“No se cosecha nada y largamos a los animales a comer algo de lo verde que quedó”: por la sequía levantan un tercio menos del maíz y la soja que en 2022

Federico Schäfer, un ingeniero de alimentos de Castelar, comenzó hace diez años a apostar a un proyecto ganadero en tierras de su familia y otras alquiladas en Navarro, a 128 kilómetros de auto de la capital. Hace ocho años dejó una carrera ascendente de nueve años en PepsiCo para concentrarse en su negocio y hace dos que coordina en la Argentina la Alianza del Pastizal, una organización sudamericana que promueve la cría y el engorde de las vacas con pastos naturales, a la vieja usanza, sin contribuir al calentamiento global, y no con derivados de maíz y soja en corrales o feed lot. “Hace diez años que estoy y nunca una sequía nos golpeó de esta manera. Gente que hace 60 años está en la zona nunca tuvo una sequía de estas características”, compara Schäfer con las de 1999/2001, 2009, 2012 o 2018, años de secas que derrumbaron la economía argentina.

De las 77 hectáreas que alquila en un campo, seis las destina para cultivar maíz. Parado al lado de las plantas entre amarillentas por los meses de seca y verdes por recientes lluvias, con choclos que casi no desarrollaron granos, acostumbrado a los mosquitos que lo rodean, Schäfer cuenta: “Este es un maíz que se iba a utilizar picado. O sea, se deja crecer la planta, se deja de desarrollar el choclo, el maíz adentro de la planta, y después se pasa una máquina que pica completamente la planta entera con el choclo. Eso va adentro de un silobolsa, que se abre en el invierno y las vacas consumen directamente de ahí. Nosotros esperábamos sacar un poco más de una bolsa de 60 metros. Más o menos esta es una zona que debería rendir algo de 10.000 mil kilos por hectárea por año. Pero en este momento no podemos sacar nada, no se cosecha nada. Lo que estamos haciendo acá es que largamos a los animales para que consuman algo de lo verde que quedó, para no tener directamente desperdiciada toda la planta”.

Schäfer no es el único productor agropecuario al que no le vale ponerle gasoil a la cosechadora para recolectar tan poco. La cosecha gruesa, la de soja y maíz, de la que dependen no sólo las exportaciones sino toda la endeble economía argentina, arrancó a mediados de marzo y durará hasta junio y se calcula que estarán levantándose 62 toneladas, según la nueva rebaja de previsiones que difundió este jueves la Bolsa de Comercio de Rosario. Esto significa una caída del 31% respecto a lo cosechado en 2022 y un 39% menos que lo que se preveía recolectar cuando se sembró.

En el campo se habla de maíz y soja de primera para referirse al que se planta en septiembre y de segunda para el que se esparce en diciembre. “Lamentablemente fue imposible hacer un maíz de primera”, cuenta el productor de Navarro. El terreno era todo polvo por la seca. “Después de una pequeña lluvia que hubo allá por diciembre, se intentó hacer una siembra para lograr un maíz de segunda, pero después no llovió más y nos afectó muchísimo. Acá las últimas dos grandes sequías que hubo fueron esta y en 2008. Estamos en una cuenca lechera muy cerca de la laguna de Navarro, que está completamente seca, como pasó pocas veces. Por lo menos hace 100 años que no hay un déficit de estas características. En la zona hubo un gran problema: bajó la vertiente, bajó la napa y muchísimos molinos y bombas de las casas dejaron de chupar.”

¿Cómo hará Schäfer para alimentar sus vacas si ahora están comiendo lo poco que quedó verde de todo lo que necesitaban en invierno? Difícil comprar maíz a otro productor. “Primero que hay poco y además es muy caro. Lo que voy a hacer es vender animales para que no se me mueran de hambre en el invierno, porque en este momento no tengo nada con qué suplementar el bache de poco pasto del invierno. Tengo que sacar animales del campo. Yo tengo cargas de 250 animales promedio y paso a tener 40 o 50. Bajo drásticamente cinco o cuatro veces la cantidad de animales para pasar el invierno sin que se me mueran”, cuenta el ganadero, aunque al menos rescata que sale menos perjudicado de la seca que otros colegas por su técnica: “Nosotros hacemos pastoreo racional. Somos parte de la Alianza del Pastizal, producimos teniendo en cuenta los ciclos y por eso no nos afectó tanto. Igual nunca me pasó personalmente de tener que vender animales porque no me alcanzaba la comida. Pierdo rentabilidad porque tengo que vender animales cuando en otro año yo tendría por ahí el doble o triple de animales arriba del campo. O sea, tengo que bajar la carga y esperar a ver que pase el tiempo y que vuelva a llover, como para volver a hacer números y verificar a ver si me conviene o no volver a comprar animales”.

