la discrecionalidad del presidente Javier Milei. En la nueva versión se establece que en marzo se aplicará el incremento previsto de la actual fórmula de movilidad previsional, que ajusta cuatro veces por año según la evolución del salario y de la recaudación tributaria en el último trimestre anterior, en este caso de octubre a diciembre de 2023. Y a partir de abril se actualizará mes a mes con un nuevo índice por la inflación de dos meses antes, en este caso la de febrero. Habrá que ver si Milei continúa pagando en marzo y abril el bono discrecional que el gobierno anterior comenzó a dar a las jubilaciones mínimas para contrarrestar la creciente inflación y que él extendió en enero y febrero, aunque con el mismo valor fijo de diciembre, de $55.000.
¿Qué resulta de esta alquimia? No es fácil calcularlo, pero así lo ha hecho Carlos Martínez, economista, investigador y docente de la Universidad de General Sarmiento, experto en seguridad social. Tomó como referencia la inflación prevista por el consenso de consultoras, bancos y think tanks relevados por el Banco Central: 25% en enero, 15% en marzo y 12% en abril. También supuso que Milei continuará pagando el bono de $55.000: no lo quitará porque supondría un azote mayor sobre los jubilados de la mínima, pero tampoco lo actualizará por la inflación que lo licúa para mantener el objetivo declarado de su ministro de Economía, Luis Caputo, de que parte del ajuste fiscal caiga sobre los trabajadores retirados.
¿A qué conclusión llegó Martínez a partir de estas dos hipótesis? Que las jubilaciones mínimas perderían el 33% de su poder de compra si se compara abril próximo -pese a los aumentos de marzo y abril- contra noviembre de 2023, el mes previo al cambio de gobierno, cuando cobraban $37.000 de bono y otros $17.000 de una desaparecida ayuda alimentaria del Programa de Asistencia Médica Integral (PAMI). Es decir, una poda real (ajustada por inflación) de un tercio del haber en los primeros cinco meses de gobierno libertario. Las jubilaciones medias y altas, que no cobran bonos, perderían menos, justamente porque no incluyen estos suplementos licuados por la inflación: verían caer un 19% su capacidad adquisitiva, según Martínez.
Pero el retroceso real ya comenzó antes de abril, según el experto de la Universidad de General Sarmiento. En diciembre, cuando Milei decidió salir con un shock brutal de los precios insostenibles que había dejado la gestión peronista, las jubilaciones medias y altas perdieron 4% contra noviembre. Las mínimas, que contaron con el bono otorgado por el gobierno anterior y pero ya sin la ayuda del PAMI, cayeron menos del 1%. Claro, es que en diciembre tocó el último ajuste trimestral de la fórmula de movilidad actual.
Pero en enero el ajuste será mayor por la inflación prevista. Las jubilaciones medias y altas caerán 20% respecto de noviembre. Las mínimas, el 27%, otra vez por la ausencia del bono del PAMI. Para febrero, los primeros habrán perdido ya 35% en tres meses de administración libertaria y los segundos, 38%. La menor brecha entre unos y otros obedece a la licuación del bono de $55.000.
En marzo, con el aumento dispuesto por la fórmula de movilidad restablecida por el peronismo en 2020, en términos nominales los haberes subirían 35%. Pero en parámetros reales las jubilaciones medias y altas seguirían por debajo de noviembre, un 23%, y las mínimas, aun si sigue el bono de $55.000, quedarían en un nivel 40% inferior. ¿Por qué, pese a cobrar más pesos, van a comprar menos? Porque la fórmula ajustará en marzo de acuerdo con lo que subieron salarios y recaudación en el último trimestre de 2023, pero no tendrá en cuenta la inflación galopante de enero y febrero.
En abril, con la nueva fórmula de movilidad -si es que la aprueba el Congreso-, la pérdida de la capacidad de compra respecto de noviembre se acotará un poco porque se tendrá en cuenta la inflación de febrero y se supone que el alza de precios irá moderándose. Si la inflación no queda domada, la poda será mayor a la calculada por Martínez.
Está claro que el empobrecimiento de las personas mayores tampoco comenzó con este gobierno. Ya vienen perdiendo desde tiempos de Mauricio Macri (2015-2019) y continuó para un tercio de ellos con la presidencia de Alberto Fernández, con Cristina Fernández de Kirchner como vice y Martín Guzmán y Sergio Massa como ministros de Economía. El profesor de la Universidad de General Sarmiento también hizo los números. En los cuatro años de gestión Macri, los haberes cayeron 23%. En la de los Fernández, los medios y altos, que no recibieron bonos y representan un 36% del total, perdieron todavía más: 37%. En cambio, los de la mínima, el 64% del total, lograron, entre el bono y la ayuda del PAMI, una mejora del 5% de 2019 a 2023.
AR