Entrevista

Matías Kulfas: “El riesgo para el Gobierno es otro salto cambiario por quedarse sin divisas y que haya un rebrote inflacionario”

Matías Kulfas pretendía como ministro de Desarrollo Productivo del gobierno de Alberto Fernández impulsar diversos sectores, incluidos algunos de los que ahora promueve Javier Milei, como hidrocarburos y minería, y otros como los autos eléctricos, que no aparecen en agenda, a diferencia de Brasil. Pero el ahora director del doctorado en economía de la Universidad de San Martín y socio de la consultora Audemus disiente con los beneficios que considera excesivos del Régimen de Incentivo de Grandes Inversiones (RIGI). Renunció como ministro en 2022 tras varias peleas con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y ahora traza vínculos con dirigentes peronistas del interior, como el diputado santafesino Marcelo Lewandowski, pero también con radicales como Facundo Manes o referentes díscolos del PRO como María Migliore, exministra de Desarrollo Humano de la gestión de Horacio Rodríguez Larreta.

-Usted ya habló varias veces sobre su salida del gobierno del Frente de Todos, pero quería preguntarle qué autocrítica hace de su gestión...

-Siempre reviso las cosas que hago cotidianamente. Algo que me faltó fue dedicarle más tiempo a conversar con un montón de dirigentes políticos del Frente para explicar mejor, mano a mano, las cosas que estábamos haciendo, el diagnóstico que teníamos y el rumbo. Hoy converso con mucha gente que por ahí tiene alguna percepción negativa sobre cosas que hacíamos y cuando se las explico, toma otra dimensión de la crisis que estábamos viviendo, los problemas que significó la pandemia, lo que significa un modelo económico que necesita claramente un salto productivo. Es imposible pensar que los salarios en Argentina pueden crecer sostenidamente si no mejora la productividad, que es algo realmente básico, pero para mucha gente no está del todo claro. No estoy diciendo con esto que a lo mejor el resultado hubiera sido diferente.

-¿Y cómo ve la receta económica de Milei?

-El Gobierno está en un problema muy serio en este momento. En abril o mayo modificó el timing de su programa económico y eso te está haciendo problemas muy serios. Argentina es una economía bimonetaria: conviven el peso del dólar, el peso para transacciones habituales, el dólar es la moneda de ahorro y de referencia. El Gobierno focalizó los esfuerzos en resolver el problema de la caja de pesos y efectivamente tiene resultados para mostrar. Tiene superávit fiscal. Después discutimos si querés a qué costo y con qué efectos, pero lo consiguió y se embarcó en un programa monetario muy restrictivo.

El problema es que esa es una de las partes del problema de la inflación. La otra, que es igual o más importante, es la caja de dólares, que está en una situación dramática. El Gobierno arrancó con una situación muy débil, con reservas netas negativas de US$10.000 millones. Logró rápidamente con un conjunto de medidas administrativas, con un poquito más de cepo cambiario, posponer pagos y reestructurar la deuda comercial, y eso le permitió llegar a prácticamente un nivel de reservas netas cero. Entendimos todos que era un puente hasta conseguir financiamiento internacional y la liquidación de la cosecha gruesa. Pero estas dos cosas no ocurrieron.

La cosecha se liquidó muy parcialmente. Hay muchos productores que retuvieron el producto y no liquidaron. No hubo ningún financiamiento internacional, ni de organismos, ni de fondos privados, como se esperaba que la gestión de (Luis) Caputo consiguiera. Y además se equivocaron en acelerar la baja de la inflación con un tipo de cambio recontra apreciado. El presidente dijo que es una estupidez hablar de atraso cambiario, que es imposible conocer el tipo de cambio de equilibrio, que los hablan son fatales arrogantes.

Yo lo que veo, para citar un solo ejemplo, es que ha habido ocho kilómetros de cola en la frontera con Chile para ir a comprar. Fueron 80 cuadras de fatales arrogantes. Evidentemente hay un problema de atraso cambiario que se expresa en un montón de elementos. Es un atraso cambiario inducido, no se fue gestando por efectos benéficos, no hubo ingreso de capitales o una fuerte liquidación de exportaciones. Vemos ahora un mecanismo de intervención que eligió el ministro de Economía, disfrazado de programa monetario destinado a la emisión cero. En las últimas semanas le costó cerca de US$1.000 millones, con lo cual el programa se va agravando. Ahora estamos en menos US$6.000 millones de reservas. No es sostenible. El riesgo es que en algún momento, más tarde o más temprano, tengas otro salto cambiario por quedarte sin divisas en la caja de dólares y eso implique un nuevo rebrote inflacionario. El programa tiene un montón de problemas de corto plazo y probablemente se vean sus efectos en los próximos meses.

-¿El riesgo es el rebrote inflacionario o que para evitar ese rebrote se fuerce una recesión que cada vez sea peor, al estilo Grecia, que también estaba atada a una moneda fuerte, el euro?