“La ola de calor de marzo sobre el escenario de sequía deja los peores rindes nacionales de los últimos 15 ciclos agrícolas”, advirtió el último reporte de la Bolsa de Rosario. “Fue de por sí un evento climático catastrófico para la soja y el maíz 2022/23. Los resultados de la cosecha son peores a los esperados”, completó. La entidad santafesina calcula que la Argentina perderá exportaciones por US$ 15.700 millones, el Estado dejará de percibir impuestos por US$ 6.300 millones -lo que complica el ajuste fiscal que pide el Fondo Monetario Internacional (FMI) y que intenta el Gobierno para reducir la inflación-, el campo resignará US$ 14.100 millones y la economía en su totalidad, US$ 19.200 millones.

Además de los productores, el Estado recaudador y el Banco Central flaco de divisas, la mala cosecha ya está impactando sobre todo en los empresarios y trabajadores del transporte de granos. En Navarro, el transportista Luis Falcán ya no encuentra trabajo y por eso se fue con su camión hacia el sur, a tierras con algo más de cosecha. Ahora anda por Balcarce. “Mirá, tuve que salir a trabajar a otras zonas que están mejor, pero el precio del flete es el mismo del año pasado con un aumento de combustible, gomas, seguros, todo lo que involucra el mantenimiento, de un 60 a 80%”, cuenta Falcán. “Estamos en una muy mala situación. Laburé en Navarro en diciembre la cosecha de trigo pero con 50% menos de viajes. Después estuve sin laburar 60 días y vine a hacer girasol al sur un mes y me quedo acá a hacer la soja y maíz. La sequía en la zona más productiva nos afectó mucho. Si a eso le sumás la gran inflación que sufre el país, el panorama es muy desalentador.”

'La ola de calor de marzo sobre el escenario de sequía deja los peores rindes nacionales de los últimos 15 ciclos agrícolas', advirtió el último reporte de la Bolsa de Rosario

La Federación de Transportadores Argentinos (Fetra), que el año pasado protestaba por la falta de gasoil para trasladar la cosecha, ahora pide a la Nación, las provincias y los municipios ayuda porque no tiene granos que transportar. Además sus camiones son difíciles de adaptar a otras mercaderías. “Fetra solicita se declare el transporte de granos en emergencia”, tituló un comunicado de Fetra referido a alivios de impuestos y deudas. “Este sector compuesto en su mayoría por microempresas familiares diseminado en toda la zona productiva y siendo el parque automotor más numeroso del país depende casi en forma exclusiva del movimiento de los granos, constituyendo en sus economías regionales uno de los principales dinamizadores. Es decir en las ciudades y localidades que se sostienen principalmente con la actividad agrícola-ganadera el camión es una de las fuentes de ingresos más importantes”, agregaron en Fetra.

“Las economías regionales están paralizadas por la baja actividad en los pueblos, el transporte”, lamenta el presidente de la Federación Argentina de Entidades de Transporte y Logística (Faetyl), Juan Domingo Aguilar. También está afectado el trabajo de los prácticos que con sus embarcaciones guían a los grandes buques que llevan los granos y sus derivados a China, India, Vietnam, Corea del Sur, Argelia o la Unión Europea. “Hay camiones parados, no aptos para otro tipo de carga. También golpea a las estaciones de servicio, a las gomerías, a los talleres mecánicos”, cuenta Aguilar. En las petroleras aún no cerraron los números de marzo, pero en febrero la menor cosecha de trigo dejó su estela y en las estaciones se vendió 3,5% menos de gasoil que en igual mes del año pasado, según relevamientos entre varias firmas. En los comercios del interior recién comienza a sentirse el golpe, según el secretario de prensa de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Salvador Femenía.

AR