Hace una semana empezó la temporada más intensa de trabajo para Mariano Marqués, que transporta granos en su camión con acoplado. Es que arrancó la cosecha gruesa, la de soja y maíz, encarecidos por la guerra de Ucrania, y él trabaja en la llamada zona núcleo, la treintena de partidos de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba más fértiles del país. Este miércoles había conseguido cargar en San Pedro 100 litros gasoil normal a su tanque de 700. Al día siguiente ya no consiguió más allí ese combustible, que vale $ 114 por litro, y sólo le ofrecieron el premium, a 145. “Me vine a Baradero (a 33 kilómetros de San Pedro y 152 de la ciudad de Buenos Aires) y le eché 6.000. Hoy le puse 5.000 pesos, que son 40 litros, pero me alcanza sólo para 100 kilómetros, y yo hago 200 por día, desde el campo hasta el puerto. Veo una estación y paro a cargar por las dudas, es un dolor de huevos, pero tenemos miedo de quedar parados en casa o en cualquier lado”, admite subido al volante Marqués, que llega a la estación de servicio Puma de la entrada de Baradero tras cargar granos en Pérez Millán (partido de Ramallo) para llevarlos al puerto de Zárate. En toda la región pampeana rigen los cupos al diesel.
Marqués es uno de los transportistas de granos que, al igual que los productores agropecuarios, enfrentan la escasez mundial de gasoil tras las sanciones occidentales a la potencia petrolera de Rusia por la invasión de Ucrania. Está afiliado a la Federación de Transportadores Argentinos (Fetra), que convocó a un paro para este lunes por el racionamiento en el dispendio del diesel y su encarecimiento en ciertas estaciones de servicio. Marqués adherirá: “Yo voy a parar. No debería parar porque si no trabajo, no cobro, pero paramos porque no hay gasoil, porque pagamos peajes para entrar en puertos llenos de pozos que te destrozan el camión, por la falta de seguridad que hay cuando vas a Rosario... cuando estás parado en el puerto te roban granos y el seguro no te cubre”.
El transportista ansía que los cupos que imponen las estaciones no se agrave en la Semana Santa. Recuerda cuando hace más de diez años había colas de camiones sin poder moverse. Por ahora nada de eso se ve: sólo vehículos que cargan con más frecuencia. Aquellos eran los tiempos del secretario de Comercio Interior K Guillermo Moreno, que en 2006 prometió que iba a “llover gasoil” pero nunca cumplió. Sólo a partir de la estatización de YPF en 2012, la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner permitió los aumentos de precios de combustibles y se normalizó el abastecimiento. El gobierno de Alberto Fernández congeló los valores por la pandemia y comenzó a subirlos a fines de 2021, tras las elecciones, pero ahora hay presión por un salto a partir de que en el mundo se encareció por la guerra y la Argentina necesita importar un tercio de lo que consume. Este viernes, YPF anunció compras extra de diesel del exterior por 150 millones de litros en abril y 100 millones en mayo. Al igual que históricamente ha sucedido en la Argentina, y tal como lo hacen también sus competidores privados, YPF importará a pérdida y la compensará con otros de sus negocios, pero ahora el rojo resulta mayor por el aumento del petróleo en el mundo. El barril del mar de Brent costaba 78 dólares a principios de año; US$94 el 23 de febrero, antes de la invasión rusa; tocó los US$127 tras el estallido y ahora se ha acomodado en US$102.
Sentado en la tienda de la estación Axion de Baradero, su abogado y apoderado, Pablo Fallet, advierte que esa petrolera (propiedad de la británica BP, la china CNOOC y los Bulgheroni) comenzó a imponer un cupo al gasoil común desde enero pasado. En abril, le tocó una cuota de 84.000 litros y por primera vez le pusieron otra para el premium, de 36.000. Entonces Fallet se da vuelta y le impone un cupo de 100 o 150 litros a los clientes no habituales y de 1.500 a “los de toda la vida”, esos que antes cargaban de a 3.000 cada dos semanas. “Hay chacareros que están acopiando porque no saben si van a aumentar el precio o si van a entregar”, comenta el estacionero. ¿Cómo reaccionan los consumidores ante el racionamiento? “Lo entienden. No es la primera vez que hay escasez, había en los tiempos del kirchnerismo, pero nunca se dejó de levantar la cosecha. Además, nosotros no aumentamos los precios, como hicieron en otros pueblos. Y por ahora no se llegó a un extremo. Pero este año hay temor porque tenés que importar en plena guerra. Y los perjudicados somos los de siempre. Las empresas grandes van a esperar hasta aumentar el precio”, vaticina Fallet, preocupado porque este jueves esperaba que le llegaran 14.000 litros de la refinería de Axion en Campana, pero recibió 6.000. La Federación de Acopiadores ha alertado que en el norte de la provincia de Buenos Aires algunas estaciones venden el diesel a 140 pesos, mientras que en Córdoba llega a 170.
Pablo Roller es un ingeniero agrónomo que se dedica al ganado y la agricultura en Baradero, aunque también asesora campos en Uruguay. Carga en la Puma de entrada a su localidad: “A mí me entregaron hasta marzo la mitad y para abril me van a entregar un tercio de lo que había pedido. Esperemos que cumplan la promesa. Normalmente, uno siempre tiene algo en stock, pero lo estamos consumiendo. El despelote va a ser después de Semana Santa. Va a a ser un sálvese quien pueda, una puerta 12, porque la cosecha ya arrancó a pleno. Todo el mundo está tratando de acopiar y pidiendo más de lo normal. Y las estaciones de servicio no tienen y eso preocupa porque vos podés cosechar, pero si no tenés los camiones para transportar, es complicado también”. Hasta esa estación Puma llegan camiones de otros pueblos donde también escasea el combustible. Pero el parate se puede evitar si, a pesar de las demoras, los funcionarios y las petroleras comienzan a organizarse para responder a un shock inesperado.
AR/CC