-El clima recesivo está instalado y no se revierte. No creo que haya ninguna recuperación ni en V ni en ninguna letra. La economía tocó fondo en marzo y desde ahí algunos sectores empiezan a recuperar lentamente y otros alternan un mes de crecimiento con otro de caída. Veo una economía que se cayó al fondo del mar y bucea en el fondo del mar. No está saliendo. La política monetaria va a complicar esto más. Pero sobre todo me parece que el gran riesgo que el gobierno tiene es un posible salto cambiable.

Los procesos de estabilización, lo muestra la historia, llevan tiempo. Siempre me acuerdo de 1989, que que era más grave por la hiperinflación. (Carlos) Menem asume en julio, empieza con el famoso plan Bunge y Born. La inflación estaba en torno al 100% mensual. Hacen un programa parecido a este, que básicamente era primero un salto cambiario, suba de tarifas, baja el déficit fiscal. En octubre estaba en 5,5% la inflación. En noviembre se le volvió a complicar, en diciembre lanza el plan Bonex y en marzo de 1990 hubo hiperinflación nuevamente. Además hay un montón de problemas asociados al superávit fiscal por la ruptura de contratos en el sector energético.

-El ajuste pareciera que dejó de ser mala palabra, Mauricio Macri no quería decir la palabra en su campaña de 2015 y ahora viene un gobierno con un outsider de la política y de repente hace un ajuste que hasta le saca los remedios a los pacientes de cáncer, pero nadie hace demasiadas protestas...

-Esto suele pasar cuando cuando se van creando tabúes. De repente aparece uno que que le saca el velo al fantasma y y termina pasando de largo sin mayores inconvenientes. Yo creo que es para que la política en su conjunto haga una buena autocrítica. Yo rechazo el ajuste que está haciendo Milei, pero sí creo que que un país que no tiene acceso al financiamiento, que se quedó sin reservas, no le queda otra que tener equilibrio fiscal. Me parece que el ajuste de Milei fue exagerado, inhumano porque esto es sacarle los remedios oncológicos a pacientes de cáncer es algo demencial.

Además, hay un montón de temas que no resolvió: el esquema tarifario de energía está mal hecho. Pero, más allá de esta cuestión, sin duda tomo tu punto. Y lo digo para el peronismo, que es la fuerza política a la que pertenezco.He discutido mucho esto internamente y públicamente. En mi último libro hice referencia al programa económico de Perón de 1952, porque él tenía una Argentina que estaba con un 50% de inflación. Implementó un plan con medidas monetarias y fiscales, algunas ortodoxas y otras heterodoxas, y bajó la inflación al 5% anual hasta que fue derrocado. No es que hablar de ajuste macroeconómico es una mala palabra de derecha.

Si vos querés un programa de crecimiento y justicia social, necesitás tener estabilidad macro, porque eso es lo que te permite que se dinamice la inversión, se creen empleos de calidad, que puedas crecer y distribuir los frutos de ese crecimiento. En eso el peronismo se debe una profunda autocrítica. Hay sectores que siguen pensando que podés tener déficit fiscal sin ningún tipo de límite. Pero Milei piensa que el ajuste fiscal arregla todo y está claro que no es así, que no arregla la macro y si lograra estabilizarla, le va a llevar un tiempo importante y tampoco resuelve los problemas serios que tiene Argentina en términos productivos y distributivos.

-¿Qué modelo productivo plantea Milei con su RIGI, que eligió siete sectores: minería, hidrocarburos, tecnología, forestal, acero, turismo e infraestructura?

-Milei no tiene ningún modelo productivo en la cabeza porque él es un fundamentalista de mercado. Él piensa que el mercado librado a sus fuerzas va a tener las mejores condiciones para asignar los recursos y que eso va a generar de por sí un proceso de desarrollo autónomo. La historia mundial muestra que esto no es así, que el mercado es importantísimo, pero las mejores experiencias son aquellas que articulan buenas políticas públicas con dinamizar la inversión privada.

El modelo que se deriva de este fundamentalismo de mercado es una economía mucho más chica, donde un tercio de la actividad industrial está en serio peligro de achicarse o desaparecer. Otro tercio va a sufrir un ajuste importante. Vamos a crear una economía de commodities agrarios, energéticos e industriales con poco valor agregado, con poco espacio para la producción industrial de mayor contenido tecnológico. El RIGI es un sustituto imperfecto y exagerado para compensar los problemas macroeconómicos de Argentina de inestabilidad y ruptura de contratos. Ninguna empresa pedía tanto.

A los inversores que están dando vuelta con el RIGI los conozco a casi todos y sé lo que necesitaban y era mucho menos que lo que dice el RIGI. Tiene que ver con con el acceso a divisas, porque es obvio que una empresa minera que va a invertir US$4.000 millones en Argentina tiene que asegurarse que cuando empiece a exportar pueda pagar las deudas que contrajo. Con mucho menos se podría haber logrado lo mismo. Más allá de eso, en Milei no hay ninguna visión estratégica respecto al desarrollo de proveedores. Las mejores experiencias te muestran que está bueno desarrollar la minería, pero si no trabajás en que se genere un buen desarrollo de proveedores nacionales, industriales, tecnológicos y les das condiciones para que exporten en bruto, sin ningún contenido nacional, sin comprar nada en el país, es muy probable que se convierta en un enclave extractivista más que en un una palanca para el desarrollo.

-Además hay sectores industriales que quedaron afuera del RIGI como el automotriz, que necesita reconvertirse al auto eléctrico y que ve cómo en Brasil se invierten US$20.000 millones...

-Para mí lo correcto era lo que intentamos hacer, pero que por las diferencias internas dentro del peronismo fue imposible: tener para estos sectores regímenes especiales, un esquema para el gas natural licuado (GNL), otro para las inversiones mineras. Por no haber logrado esa cohesión interna termina Milei con esto, que es totalmente disruptivo y además habla de cosas innecesarias, como facilitar el acceso a las importaciones. Si eso se imponía para el sector automotriz, rompía el esquema de integración regional que existe con Brasil.

La política industrial moderna es distinta al esquema que plantea el RIGI, también es muy diferente a las políticas de proteccionismo, cierre de fronteras, que tampoco es el camino en este momento. Sí creo necesario, como planteamos con la electromovilidad, trabajar en crear capacidades productivas co algunos beneficios fiscales atados a resultados o algunos subsidios directos para que pueda haber una reconversión a los desafíos del siglo XXI y generando empleos genuinos vinculados a estas nuevas tendencias.

-Políticamente, ¿con quién se ve hoy en día?

-Soy una persona de diálogo con un montón de gente del peronismo, sobre todo del interior, de muchos que comparten esta mirada llamémosla productivista o desarrollista. También converso con gente de otras fuerzas políticas. Este problema también lo ven sectores del radicalismo, incluso del PRO, que no están para nada contentos viéndolo a Macri abrazado a Milei diciendo que quieren irse a vivir juntos.

Me interesa cada vez menos discutir este lo que pasó, porque no nos vamos a poner de acuerdo nunca en en los errores del pasado. Sí me interesa discutir para adelante. ¿Este creo que va a ser más constructivo y productivo, discutir qué proyecto económico y bueno, yo creo que es un proyecto que tiene que tener una base fuerte en la estabilidad, en que tiene que ser sostenible y en un plan productivo, porque si vos tenés estabilidad y no viene de la mano de un despegue productivo, eso dura poco.

-Me acuerdo que el año pasado yo lo consulté porque había me había llegado la información de que tenía diálogo con Facundo Manes, que dentro del radicalismo es de los pocos que se opuso a la ley Bases, y hace poco lo vi en una conferencia con María Migliore. ¿Cree que para enfrentar a Milei, así como Lula da Silva debió aliarse con Geraldo Alckmin, su antiguo rival, para enfrentar a Jair Bolsonaro, aquí hay que hacer una gran coalición?

-Tanto Facundo Manes como María Migliore me parecen dos dirigentes muy buenos con los cuales con mucho gusto trabajaría. Coincido filosóficamente en un montón de cosas. En el caso de Migliore, creo que tuvo una gestión excelente en materia social en la ciudad de Buenos Aires. Pero no creo en las grandes coaliciones anti algo, ya vimos que no ha funcionado.

Las coaliciones hay que armarlas sobre la base de un programa de gobierno muy claro, no acumular dirigentes. Que haya ganado un personaje tan disruptivo como Milei te marca que la gente se cansó y probablemente con mucha razón de la frustración de años sin crecer, con problemas serios de empleo, con una inflación al alza, se cansó de la idea del Plan Platita cortoplacista, porque la plata cada vez vale menos. Entonces lo que dice es “dame un horizonte, una perspectiva de mediano largo plazo de que puedo volver a tener un trabajo, estabilidad, ahorrar, comprarme la casa”, cosas que se han perdido.

-O sea que usted pone en duda que Milei baje la inflación y gane las elecciones que viene...

-Le falta un montón para las elecciones de 2025. Primero, Milei tiene que resolver el problema que tiene hoy con el dólar. Difícilmente pueda llegar a las elecciones de 2025 sin otra ronda de saltos cambiarios y nueva suba de la inflación, lo cual no quiere decir que finalmente logre controlarla. Va a haber modificaciones necesariamente sobre este esquema macroeconómico. Y después está la cuestión política, porque puede ser que logre todo eso y que después esto se traduzca en un apoyo masivo parlamentario habrá que verlo.

-Usted el año pasado estaba con la precandidatura presidencial de Daniel Scioli, ¿qué opina de su giro libertario?

-Me pareció muy, muy triste lo que hizo Scioli. Hace años venía trabajando en el peronismo. El año pasado, en algún momento, cuando estaba el escenario abierto, se planteó como un posible candidato. Yo conversé con él, que se interesó en mi último libro, 'Peronismo para el siglo XXI'. Me pidió que le acercara algunas propuestas vinculadas a eso. Finalmente su candidatura se cayó muy a último momento porque se encontró una fórmula de unidad en torno a (Sergio) Massa. Scioli eligió un camino, está bien, le servirá, no tengo mucho más para decir.

DM/AR